El gabinete de prensa de la Unión Europea acaba de hacer público un escueto comunicado oficial en el que anuncia que la Comisión Antimonopolio de la UE ha emprendido una investigación contra Samsung por posibles prácticas monopolísticas.
El proceso iniciado no tiene nada que ver con las demandas entre Samsung, Apple o Motorola por un quítame allá esas patentes. En estos casos la UE siempre actúa por iniciativa propia y sus veredictos no son para tomarlos a broma. En 2004, la comisión le clavó a Microsoft la multa más elevada de su historia (497 millones de euros) y obligó a los de Redmond a desarrollar una versión de Windows sin el reproductor Media Player integrado. Todo ello por el mismo motivo: prácticas abusivas que pueden conducir a una posición dominante en el mercado.
En esta ocasión, la investigación se debe al posible incumplimiento de la coreana de su compromiso relacionado con las patentes de telefonía en Europa. En 1998, Samsung firmó ante el European Telecommunications Standards Institute o ETSI un documento comprometiéndose a colaborar en el desarrollo de las redes de telefonía en el mercado Europeo.
Este acuerdo lo firmaron Samsung y el resto de fabricantes de telefonía que querían operar en el mercado de la UE,y suponía que debían compartir todas aquellas patentes que fueran esenciales para el desarrollo de las redes telefónicas europeas (en aquel momento se estaban desplegando las redes 3G) de acuerdo a los términos de la doctrina FRAND que regula la propiedad intelectual.
La doctrina FRAND (Fair, Reasonable and Non Discriminatory) se refiere precisamente a eso, a que las compañías compartan las patentes que son importantes para todas de una forma justa, razonable y no discriminatoria. Ahora la UE parece haber encontrado indicios de que Samsung no ha jugado todo lo limpio que debiera y ello le puede haber valido una posición excesivamente ventajosa en el mercado europeo.
De momento, esto no implica que Samsung sea culpable, tan sólo que la UE ha iniciado una investigación al respecto aunque, cuando la enorme y lenta maquinaria de la UE se pone en marcha es porque algo huele a podrido, en este caso no en Dinamarca, sino en Corea.
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