Es inevitable. La semana del nuevo iPhone – salvo sorpresa mayúscula – ha llegado y toca centrarse en el próximo teléfono de Apple.
Con las compañías importantes que apuestan por Android y Windows Phone 8 ya prácticamente posicionadas en el mercado de cara al final de año y la campaña más potente de ventas (HTC One X, Lumia 920 y Galaxy S3 a la cabeza en prestaciones), Apple ya está lista para dar su respuesta y posicionar al nuevo iPhone 5 como un contendiente más.
Sin polémicas, fanatismos ni odios viscerales, pasemos a repasar lo que podemos esperar del iPhone 5.
La pantalla, la clave de la renovación
La intriga de años anteriores sobre lo que Apple podría presentar en una keynote ha evolucionado hacia ciclos entre productos de la compañía de la manzana que son una sucesión de rumores, apuestas y más filtraciones seguramente de las que desearía Apple.
Las filtraciones, rumores y adivinanzas sobre el próximo iPhone 5, todas acaban en un aumento de pantalla hasta las 4 pulgadas. Sus principales contendientes en el mercado de los smartphone avanzados ya han dado el paso, y aunque se esperaba para el iPhone 4S, parece que ahora es inevitable que Apple aumente la pantalla de su teléfono y le de una resolución de 640 × 1.136 píxeles.
Si bien este aumento de pantalla podría pensarse que llevara asociado un cambio radical de diseño, no irán por ahí los tiros en principio. Lo “normal” será ver un diseño clavado en el que el grosor incluso pueda reducirse, el ancho no varíe en absoluto para poder hacerlo igual de cómodo de usar que el actual, y lo que crezca sea la altura del teléfono, aprovechando la compañía para actualizar procesador, cámara de fotos y batería.
Nueva conexión principal, más negocio para Apple
La principal novedad en el diseño más allá de la pantalla, llegará de mano de la conexión principal. Se habla ya desde hace tiempo de la adopción de un nuevo dock más pequeño que revolucionaría el ecosistema de accesorios que se ha creado alrededor de los productos de Apple. Eso provocará que toda la gama actual quede inservible a no ser que alguien presente un adaptador para poder reutilizarlos con el nuevo iPhone 5 y posiblemente los nuevos iPod. ¿Y adivináis quién está dispuesto y tiene experiencia en vendernos adaptadores para sus conexiones específicas?
Los últimos rumores colocan en el mercado un adaptador de Apple por unos 10 dólares, pero como necesitaremos varios, habrá packs de 3 por 29 dólares. Y parece ser que la compañía de la manzana tendría la exclusividad en los adaptadores al principio.
Otra posibilidad es la de la llegada del sistema nanoSIM, la apuesta de Apple en la particular guerra por establecer el siguiente estándar en la industria. Si nos atenemos a la obsesión de Apple por reducir el interior de sus equipos a la mínima expresión, y lo bien que le salió la jugada de la microSIM, podemos darle una credibilidad bastante alta a este cambio.
Y quizás podríamos también apostar por un acabado del nuevo iPhone diferente, pero no creo que el color lo veamos todavía más allá del blanco y negro.
Conectividad LTE y NFC: muy mediáticas
Las cifras gustan, y aunque el tamaño no importa, presumir de tener lo mejor es muy tentador. Por eso Apple parece que incluirá la conectividad LTE o 4G en su próximo iPhone, al igual que ya hiciera con el nuevo iPad, pese a que no está claro que se le pueda sacar todavía ventaja en zonas como España, con las redes LTE todavía en pañales.
Pese a lo dicho, lo lógico es pensar que, arreglando lo que hicieron con el nuevo iPad, la conectividad 4G del próximo iPhone 5 sí que sea compatible con diferentes zonas, las más importantes la europea, estadounidense y asiática.
En cuanto a la conectividad NFC, quizás Apple no haya decidido todavía que es el momento de incorporarla, pero con la extensa gama de accesorios de la que disfruta el llamado ecosistema iPhone, una conexión tan directa y sencilla como la NFC parece extraño que no sea más aprovechada por Apple. Además, el juego que dan las etiquetas NFC casa perfectamente con Apple. Sony ya ha demostrado que con sus SmartTags se pueden conseguir usos más allá de la curiosidad.
Estoy casi seguro de que, si ese sistema lo hubiera implementado Apple en su anterior iPhone 4S, se habría tomado como una revolución y Apple lo habría convertido en un lucrativo negocio de pegatinas programables con el teléfono. Si finalmente lo saca, no dudo que le de la vuelta a la tecnología y lo presente como un avance magnífico para el consumidor.
Sin ser tan malo, la conectividad NFC se espera básicamente porque debe ser la segunda pata para que el sistema Passbook eche a andar de forma seria.
Por cierto, todas las imágenes que he utilizado para ilustrar este post son recreaciones sobre el nuevo iPhone, con el teléfono que se convierte en tablet a la cabeza. Un nuevo sueño loco del estudio aatma que se convertirá pronto en un viral al que habrá que contestar con santa paciencia.
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