Si 2017 fue el año de los smartphones con pantallas sin -apenas- marcos, 2018 empieza a parecer, notch aparte, el año de los smartphones para gamers, una tendencia en auge promovida por el cada vez más poderoso mercado de los juegos móviles, y consolidada por Samsung con la presentación del Galaxy Note 9, que pese a ser un smartphone de masas, generalista, ha tenido varios guiños a este perfil de usuario.
Antes que el Galaxy Note 9 llegaron otros con esta vocación, y aquí el protagonista absoluto es el Razer Phone, precisamente traído por la compañía que se está posicionando como una de las reinas de la industria gamer. Una pantalla a 120 hz, unos altavoces espectaculares y una batería de 4.000 mAh fueron algunas de sus cartas para convencer al jugador intensivo. Después llegó el Black Shark de Xiaomi, en una línea similar, con micrófono dedicado, joystick y botones físicos o sistema de refrigeración líquida.
Algo después fue anunciado el Nubia Red Magic, con el foco en velocidad de lectura y espacio de almacenamiento, o un botón dedicado a aumentar el rendimiento del terminal, una suerte de overclocking llevado al smartphone.
La refrigeración líquida mejorada o la gran autonomía son algunas de las bazas del Note 9 para convencer al público gamer
¿Qué aporta ahora Samsung con el Note 9 a este segmento? En primer lugar, es la primera vez que una de las marcas que más teléfonos vende del mundo realiza un acercamiento así. Hasta ahora habían sido marcas menores las que se habían atrevido, o en el caso de Xiaomi, el producto no tenía una línea de distribución clara y global.
A nivel de hardware, el Note 9 ofrece refrigeración líquida, 4.000 mAh de batería y 128 o 512 GB de almacenamiento, así como 6 u 8 GB de RAM, cifras más que generosas para el gamer móvil.
Una línea similar siguió el Asus ROG, que también incluyó cámara de vapor para la refrigeración, sensores táctiles o una pantalla HDR a 90 hz, con procesador y GPU optimizados para jugar.
¿De dónde viene este interés por parte de los fabricantes? Naturalmente, del dinero. Los juegos móviles mueven cada vez más y mayores transacciones. En los últimos tres años el negocio ha pasado de ser de 29.000 millones de dólares anuales a estimarse en unos 45.000 millones para finales de 2018, según DigiCapital. Del consumo total de videojuegos, 4 de cada 10 dólares están en plataformas móviles, y la tendencia es al alza.
Por si fuera poco, Samsung se ha sacado un curioso as de la manga con la presentación del Note 9: la beta de Fortnite para Android llegará primero a los usuarios de los Galaxy compatibles, y Note 9 y la tablet Tab S4 tendrán una skin especial. Una buena forma de llamar la atención de este mercado, y quizás más efectiva a corto plazo que la inclusión del hardware antes mencionado. ¿Cuántos smartphones veremos en los próximos meses con funciones o novedades dirigidas específicamente a los jugones móviles?
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