No nos lo creemos: los móviles no desaparecerán en 2030, y mucho menos como ha predicho Nokia

En una industria en permanente cambio como lo es la de la tecnología las predicciones a medio plazo son arriesgadas, y a largo plazo suelen ser extraordinariamente endebles. Especialmente aquellas que pronostican cómo serán nuestros hábitos tomando como referencia alguna innovación incipiente que aún lo tiene todo por demostrar. Esta es, en esencia, la razón por la que nos parece poco creíble que los smartphones tal y como los conocemos vayan a desaparecer en 2030.

El lunes pasado os contamos que Nishant Batra, el director de estrategia y tecnología de Nokia, ha predicho que los teléfonos móviles desaparecerán antes de que expire esta década. Y la razón por la que se esfumarán de nuestras vidas según este ejecutivo es muy sorprendente. De hecho, a nosotros nos parece que está cogida con unas pinzas muy frágiles. "Creemos que los teléfonos inteligentes serán superados por la experiencia del metaverso durante la segunda mitad de esta década", sentencia Batra.

Puede que el metaverso vaya a alguna parte, pero aún lo tiene todo por demostrar

Más allá de su procedencia, una afirmación como esta carece de valor si no llega acompañada por una descripción bien fundada del contexto en el que puede desencadenarse este vaticinio. Y sí, parece que Batra cree tenerla razonablemente bien atada. Según este ejecutivo para que los dispositivos de realidad aumentada y realidad virtual necesarios para acceder al metaverso consigan reemplazar a los teléfonos móviles deberán ser más ergonómicos y más baratos. Y sí, no cabe duda de que cuando menos deberán cumplir estas dos condiciones.

Asumir que en siete años van a desplazar a nuestros móviles y a solventar todos los desafíos tecnológicos que tienen por delante son palabras mayores

El problema es que ahora mismo ese horizonte parece muy lejano. Los dispositivos de realidad virtual que actualmente nos ofrecen una experiencia razonablemente satisfactoria no son baratos. Y tampoco son precisamente ergonómicos. Ni portátiles. Podemos estar seguros de que durante los próximos años van a mejorar, pero asumir que como mucho en siete años van a desplazar a nuestros smartphones y a solventar todos los desafíos tecnológicos que todavía tienen por delante son palabras mayores.

Además, más allá del desarrollo de la tecnología, para que se produzca este hito será necesario derribar al menos dos barreras adicionales. La primera de ellas consiste, sencillamente, en que el hombre es un animal de costumbres, y los teléfonos móviles se han transformado en un elemento completamente integrado en nuestra cotidianeidad. En nuestro día a día. Y romper con más de dos décadas y media durante las que su penetración solo ha ido a más no va a ser en absoluto pan comido.

La segunda barrera es si cabe más alta. Y es que el metaverso todavía lo tiene todo por demostrar. Meta va a la cabeza de las empresas que están apostando por este ecosistema, pero su promesa por el momento deja muchas dudas. Y el esfuerzo económico y tecnológico que está afrontando para sacar adelante este proyecto está colocando a la compañía de Mark Zuckerberg en una situación muy comprometida, por lo que a medio plazo parece un propósito difícilmente realizable.

El metaverso que nos han prometido debe mejorar muchísimo para dejar de ser tan feo y aburrido como lo es la visión que nos proponen hoy

Tanto, de hecho, que Meta recientemente ha salido del 'top 20' que recoge las empresas más valoradas del mundo. Cuando menos el metaverso que nos han prometido debe mejorar muchísimo para dejar de ser tan feo y aburrido como lo es la visión que nos proponen hoy. Y, sobre todo, tiene necesariamente que entregarnos una experiencia satisfactoria y ofrecernos valor añadido. Debe resultar útil. No es imposible que Meta u otras empresas logren hacerlo antes de que acabe esta década, pero ahora mismo parece muy poco probable. Casi irrealizable.

Imagen de portada: Daniel Frank

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