Qué complicado es diferenciarse en el panorama del móvil ahora que hay tanto rival, aunque se sea uno de los pioneros. Y LG parece querer reabrirse camino en el convulso sector de los topes de gama no con un móvil per sé, sino con combinación de smartphone más accesorio, o al menos eso nos ha perecido entender en las primeras impresiones del LG G8X y la Smart Dual Screen 2.
Los productos se presentó entre toda la vorágine de la IFA 2019, un evento clave para el fabricante en el que hace gala de su potencial OLED y engalana su stand con metros y metros cuadrados de este tipo de panel y su "negro puro". Pero además de televisores que se esconden y electrodomésticos cada ves más "inteligentes", había un rincón para los teléfonos y en este caso para un accesorio que viene en su segunda generación y acompañando al tercer tope de gama de la marca (o cuarto contando al LG G8 ThinQ, sin "s") en 2019. Os contamos qué tal con él.
Un lanzamiento que nos suena mucho
El déjà vu es imposible de evitar. La propuesta es calcada a la que vimos con el LG V50 ThinQ y la Smart Dual Screen, siendo ésta última un accesorio en forma de funda tipo libro que conecta una pantalla secundaria (y de menor resolución) al smartphone y así lograr una multitarea más real, según la propia marca.
Quizás la pregunta sea: ¿por qué repetir este reclamo con un móvil que es mellizo, muy, muy mellizo del LG G8 ThinQ (al tener una cámara menos que el LG G8s ThinQ) y sin Air Motion? Porque según LG el 32-33% de la gente que empezó a usar este accesorio lo mantiene de manera permanente.
O quizás sea ésta: ¿pero es igual la nueva Smart Dual Screen? Evidentemente no. Aunque en un primer vistazo parezca un producto parejo, hay diferencias en las especificaciones, las funciones y el diseño. De hecho, la nueva Smart Dual Screen tiene notch sin tener cámara frontal, por el motivo de que para el fabricante es más práctico poner una misma pantalla y que así además se evita el problema de que es casi imposible dar un a misma experiencia con pantallas que no son exactamente iguales, según LG nos ha especificado.
Así, la nueva pantalla accesoria tiene las mismas características que la pantalla del G8X, las cuales son similares a las del LG G8s ThinQ pero variando ligeramente el valor de la resolución (pero siendo igualmente FullHD+) y con una diagonal de 6,4 pulgadas. Aunque en la visualización no apreciamos mucho cambio con respecto a lo que vimos con la Dual Screen en el V50, dado que la tecnología es la misma y la resolución es muy parecida, así como el contraste y el brillo.
Si vemos que el accesorio está mejor acabado. La nueva bisagra permite que ahora pueda girarse en un ángulo de 360 grados quedando así como trasera del móvil, pero sobre todo han solucionado el cierre y ahora no queda ligeramente entreabierto.
También han cambiado el LED de notificaciones por una pantalla LED monocroma en el dorso de la cubierta frontal, muy a modo de aquellas fundas de LEDs que vimos en smartphones como el Samsung Galaxy S4 o el HTC Desire. Mala idea no es porque así no abres el accesorio, además de que lo han programado para que dure 10 segundos encendido y no gaste batería, pero en exteriores con luz media ya se ve muy poco (aunque con nitidez).
Da la sensación de que se trata de un plástico resistente y de que han repetido fórmula con la primera, aunque lo que se hace evidente al momento es que se ensucia con extrema facilidad, y las huellas cuestan lo suyo de eliminar. Quizás hubiese sido mejor solución dejar a un lado la estética y la moda de lo reflectante para dejar que el acabado mate fuese general y así no ensuciarse tan fácilmente (y quizás prevenir algo más los posibles arañazos).
Alguna función nueva para la Dual Screen
La nueva pantalla externa viene además con alguna función nueva como la de la pantalla extendida, con lo cual una misma tarea se ejecuta en las dos como si fuesen una sola, emulando a un tablet pequeño. Funciona bien, pero lo hace con muy pocas apps (el navegador Whale, la Galería y alguna otra) y la sensación es más parecida al ZTE Axon M que a un iPad mini o incluso un Samsung Galaxy Fold.
También hay nuevos joysticks y se pueden editar (moviendo botones para hacerlos más cómodos, etc.), pero habrá que ver con qué juegos son compatibles. La marca comentaba que en los meses que han pasado desde el lanzamiento de la primera Dual Screem existen ya más posibilidades, pero no hemos podido probarlo aún (y de hecho no nos dejaba elegir el mando "Fortnite" para el juego 'Fortnite' en la demo al menos).
Las otras funciones que destacaron no son muy novedosas con respecto a lo anterior. La pantalla soporta únicamente la navegación con botones (no con el tirador tipo Android stock de la capa de LG, que tampoco dispone de gestos "puros"), pero podemos abrir la multitarea en una de ellas de modo que al final tenemos tres tareas ejecutándose a la vez.
Al final el objetivo es precisamente tener una multitarea más práctica y "real", por el hecho de que al menos siempre puede haber dos tareas plenamente activas y sin estar reducidas a 1:1 o menos. Funciona también como complemento de la cámara, para observar la fotografía acabada de tomar o para que la pantalla secundaria actúe como flash frontal.
La interfaz de LG renovada por fin
Mención especial a lo apañada que LG ha dejado la capa de software al menos a nivel estético y estructural. La interfaz es como la hija entre Android stock y One UI, la capa de personalización de Samsung, viendo los ajustes generales del sistema, su organización y su limpieza a nivel de espacios y tipografía. El objetivo era, según palabras de los representantes de la marca, que la interfaz fuese mucho más clara y que la interacción del usuario fuese más sencilla e intuitiva, y en esta primera de contacto hemos podido comprobar que al menos hay más orden y limpieza sobre todo en esos ajustes.
Faltará ir probando las nuevas funciones. La capa aún no parece ir lo fluida que debería ir un software en un móvil que integra el (casi) último procesador de Qualcomm y 6 GB de RAM, pero viendo que ejecuta todo sin problemas y que no hay cambios entre el funcionamiento con el móvil sólo y con la Dual Screen, tiene toda la pinta de que la cuestión limitante no es el hardware, sino que aún hay materia que limpiar en software.
De todos modos, se agradece el cambio a priori y el cambio salta a la vista. Cierto es que las pantallas OLED en los móviles LG siguen sin venir calibradas del todo bien al estar algo frías y tener algo de sobre saturación, pero la calidad del panel es buena y la resolución da para ver los elementos correctamente, el contraste es alto, el brillo también y al ser una interfaz menos cargada la sobresaturación no es tan patente.
Hay también algún cambio en la interfaz de cámara sobre todo con respecto a las funciones relacionadas con la inteligencia artificial, estando los tres ajustes disponibles dentro de los de la app. Entre ellos está la nueva función de AI Action Shot, que no viene activada por defecto pero que nos resulta bastante atractiva al prometer fotos enfocadas de sujetos en movimiento (y lo poco que hemos probado parecía salir bien).
La configuración de cámaras traseras es equivalente a la versión del G8 con doble cámara, así que no esperamos que aquí haya mucho salto salvo por esas nuevas funciones y quizás algo del vídeo. La frontal tiene un sensor de 32 megapíxeles, distinto a las de los otros buques insignia de este año, así que veremos si esa resolución resulta en algún cambio perceptible en el resultado.
Una propuesta suficiente y diferente, pero con dudas sobre su atractivo
No sabemos muy bien qué decir de este producto y de los movimientos de la compañía en lo referente a sus propuestas de alta gama. Terminales como el V50 ThinQ resultan ser propuestas firmes, con características a la altura de un buque insignia de 2019 (casi sin contar el 5G, que es algo "disfrutable" en un futuro más lejano), pero la idea de la Dual Screen transmite la sensación de ser algo de necesidad muy particular.
No parece algo que vaya a conquistar al usuario que busca algo corriente y puede sorprenderse de reclamos quizás menos agresivos y más claramente funcionales como las cámaras frontales modulares, que permiten ese aprovechamiento de pantalla que de otra manera parece difícil de alcanzar, o la incursión de los sensores ToF con los que de hecho la propia LG ha coqueteado. De hecho, los gestos Air Motion nos parecen algo con más jugo y sentido (o sobre todo más universal) que esta doble pantalla.
La configuración del terminal es algo peculiar. A estas alturas del año, habiendo sacado ya tres gama alta con algo de variedad y con la segunda ronda de competencia ya empezada, parece más lógica la idea de sacar un buque insignia con todas las letras y capaz de evitar la sombra de otros en aspectos como pantalla o cámaras. Es un poco la historia de siempre con los fabricantes con solera y sus móviles de alta gama: siempre son buenos, siempre son suficientes, pero en muchas ocasiones no son competentes o no dan un motivo claro para que ante el escaparate nos decantemos por ellos.
El LG G8X ThinQ lo es; es un móvil bueno y va a ser un móvil suficiente para muchos usuarios, aquellos que busquen lo más potente y la posibilidad de tener doble pantalla de manera permanente como quien trabaja con dos monitores. El audio además promete mucho y no sería de extrañar que tras la experiencia con el G8s, el V50 y anteriores nos convenza, así que por ese lado nos tiene más ganados.
La duda queda en si al final las dimensiones y añadidos del accesorio se consolidan como un reclamo claro ante otras propuestas distintas como puede ser el Samsung Galaxy Note 10+ y su S Pen, los 90 hercios del OnePlus 7 Pro y su módulo para la cámara frontal o quizás sus rivales más directos, esos dispositivos plegables que parece que por fin están algo más cerca del usuario final. Veremos qué pasa y si la Dual Screen se convierte en algo inherente a los buques insignia de LG.
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