La "premiumización" de la gama media ha traído una consecuencia inmediata: un aumento de precios que ha llegado para quedarse
He perdido (casi) toda esperanza con la gama media, al menos cuando se lanza a precio de partida. Los fabricantes están siguiendo una senda clara: vestir como premium teléfonos que no tienen como objetivo un cliente que quiera un móvil caro. Gama media con apellidos Pro, cámaras de muchos megapíxeles, aura de gama alta.
La gama media-alta ha evolucionado creando un nuevo estándar. Ha devorado por completo a lo que siempre hemos entendido como un móvil de gama media, relegando a ese rango mágico de los 200 - 300 euros a teléfonos que, contextualizando, tienen especificaciones más cercanas a la gama de entrada.
Cuando la gama media era gama media
Hasta hace no tantos años, las gamas en Android estaban bien diferenciadas: gama de entrada o gama baja, gama media y gama alta. No había muchas más complicaciones. Si necesitabas lo más básico: gama baja. Si querías algo en calidad-precio: gama media. Si apuntabas a lo mejor: gama alta.
Los apellidos "Pro" empezaron a llegar para diferenciar los gama media menos ambiciosos de los gama media más completos. Pese a ello, la gama media Pro no dejaba de ser gama media, sin ínfulas de gama alta. Esto permitía cierta contención en precios.
Algunos datos que duelen en 2024:
- En 2021, un Redmi Note 12 Pro costaba 189 euros.
- Un POCO X3 Pro costaba 249 euros.
- Un Realme 8 Pro costaba 279 euros.
Que los fabricantes empezasen a darle apellidos a sus móviles de gama media, haciendo crecer las familias y dando más posibilidades de elección a los usuarios no es algo, per se, negativo. El problema es cuando el fabricante te invita a amablemente a apostar por el gama media más caro si quieres tecnologías tan básicas como el 5G, o si quieres un procesador que funcione medianamente bien.
Gama media que no quiere ser gama media, pero que es gama media
Cámaras de 200 megapíxeles, sistemas de carga rápida de 120W, paneles compatibles con Dolby Vision, procesadores de gama alta en conjuntos de gama media, etc. Los fabricantes han ido encontrando en la "gama media premium" un plan perfecto para elevar el ticket final de sus modelos estrella. Y sí, todos queremos mejores especificaciones. Pero en gama media, lo que se suele buscar es calidad-precio.
Ejemplos de esta nueva gama media premium los encontramos en modelos como el Xiaomi Redmi Note 13 Pro+, teléfono muy completo con un precio de partida de de 449,99 euros y... diferencias respecto a un Redmi Note 13 Pro que, como analista, estoy más que convencido que el principal target de este tipo de dispositivos no va a notar.
Memorias UFS 3.1 en lugar de 2.2, acabado siliconado en lugar de cristal, Snapdragon 7S Gen 2 en lugar de un MediaTek 7200 Ultra, carga rápida de 67W en lugar de 120W. El problema, de nuevo, no es que haya un móvil con buenas specs y más caro. El asunto es que el modelo de partida de la familia cuesta 349 euros de partida y es 4G. ¿Solución? Saltar al modelo Pro (no Pro+), para tener otro chipset y, por tanto, 5G.
La contrapartida es el Google Pixel 8a, un terminal con procesador de gama alta, pero sensor de cámara, acabados (plástico, biseles anchos, etc.) y algunas tecnologías de gama media económica. ¿El precio? 549 euros. Una cifra que lo acerca tanto al Pixel 8 que Google ha tenido que lanzar un insólito plan trade-in para potenciar las ventas y lograr que el dispositivo se acerque a un PVP de 300 euros.
Vaya por delante que este es un punto de vista completamente personal, pero es algo que tengo claro desde hace tiempo y que, por más contexto de inflación que estemos sufriendo no va a cambiar: un gama media no puede costar 500 euros.
Los precios "reales" se conocen unos meses después
Los datos apoyan mi punto: los precios en gama media premium son tan artificiales que no tardan más que unos pocos meses en volver a donde siempre debieron estar. De hecho, hay algunos modelos que nacen tan inflados de precio, que acaban opacando las bajadas de otros modelos. Hay ejemplos muy curiosos:
- Un Xiaomi Redmi Note 12 Pro (4G), con precio de partida de 279 euros, ahora cuesta 242 euros en Amazon.
- Un Xiaomi Redmi Note 12 Pro 5G, con precio de partida de 429 euros, ahora cuesta 247 euros en Amazon.
- Un Google Pixel 7a, con un precio de partida de 509 euros, ahora cuesta 379 en MediaMarkt.
- Un Samsung Galaxy A54, con un precio de partida de 499 euros, ahora cuesta 349,90 euros en MediaMarkt.
La estrategia es completamente lícita: precios de partida altos, sostenidos durante los primeros meses del ciclo de venta, para posteriormente disminuirlos conforme se acerca el modelo siguiente. Pese a ello, da que pensar que un teléfono de 500 euros se pueda comprar por menos de 250 en la propia tienda oficial del fabricante, tan solo unos meses después.
La gama media que resiste
Esta tozudez con los precios no es una obsesión personal, tan solo es fruto de ver cómo el mercado avanza hacia una gama media que se mueve en cifras poco lógicas. Sobre todo, si tenemos en cuenta que hay ciertas excepciones luchando por calidad-precio.
Encontramos ejemplos en el Nothing Phone (2a): un móvil 5G, con 8 GB de RAM, carga rápida de 45W, pantalla AMOLED y tres años de actualizaciones. ¿Su precio? 329 euros.
Algo similar sucede con Motorola y su Moto G84: pantalla OLED, 12 + 256 GB de memoria interna, 5.000mah con 33W, cámara de 50 MP con OIS, Snapdragon 695 y... todo por 299 euros.
Tampoco pierde el foco POCO, con un X6 Pro que parte de 349 euros, con un panel AMOLED de 1.800 nits de brillo, Dimensity 8300 Ultra (procesador más de gama alta que de gama media), carga rápida de 67W y Dolby Atmos.
Sí, en pleno 2024, la gama media puede seguir por debajo de los 350 euros. Una gama media con 5G, buenos acabados y todo lo necesario para el día a día. Cuando estos terminales empiezan a ser excepciones, es momento de plantearse qué está sucediendo en el mercado.
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