Los caminos de HTC son inescrutables y los stands del MWC cada vez más Vive, pero la marca siempre deja sitio para sus propuestas de smartphones y, lejos de poner pausa en una división que desde hace tiempo no le da muchas alegrías, se mantiene con no pocos terminales. Nosotros hemos aprovechado para pasar a probar el que nos faltaba de los U11 y hemos realizado una toma de contacto del HTC U11 Eyes.
Repasando las líneas de smartphones de la marca tenemos una unificación tras eliminar la línea M de los topes de gama y jugar con la U que iniciaron los primeros HTC U Play y U Ultra (2016). En 2017 la marca lanzó, además de las renovaciones de estos dos, dos topes de gama, el HTC U11 y el HTC U11+, dos de gama de entrada (HTC Desire 10 Compact y HTC One X10), y dos de gama media, el HTC U11 Life y este HTC U11 Eyes de dos cámaras frontales. Se trata por tanto de una opción media con Sense y de nuevo lo que los taiwaneses parecen querer consolidar como la nueva marca de la casa: los marcos flexibles.
Despejando frontal y manteniendo el arco iris en la trasera
Esta “nueva” HTC de la línea U también se ha ido caracterizando por unos colores llamativos y ese acabado “charol” que ahora es tendencia. Algo que vemos en este terminal de 6 pulgadas y unas líneas de diseño parejas a sus predecesores, así como los acabados.
Lo que también se repite es la trasera de plástico (al menos con respecto al U11 Life), con esa facilidad para que nuestras huellas pasen a formar parte de la decoración de la parte trasera del terminal. El toque del que presumen, no obstante, es de que según refleje la luz el terminal tiene un matiz (en el caso del rojo, el que usamos más de modelo para las fotos, podía coger tonos más cobrizos o dorados), un reclamo quizás más destinado al público juvenil asiático.
Aspecto juvenil, de hecho, el que dan los colores, que en este caso acompaña a otro de los principales reclamos (si no el único): la doble cámara frontal. Dos lentes que de insertan en un marco bastante reducido, sin llegar a los porcentajes de quienes extreman en este aspecto (y sin recurrir a esa muesca que ya tanto hemos visto en el Mobile World Congress de este año) pero quedando en un 78,4% nada despreciable.
Este panel con ratio 18:9 tiene buenos colores y contraste, con una calibración y detalle que en estas primeras pruebas no dejaron que desear. Son 1.080 x 2.160 píxeles de resolución que son más que suficiente para dar una buena experiencia de visualización de contenido, y faltaría ponerlo a prueba en más situaciones y escenarios para ver si el nivel de brillo máximo es suficiente y si no ocurre como en el U11 Life y el ajuste de brillo automático trabaja bien.
Android "impuro" al más puro estilo HTC y dos cámaras subjetivas
El terminal para autofotos, a diferencia de su hermano el U11 Life, no va con Android One, sino que sobre el sistema de Google (en su versión estándar) está la capa de personalización de HTC, Sense. Algo que nos sorprendió de aquel terminal fue que pese a llevar ese software mostraba un comportamiento errático y algunos problemas y limitaciones (por ejemplo, no poder instalar alguna app). En éste no hemos podido instalar software, pero si manejarlo durante un tiempo y pese a llevar la capa de los taiwaneses no experimentamos ninguno de estos problemas.
Este U11 Life no acababa de ir fluido del todo: las transiciones y el despliegue de la multitarea arrastraban ligeramente, no tanto como para molestar pero sí lo suficiente como para percibirlo. Pero lo dicho: ni cierres inesperados ni nada que llamase la atención en este sentido, ni tampoco calentamiento tras haber usado la cámara, etc.
La cámara, por cierto, siempre podemos probarla poco y en un solo escenario. Las fotos con la trasera mostraban la pérdida de detalle esperada en un móvil de gama media y en un entorno así, con elementos en movimiento alejados y contrastes bastante fuertes. En esa situación el que era una ayuda era el modo manual, evitando la subexposición que aparecía en según qué iluminación, además de que permite reducir la distancia mínima de enfoque (las macros salían bastante bien paradas).
El vídeo a máxima resolución (4K) es muy exigente y da tirones, aunque quizás no pase en otros entornos y la estabilización óptica es un plus, aunque no puede aplicarse en todas las calidades y tampoco vimos que ayudase demasiado. Faltará ver si esta estabilización trabaja mejor en otras condiciones (o en un móvil menos toqueteado) y si se nota en las fotos nocturnas.
¿Y los selfies? Con dos sensores de 5 megapíxeles lo que promete HTC es que el usuario pueda elegir la profundidad de campo de sus autorretratos, es decir, que tenga un modo retrato en el que el desenfoque se elija durante el disparo o bien a posteriori. De nuevo matizamos que las pruebas son limitadas en las tomas de contacto, pero no vimos un modo retrato demasiado realista y su aplicación era errática.
Ninguna sorpresa en los puntos débiles: con algo de sobreexposición el pelo se convertía en un borrón importante, si bien cuando había más contraste lograba salir más o menos bien parado. Las fotos con el modo automático, no obstante, eran bastante buenas teniendo en cuenta los sensores y las condiciones, incluso con un detalle por encima de lo esperado, y el flash de pantalla no tiene un tono blanco, sino algo más cercano a la tonalidad de la piel, de modo que no queda agresivo aunque lo activemos con luz abundante.
¿Y los marcos? También, el U11 Eyes, como sus familiares cercanos, tiene Edge Sense, o lo que es lo mismo, unos marcos estrujables para poder realizar acciones rápidas como abrir la cámara. No obstante, en este caso cuesta bastante estrujarlos y casi podría ser que fuese menos rápido o cómodo que abrir la app correspondiente por el método tradicional (un par de taps, quizás un swipe).
HTC U11 Eyes: un anzuelo para quien sólo tiene ojos para lo ojos de su móvil
Parece evidente que el mercado pide algo muy claro en cuestión fotográfica: lejos quedó (por suerte) aquella guerra de los megapíxeles y la errónea idea de "cuantos más, mejor", pero a lo que parece que le queda camino es a lo de "¡Ponle bokeh!" o "¿Sólo una cámara?", y este terminal parece la intención de que todo esto se centre en el usuario y en su cámara. Nada de ser el fotógrafo de todos: la estrella eres tú (y quien se ponga contigo, porque hay autofoto grupal) con el HTC U11 Eyes.
Es algo que no nos ha acabado de cautivar en estas primeras impresiones. Nos ha recordado a lo que vimos al estudiar las opciones de las cámaras frontales de los principales móviles de 2017, cuyos modos retrato en interiores hacían recortes algo más bastos y cuyo principal enemigo era el pelo si no había contraste suficiente, con un resultado poco natural.
No hemos de esperar milagros aquí, porque la óptica y la física son las que son y porque hablamos de cámaras nimias, ínfimas. Pero habría que probarlo en profundidad para ver las verdaderas bondades del sistema que HTC ha instalado en este móvil, haciéndolo de hecho protagonista del mismo.
Por lo demás tiene buena pinta sobre todo para esos ámbitos que comentábamos: usuarios que priorizan el resultado y las opciones de la cámara frontal (no olvidemos el modo belleza, también aquí) o bien el que busca un diseño desenfadado, alejado de la sobriedad de otros terminales. Veremos a qué localizaciones llega y si tenemos oportunidad de probarlo más a fondo.
En Xataka | HTC U11 Life, análisis: estrujando al máximo los bordes y la experiencia Android One
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