Moto Z Play y Hasselblad True Zoom, primeras impresiones: la fotografía móvil necesita algo más

Ya se veía venir desde hace tiempo, pero no ha sido hasta el inicio de esta nueva edición de la feria IFA de Berlín cuando por fin hemos podido conocer el que será el tercer integrante de la serie Moto Z. Lenovo ha continuado la tradición de Motorola y el nuevo modelo de la serie es el Moto Z Play, un equipo que se sitúa un escalón por debajo del flagship de la marca (el Moto Z) pero que saca pecho en un aspecto tan importante como es la batería y además trae de vuelta el conector minijack que se perdió con el primer modelo.

Igual que los Moto Z y Z Force, el nuevo Moto Z Play no llega solo. La línea de accesorios modulares Moto Mods también recibe un nuevo integrante que también ha protagonizado más de un rumor y no es otro que el módulo fotográfico realizado en colaboración con la firma Hasselblad. Se trata de un accesorio que se acopla a la parte trasera de los Moto Z y añade una cámara con zoom óptico de diez aumentos para una experiencia fotográfica más cercana a la que nos ofrece una cámara compacta. Hemos podido probar este dúo de productos, estas son nuestras primeras impresiones.

El regreso del minijack

Moto Z Play vs Moto Z

El grosor fue uno de los puntos más controvertidos en la presentación del Moto Z original, que apuesta por un chasis de tan sólo 5,2 milímetros de grosor. Pero los sacrificios de tan extrema delgadez son importantes, y es que con un chasis tan limitado la batería se ve resentida, pero no sólo eso, el Moto Z también se dejaba el minijack por el camino, un detalle que recuperamos con el Moto Z Play, que aumenta a 7 milímetros.

Los sacrificios de tan extrema delgadez son importantes y la batería del Moto Z se vio resentida, pero no sólo eso, también se dejaba el minijack por el camino, un detalle que recuperamos con el Moto Z Play

A pesar de este “engorde” el terminal se siente bien en la mano y el peso no se ve excesivamente afectado por este cambio. Sin embargo, la ergonomía es mejorable, el paso del marco de metal a la parte trasera es demasiado marcado y no le vendría mal un suavizado para evitar esas aristas tan marcadas. Hablando de la parte trasera, Motorola también introduce un cambio en este caso y, aunque seguimos estando ante un diseño monobloque, se abandona el metal que vimos en el Moto Z en favor del cristal.

Destacamos esa textura de círculos concéntricos que crea unos reflejos muy interesantes, pero a pesar de este detalle el cristal sigue siendo un imán para las huellas, especialmente en el modelo en negro.

Tampoco nos gusta que la cámara siga sobresaliendo tanto del chasis, sobre todo cuando este modelo gana en espesor, lo que en teoría debería haber mejorado este punto. Lo mejor de haber crecido en espesor es que la batería es más amplia (3.510 mAh) y, combinada con un perfil técnico algo más modesto, debería ofrecer una autonomía mucho más prolongada.

Si pasamos a la parte frontal, nos encontramos con un diseño muy sencillo en líneas curvas que contrastan con ese sensor de huellas cuadrado tan poco favorecedor que ya vimos con los primeros Moto Z. A su favor hay que decir que es bastante rápido y no nos ha dado problemas de reconocimiento.

Pantalla: cuando el FullHD da mejor resultado

Moto Z a la izquierda y Moto Z Play a la derecha

Las pantallas con resolución QHD o 2K se han convertido en un estándar en los flagship de las principales marcas, pero el Moto Z Play nos recuerda que la resolución FullHD también ofrece una experiencia visual excelente. Mantiene la tecnología Super AMOLED, responsable de esos negros tan marcados y también una ligera saturación en los tonos, pero que en el caso del Moto Z Play se mantiene a raya y no llega a chirriar.

Al comparar pantallas con el Moto Z no notamos una diferencia de nitidez lo suficientemente contundente como para decantar la balanza en favor de la resolución QHD, lo que sí notamos es que nivel de brillo en el Moto Z Play es más alto

Al comparar pantallas con el Moto Z no notamos una diferencia de nitidez lo suficientemente contundente como para decantar la balanza en favor de la resolución QHD, lo que sí notamos es que el Play ofrece un nivel de brillo más elevado, que al final se traduce en un mejor rendimiento cuando estamos en exteriores y los molestos reflejos nos impiden ver el panel con claridad, así que punto para el Moto Z Play en este apartado -aunque no hay que olvidar que hay otros paneles Super AMOLED QHD que dan muy buenos resultados, pero no es el caso del Moto Z.

Sobre el tamaño, 5,5 pulgadas es una diagonal bastante amplia que sin embargo nos permite manejar el dispositivo con relativa comodidad incluso a una sola mano, pero no todo el tiempo. Sigue habiendo tareas en las que necesitamos ambas manos para poder alcanzar todo el panel sin arriesgarnos a perder agarre y que el terminal se nos acabe resbalando de las manos, otro aspecto que se podría haber mejorado con un diseño más ergonómico.

La familia Moto Mods crece de la mano de Hasselblad, pero a medias

El Moto Mod con cámara fue uno de los primeros en filtrarse antes incluso del anuncio de los primeros modelos, pero no ha sido hasta ahora cuando Lenovo por fin lo ha hecho oficial. Tal y como decían los rumores, Hasselblad ha sido la compañía encargada de colaborar en su desarrollo, pero se trata únicamente de eso, una colaboración. Igual que ya vimos con Leica y Huawei, Hasselblad ha supervisado el desarrollo del producto pero no han aportado nada a nivel hardware; las lentes han sido creadas por Lenovo y la firma sueca ha supervisado el software, que por cierto tampoco es para tirar cohetes.

Lo cierto es que tras jugar un poco con esta combinación queda claro que no estamos ante una cámara Hasselblad en absoluto, sobre todo si se ha probado una con anterioridad. El enfoque se traba con bastante facilidad y el sensor, un CMOS BSI de 12 megapíxeles, mide 1/2.3 pulgadas en diagonal con píxeles de 1.55 um, cifras que lo sitúan al nivel de muchos smartphones, por lo que tampoco destaca especialmente en este apartado.

Sobre la lente, ofrece una apertura variable f/3.5-5.6, algo corta si la comparamos con la lente del propio móvil (f/2.0), y distancia focal equivalente a un 25-250 mm. Solventa el eterno problema del zoom en dispositivos móviles, pero no ofrece la calidad esperada para un producto firmado por una empresa de la talla de Hasselblad.

No obstante, es cierto que con este Moto Mod obtenemos una experiencia más cercana a una cámara compacta, principalmente por la ergonomía, pero también por ese zoom óptico de diez aumentos que nos da muchas más posibilidades que sólo la cámara del móvil. Sin embargo, es un elemento muy mejorable en el que echamos en falta más controles manuales para sacar más partido a la cámara, pero en su lugar nos encontramos únicamente con el botón disparador, el anillo de zoom y el botón de encendido.

Otro añadido destacable es el flash de Xenon y que incluye un estabilizador óptico (OIS), un elemento que sí integra el Moto Z pero del que carece el Moto Z Play. Un punto a su favor es que resulta relativamente ligero, el sistema de anclaje mediante imanes es cómodo y bastante fuerte como para evitar que se suelte accidentalmente.

En general, el Moto Mod de Hasselblad se queda algo corto en cuanto a funciones y se pasa en precio, que estará en 299 euros

En cuanto al software, cuando colocamos el True Zoom Hasselblad, la app de la cámara añade algunas funciones como el modo en blanco y negro, el modo profesional y también el soporte para imágenes RAW. Son añadidos interesantes que amplían las funciones de la app de la cámara, pero en general el Moto Mod de Hasselblad se queda algo corto en prestaciones y se pasa en precio, que estará en 299 euros.

Con respecto a las cámaras el Moto Z Play, nos encontramos con una configuración muy similar a la del Moto Z, a excepción del mencionado estabilizador óptico. La cámara trasera ofrece una respuesta bastante rápida y los resultados son buenos, aunque de nuevo quedamos a la espera de una prueba en profundidad para poder someter la cámara a pruebas en más situaciones.

Rendimiento y software: recortes en potencia y experiencia Android pura

Como decíamos, el Moto Z Play se sitúa un escalón por debajo de los modelos existentes de la serie Z por lo que, además de en el diseño, también hay diferencias a nivel técnico, y el procesador es una de las más evidentes - en algún sitio hay que meter la tijera.

Hablamos de un procesador Snapdragon 625 de ocho núcleos frente al Snapdragon 820 que encontramos en el Moto Z, una diferencia notable que sin embargo no supone un impacto dramático en el rendimiento en los escenarios de uso habituales, aunque sí se nota bastante al comparar benchmarks. El Moto Z Play consiguió una puntuación de 62.139 y se coloca en el puesto 29 del ranking, por detrás de terminales de 2014 como el Nexus 6 o incluso por detrás del iPhone 5s, lanzado en 2013.

También disminuye la RAM de los 4 GB del Moto Z a 3 GB, pero a pesar de los recortes, durante el tiempo que lo pude probar no detecté problemas en la respuesta sino más bien todo lo contrario, la sensación de fluidez es evidente y no hubo fallos en la interfaz. Con todo, quedamos a la espera de una prueba más en profundidad para poder probarlo en escenarios más complejos y exigentes.

Lenovo sigue el camino iniciado por Motorola en su época con Google y la experiencia stock Android prevalece en este Moto Z Play. El sistema carece de personalización con la única excepción del widget del reloj, algo que también juega en favor de esa fluidez de la que hablaba.

Moto Z Play y Hasselblad True Zoom: una propuesta interesante, pero no lo suficiente

Motorola sigue evolucionando bajo la batuta de Lenovo y la nueva serie Moto Z crece con el nuevo Moto Z Play, un modelo que parte del mismo concepto que los que ya vimos hace unos meses pero que se queda corto para los estándares actuales de la gama media-alta o, como ahora se le conoce “súper gama media”.

El Moto Z Play ofrece un buen conjunto de especificaciones, tiene un diseño de materiales premium que, aunque mejorable en algunos aspectos (sobre todo la ergonomía) transmite la sensación de calidad que buscamos en un móvil de su gama, lleva sensor de huellas y además tiene una oferta única de accesorios modulares.

No hay que perder de vista que compite contra una gama media cada vez más fuerte, y 499 euros no es un precio competitivo para lo que nos ofrece

Sin embargo, no hay que perder de vista que compite contra una gama media cada vez más fuerte, y 499 euros no es un precio competitivo para lo que nos ofrece. Hay opciones igual o más completas (alguien dijo China?) por mucho menos y la propuesta de los Moto Mods, aunque interesante, todavía está muy verde y tiene mucho espacio para mejoras.

Si sumamos lo que cuesta el Moto Z Play junto con el Hasselbald True Zoom, estamos hablando de un pack de 800 euros, suficiente como para comprarnos un móvil muy competente y que además nos sobre dinero para hacernos con una cámara compacta más completa que lo que nos ofrece este accesorio modular.

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