Nos hemos pasado años soñando con dispositivos sin botones. Me declaro culpable. Pantallas táctiles por todas partes, interfaces limpias y minimalistas. Parecía el futuro. Pero algo cambió.
Hace un año los iPhone 15 Pro estrenaron un botón de acción. Personalizable para reemplazar al interruptor del silencio. Hace dos, el Apple Watch Ultra estrenó ese botón en sus relojes. Es útil y conveniente, lo sé por experiencia propia.
Ahora tenemos el botón de control de cámara en los iPhone 16. No hace mucho vaticinábamos un futuro marcado por un iPhone sin botón alguno. Parecía algo inevitable. Y deseable. Incluso filtrado. Pero en dos años, el iPhone ha ganado dos botones.
Fuera del ecosistema de Apple, los teclados mecánicos están más de moda que nunca. Llevamos años escuchando que el portátil del futuro no tendrá un teclado físico, y algún modelo así ya ha llegado. Sin embargo, el mecánico arrasa.
Un producto como la Stream Deck también está ganando adeptos, y no solo entre gamers y streamers. Sirve hasta para la productividad. Y solo es un panel con botones configurables.
Ni hablemos de los coches. Años y años asumiendo un futuro inevitable con un salpicadero dedicado a la pantalla o reemplazos táctiles para los botones físicos, y muchas marcas ya están reculando.
Los reguladores europeos también van a penalizar esa práctica. Hasta alguien que viene de una empresa tan decididamente minimalista vaticinó hace años que los botones físicos volverían a los coches.
¿Qué está ocurriendo? Que después de todo, los botones son geniales. Ofrecen un control inmediato y no tenemos siquiera que mirarlos para usarlos. Son fiables, dan una retroalimentación física perfecta.
Las interfaces táctiles son elegantes y enamoran, pero a menudo también son frustrantes. Hay botones que han sabido integrar lo mejor de los dos mundos y son aún mejores que un botón, y mucho mejores que un icono en una pantalla táctil.
El regreso de los botones no es un paso atrás, es el refinamiento fruto del aprendizaje que da la experiencia real. Es un equilibrio entre estética y funcionalidad.
La tecnología debe adaptarse a nosotros, no al revés, y pese a que la bola de cristal se empeñaba en hacernos creer lo contrario –con éxito–, al final del día preferimos tener botones a mano. Larga vida a los botones.
Imagen destacada | Apple
En Xataka | El propietario de este Tesla Model X estaba harto de tanta pantalla. Así que le añadió un montón de botones
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