A finales de abril Motorola volvió a la carga con dos dispositivos que poco o nada tenían que ver con los anteriores. Hablamos, por supuesto, de los nuevos Motorola Edge y Motorola Edge+, gama media premium y gama alta, respectivamente. El que hoy nos ocupa es el primero, el Motorola Edge, ya que hoy se ha confirmado que saldrá en España el 8 de junio y desde Xataka hemos tenido ocasión de probarlo para contaros nuestras primeras impresiones.
A falta de analizarlo en mayor profundidad, algo que evidentemente haremos (así que no os vayáis muy lejos), lo nuevo de Motorola apunta bastante alto. El Motorola Edge rompe con casi todo lo anterior y apuesta por los bordes muy curvados, 90 Hz de tasa de refresco, conectividad 5G y cuatro cámaras traseras. Esta ha sido nuestra experiencia tras un primer contacto.
Ficha técnica del Motorola Edge
MOTOROLA EDGE | |
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DIMENSIONES Y PESO | 161,64 x 71,1 x 9,29 mm |
PANTALLA | OLED de 6,7 pulgadas |
PROCESADOR | Snapdragon 765 |
MEMORIA RAM | 6 GB |
ALMACENAMIENTO INTERNO | 128 GB ampliables con tarjetas microSD |
CÁMARA TRASERA | 64 MP f/1.8 |
CÁMARA DELANTERA | 25 MP f/2.0 |
BATERÍA | 4.500 mAh |
SISTEMA OPERATIVO | Android 10 |
CONECTIVIDAD | USB tipo C |
OTROS | Lector de huellas en pantalla |
PRECIO |
Motorola Edge - Smartphone de 6.7" FHD+ (5G, Pantalla Curva o-Notch 90 Grados, procesador Qualcomm Snapdragon SM7250, cámara 64 MP, batería 4500 mAH, Dual SIM, 6/128 GB, Android 10) Negro
Más curvas y más hercios
Lo primero que llama la atención cuando sacamos el dispositivo de la caja es su pantalla, una enorme pantalla OLED de 6,7 pulgadas en formato 19,5:9 curvado hasta la mitad de los cantos laterales. Lo cierto es que el efecto ¡Wow! al encenderlo y ver cómo la pantalla se extiende hasta el lateral está ahí y la experiencia es muy inmersiva. El problema es el mismo que en todas las pantallas curvas: lo que ganas en diseño lo pierdes en experiencia visual.
Pero ahora volveremos a la pantalla, antes vamos a hablar de la construcción. Aunque a primera vista parece acabado en cristal, lo cierto es que la parte trasera está hecha de plástico. Los cantos superior, inferior y los escasos laterales están terminados en aluminio serie 6000 y la pantalla está recubierta por Gorilla Glass 5, pero la trasera, lo que tocamos con la palma de la mano al sujetarlo, es plástico y se siente como tal.
Las huellas se quedan muy marcadas, nada que no se solucione poniéndole una funda como la que Motorola incluye en la propia caja. Como punto a favor, el hecho de que sea de plástico hace que no sea resbaladizo, algo que se agradece dado su tamaño. En la esquina superior izquierda tenemos las cuatro cámaras traseras que, afortunadamente, no sobresalen demasiado del propio chasis.
Algo que llama la atención es que a pesar de ser un dispositivo grande no se siente demasiado pesado en mano. Sí, es verdad que pesa 188 gramos, pero lo cierto es que es bastante agradable de usar y las sensaciones preliminares es que el peso está bien equilibrado. Quizá la cosa cambie de cara al análisis, pero el primer encuentro ha sido bastante positivo.
Pero más allá de su diseño, lo que más destaca del dispositivo es su pantalla. Motorola ha roto con todo lo que había lanzado recientemente y se ha animado con las pantallas curvas, y de qué manera. El panel ocupa todo el frontal del dispositivo y reduce los marcos al mínimo. Eso es posible gracias a una perforación situada en la esquina superior izquierda. Las curvas, por su parte, arrastran la pantalla hasta casi la mitad de los cantos laterales. A nivel de diseño le sientan muy, muy bien, pero no solo de estética vive un smartphone.
Las curvas ofrecen una experiencia más inmersiva y son más atractivas a la vista, pero sacrifican ángulos de visión. No hace falta prestar mucha atención para darse cuenta de que al mirar la pantalla de frente las zonas curvadas se tornan grises. Lo mismo al mirarlo de lado, que vemos la curva perfectamente nítida y la pantalla más apagada. Esto es particularmente notable en aplicaciones con fondos blancos y, en el caso del Motorola Edge, todavía más dado lo pronunciada que es su curvatura.
Durante el tiempo que lo hemos probado no hemos tenido problemas de toques fantasmas ni nada por el estilo, pero de nuevo, mejor esperar al análisis para dar un veredicto. Lo que sí hemos podido comprobar es que se pueden configurar gestos para realizar acciones rápidas deslizando el dedo por la curva o iniciar apps como en los terminales Samsung. Las curvas, por cierto, también se iluminan cuando lo ponemos a cargar o recibimos una notificación.
Pero una de cal y una de arena. Las curvas pueden no terminar de convencer, pero lo que sí convence, y mucho, es la tasa de refresco. Motorola se ha subido al carro de los 90 Hz en su nuevo terminal y es algo que se agradece. Los 90 Hz hacen que todo se mueva fluido, que las animaciones sean suaves y que todo se vea mejor. No sabes lo bien que se sienten los 90 Hz hasta que vuelves a una pantalla de 60 Hz, aunque habrá que ver cómo afectan a la autonomía.
Un motor que da seguridad
De nada sirve tener un diseño bonito y llamativos si el rendimiento no acompaña, y en este caso no parece que eso vaya a ser un problema. El Motorola Edge cuenta en su interior con 6 GB de memoria RAM y el procesador Snapdragon 765, uno de los últimos productos de Qualcomm cuyo desempeño ya está más que probado.
A falta de probarlo más en profundidad, no hemos tenido ningún problema al usar juegos pesados como 'Asphalt 9' o 'Legends of Runeterra', mucho menos en aplicaciones del día a día como Instagram, Twitter o WhatsApp. Los 6 GB de RAM, si bien no alcanzan el rendimiento de otros terminales con ocho o 12, son más que suficientes para mantener las apps en segundo plano y ofrecer una apertura rápida de las mismas.
La experiencia jugando y consumiendo contenido multimedia se ve mejorada gracias al sonido. El Motorola Edge tiene altavoz estéreo y lo cierto es que se oye sorprendentemente bien, incluso a volúmenes altos. La toma de contacto con el altavoz es realmente positiva. Un elemento que probablemente agradezcan muchos usuarios es el puerto jack de 3,5 mm que encontramos en la zona inferior. Minipunto para Motorola y minipunto adicional por incluir unos en la caja.
Sobre la batería es pronto para hablar, pero por lo que hemos podido probar no parece que los 90 Hz vayan a suponer un problema de cara a la autonomía. Después de todo, bajo el capó del Motorola Edge hay 4.500 mAh, una cifra para nada desdeñable. Motorola habla de hasta dos días de uso, aunque habrá que ver cuántas horas de pantalla activa se le pueden sacar y, sobre todo, cómo de rápido se carga, porque la carga rápida de 18W en una batería de semejante amperaje apunta a un tiempo elevado.
Sea como fuere, lo cierto es que el Motorola Edge se mueve realmente bien. El motor ayuda, los 90 Hz ayudan y el sistema operativo también pone de su parte. Para gustos, colores, pero a título personal me gusta que Motorola siga fiel a su idea de mantener la estética de Android Puro y no meter añadidos superfluos que lastren su rendimiento. Todo el conjunto funciona realmente bien y, a falta de analizarlo en profundidad, el terminal apunta maneras.
Cuatro cámaras que quieren ser cinco
Terminamos hablando de las cámaras. Evidentemente, este apartado se detallará mucho más en su análisis, donde miraremos los resultados con lupa y el desempeño de las cuatro cámaras en diferente situaciones, pero por ahora vamos a ver qué nos promete el Motorola Edge en materia de fotografía. El lote de cámaras queda compuesto por lo siguiente:
- Sensor de 64 megapíxeles con apertura f/1.8, píxeles de 0,8 micras y tecnología Quad Pixel. Tomará fotos efectivas de 16 megapíxeles gracias a la tecnología de combinación de píxeles.
- Gran angular de 16 megapíxeles f/2.2, píxeles de una micra y 117º de campo de visión. Funcionará también como sensor macro.
- Telefoto de ocho megapíxeles, f/2.4, píxeles de 1,12 micras con zoom óptico de dos aumentos.
- Sensor ToF.
- Cámara delantera de 25 megapíxeles f/2.0 con píxeles de 0,9 micras con tecnología de combinación de píxeles.
Básicamente, el Motorola Edge tiene la tríada mágica de cámaras: un sensor normal, un gran angular y un telefoto cuyos aumentos ópticos quizá no terminan de competir contra otras alternativas del mercado en cuanto a distancia. Curiosamente, el selfie también se suma a la combinación de píxeles, aunque de la misma forma que podemos forzar el sensor de 64 megapíxeles para obtener fotos más grandes, también lo podremos hacer con la cámara delantera.
La cámara consigue unos resultados bastante buenos, manteniendo el detalle de los elementos lejanos y unos colores fieles a la realidad. Como siempre suele suceder, el gran angular tiene menos detalle y es menos luminoso, pero tiene un campo de visión amplio y permite conseguir otras perspectivas. Buenas sensaciones también con el zoom, que a falta de probarlo de noche y en otras situaciones de luz, parece ofrecer buenos resultados.
Los selfies también salen bien. El sujeto tiene buen nivel de detalle, está bien iluminado y los colores son correctos, aunque disparando con el modo automático quizá tienden a salir ligeramente más saturados de la cuenta. Con el modo de 25 megapíxeles la definición de los elementos de la foto aumenta ligeramente y el color es algo más fiel. Con ambos modos parece que conseguiremos buenas fotos, así que quedamos a la espera de poder probarlos más a fondo.
También tenemos el tan popular modo retrato que, en esta ocasión, nos ofrece un nivel de detalle correcto del sujeto, algo más de brillo y un recorte preciso, aunque el efecto bokeh luce demasiado artificial. Se puede modificar manualmente en la app de cámara y quizá con una apertura menor se puedan conseguir resultados más realistas. Sea como fuere, que el sensor nos detecte y recorte correctamente ya es una buena señal.
Finalmente, no podemos dejar de hablar del modo macro. No tiene una lente dedicada a este modo, sino que se vale del gran angular. Simplemente hay que activarlo, acercar el móvil y pulsar la pantalla para que enfoque. Sobre lo útil que es este modo en el día a día hablaremos en su momento, pero lo que es innegable es que los resultados son de lo más llamativos. La foto que hay sobre estas líneas ha sido tomada a unos dos centímetros de la moneda, para que nos hagamos una idea.
El Motorola Edge apunta maneras
El Motorola Edge es un soplo de aire fresco en el catálogo de Motorola que se agradece. Dejando de lado los gustos personales de cada uno, la pantalla curva le da un toque de lo más interesante al dispositivo, se ve muy bien y los 90 Hz le sientan perfectamente. A falta de analizarlo en varios escenarios, y sin haber tenido ocasión de ver cómo afectan o dejan de afectar las curvas en el día a día, tengo la sensación de que la pantalla será uno de sus puntos fuertes.
El rendimiento tampoco parece que vaya a ser un problema, al menos en cuanto a motor. El Snapdragon 765 es un procesador muy solvente y los 6 GB de RAM parece que serán suficientes. La duda que queda por resolver es cómo se comportará la batería después de usarlo de forma intensiva y exprimiendo la tasa de refresco. Algo similar se puede decir de la cámara, que a priori no parece rendir nada mal cuando la luz acompaña.
Sea como fuere, el Motorola Edge tiene un enorme reto por delante: competir contra otros terminales de gama media premium más económicos. El dispositivo tiene un precio de 599 euros, una cifra propia de la gama alta, y el mercado aprieta con fuerza. Los ingredientes para conseguirlo los tiene, sin duda, pero para saber si el plato resultante está bueno tendremos que esperar un poquito más.
Motorola Edge - Smartphone de 6.7" FHD+ (5G, Pantalla Curva o-Notch 90 Grados, procesador Qualcomm Snapdragon SM7250, cámara 64 MP, batería 4500 mAH, Dual SIM, 6/128 GB, Android 10) Negro
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