Permitir la entrada del teléfono móvil en clase fuera del proceso de enseñanza-aprendizaje no solo no es beneficioso sino que afecta de manera especial a los alumnos con bajo rendimiento. Es lo que indica un estudio británico de la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres, que ha recopilado datos sobre expedientes, porcentaje de adopción del teléfono móvil entre jóvenes en edad escolar y la prohibición creciente del uso del teléfono en centros escolares de Reino Unido.
Lejos de acompañar los resultados la idea de que permitir el teléfono en clase de nuevo reduciría las desigualdades en clase, como está pasando en lugares como Nueva York, el estudio saca otras conclusiones: mientras que los mejores alumnos no ven afectados sus resultados por la presencia del teléfono móvil en clase, los que tienen peores resultados empeoran los suyos.
Usar el teléfono móvil equivale a necesitar una hora más de clase a la semana
Para el estudio, los investigadores de la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres han combinado los resultados obtenidos por los alumnos británicos de cuatro ciudades de Reino Unido (Birmingham, Londres, Leicester y Manchester) en sus exámenes con los reglamentos de los centros educativos públicos en referencia a la prohibición del teléfono móvil en sus aulas, la cual no está reglada de forma general sino que depende de cada centro.
El seguimiento se realizó desde 2001 hasta 2013 en la etapa de secundaria, desde los 11 a los 16 años, y teniendo en cuenta las notas de los exámenes obligatorios y externos de cada ciclo. Solo se tuvieron en cuenta para el estudio los centros que o bien prohibían la entrada de teléfonos en las aulas o los recogían al inicio de las clases, porcentaje que en 2012 suponía un 98% de los centros estudiados.
Los resultados en alumnos con un rendimiento que ya era bueno no variaron apenas, y se concluye en el estudio que la presencia de alumnos con teléfonos móviles en clase no afecta a sus notas. Todo lo contrario ocurre con los alumnos de bajo rendimiento: la decisión de no dejar entrar teléfono en clase mejoró sus resultados un 6.4% respecto a la desviación típica en los alumnos de último curso, donde la relevancia del uso del teléfono móvil está más extendido según los investigadores. En alumnos de menor edad, como los de 14 años, la presencia de teléfonos no supuso variación alguna de sus notas en los grupos en los años de seguimiento de resultados.
Según datos del estudio, esta mejora experimentada en los alumnos se correspondería con una asistencia de cinco días extras a clase por añoo la no necesidad de una hora extra de clase a la semana. Además de los mejores datos entre alumnos con peores resultados académicos, que doblaban a los que obtenían los que se mantenían en notas medias, el estudio señala una mejora en el rendimiento sin teléfonos móviles de por medio en aquellos alumnos con necesidades educativas especiales y los de menor nivel económico que disponían de comedor gratis en los centros públicos.
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