Por primera vez los usuarios de iOS disponen de más de una opción (más allá del modelo básico o Plus) para elegir nuevo terminal de gama alta. Este año la salida del iPhone X acompañando a la dupla iPhone 8 / iPhone 8 Plus hace que quien quiera estrenar lo último de Apple tenga que tomar una decisión que puede no ser tan sencilla como parece.
iPhone X o iPhone 8 Plus: presente contra pasado
Alrededor del diseño y la pantalla del iPhone X gira parte de la decisión de compra (si ya eres usuario iOS o quieres empezar con él) de un nuevo iPhone. El iPhone 8 Plus representa la evolución más que conservadora de lo que el teléfono de Apple ha sido estos 10 años, desde la presentación del primer iPhone. Conserva sus grandes marcos y por ello un tamaño considerable que no lo hace precisamente cómodo de manejar.
Si comparamos con el diseño del nuevo iPhone X, las diferencias son enormes, siendo éste último mucho más manejable, cómodo de llevar y todo ello pese a disponer de más pantalla. El inconveniente es el material con el que está construido. El iPhone X usa cristal tanto en el frontal como en la parte trasera, y la sensación de más fragilidad está muy presente.
La diferencia de diseño no es exclusivamente de dimensiones. El factor de forma, el que todo el frontal sea pantalla supone la llegada de Apple a una idea de smarthone avanzado que en el mundo Android ya llevamos un par de años viendo. Al final, con los dos en la mano, nos queda el poso de estar ante un teléfono del pasado y uno que sí se ha adaptado a lo que viene.
No es solo cuestión de tecnología en la pantalla
En ese diseño más actual del iPhone X tiene casi todo el peso la pantalla. Aquí hay un giro radical en la misma, pues adopta la tecnología OLED. Esto le permite un menor consumo, llegar hasta casi los bordes, más brillo y un contraste altísimo. Si le unimos que la calibración de Apple es más realista que la de Samsung (el panel OLED es el mismo), el resultado es muy bueno, tanto en reproducción de contenido (es además un panel HDR10 y Dolby Vision) como especialmente en exteriores. Es el iPhone que mejor se ve a la luz del día.
Del lado negativo tenemos la alteración, muy leve, en el tono de los blancos cuando variamos el ángulo de visualización, además de algo inherente a la tecnología OLED: el deterioro del panel con mucha mayor velocidad que un LCD. Elegir el iPhone X frente al iPhone 8 Plus supone cambiar la seguridad y calidad contrastada del panel LCD por la mayor espectacularidad del OLED pero con las dudas sobre su comportamiento futuro.
En mi caso, pese a que la diagonal del iPhone X es de 5,8 pulgadas, al tener un formato más alargado, me transmite la idea de menos superfice visible en diferentes situaciones, una de ellas en reproducción de vídeo. Y no debemos olvidar el ya famoso "notch" o pestaña/ceja del diseño de la pantalla del iPhone X, que seguimos viendo de forma clara pese a llevar ya días con el iPhone X.
Misma bestia en el interior
A nivel de entrañas, tanto el iPhone 8 Plus como el iPhone X ofrecen la misma experiencia: fluidez total y un procesador que ha demostrado (mira nuestra review del iPhone 8 Plus) estar bastantes puestos por encima de la competencia.
Una posible diferencia la encontramos en la batería. La del iPhone 8 Plus nos parece la mejor de Apple en todos estos años, pero la del iPhone X, con esa pantalla OLED, apunta a superarla. Y ambos equipos cuentan con carga inalámbrica.
Los detalles que diferencian a las cámaras del iPhone X
Doble cámara de 12 MP pero algo diferentes. La base fotográfica de ambos iPhone la podemos buscar en el ISP, con resultados superiores a los de años anteriores, y donde el modo retrato gracias al zoom 2X del objetivo tele destaca por encima del resto. Pero hay pequeños matices que no creemos que deban marcar la elección de uno u otro teléfono de manera tan clara como hasta ahora nos obligaba la dupla iPhone clásico y iPhone Plus.
Las diferencias son muy sutiles, básicamente dos: la estabilización del objetivo tele en el iPhone X y la posibilidad de usar el modo retrato en la cámara secundaria, la de selfies, gracias a la información de profundidad que los sensores que se usan para Face ID proporcionan al ISP.
Face ID contra Touch ID: cuestión de preferencias y modo de uso
No podemos saberlo todavía pero es bastante probable que la identificación por huella acabe pasando a la historia en unos años. Samsung ya ha dado este año sus primeros pasos pero con el sistema Face ID del iPhone X sí que podemos pensar en cómo podría articularse una identificación de rostros en un smartphone.
El sistema que Apple ha incluido en el iPhone X funciona muy bien. Mucho mejor de lo que inicialmente pensábamos. Lógicamente hay situaciones o modos de uso, como con el terminal sobre la mesa o acostado sobre la cama de lado, que tienen que mejorar, pero son problemas o casos bastante reducidos y que podríamos asemejar a otros que también teníamos con el sensor de huellas.
En general Face ID funciona muy bien, es muy rápido y más seguro. Además tenemos la promesa de que irá mejorando con el tiempo y el uso que hagamos de él, algo que hemos ido comprobado estos primeros días con él.
Precisamente gracias a la tecnología que hay detrás de Face ID nos encontramos con una funcionalidad que parece menor pero que está causando furor. Al menos hay mucha gente hablando de ello dentro del mundo iOS. Acertásteis, nos referimos a los animojis. ¿Podrá esta casi curiosidad llevar la balanza del lado del iPhone X? No podemos olvidar que su precio es de casi 250 euros superior al del iPhone 8 Plus.
Si sois usuarios de iOS o pensáis en dar el salto, ¿con qué modelo os quedáis?
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