Seguimos con nuestra particular cuenta atrás hacia el Mobile World Congress pasando revista a los adolescentes de la era pre-smartphone, los terminales que fueron sentando las bases para que hoy llevemos auténticos ordenadores en el bolsillo.
Corre el año 1997. Siemens no sólo fabrica lavadoras, también vende teléfonos y sorprende a propios y extraños con el lanzamiento del primer móvil con pantalla a color, el Siemens S10.
La pantalla del S10 era, en realidad, una de las primeras LCD coloreadas con una paleta de tonos muy básica y una resolución de 97×54 píxeles repartidos en seis líneas. En otras palabras, lo único que hacía este venerable abuelete era mostrar texto en distintos colores y pequeños iconos, pero ya era un avance.
Equipado con uno de aquellos horrosos teclados de goma y con una configuración de botones ya muy parecida a la de los móviles modernos, el Siemens S10 destacó también por su batería Li-ION que le otorgaba una autonomía de 10 horas en conversación. Nos gustaría poder decir que el mundo de las baterías ha avanzado una barbaridad. Lamentablemente el mundo de los componentes que devoran energía también lo ha hecho.
Un hermano deslizante
Apenas dos años después, Siemens lanzó al mercado el Siemens SL1088, considerado el primer terminal con formato deslizante de la historia aunque ya sabeis que en esto de quien ha sido el primero en inventar algo siempre hay discusiones.
El SL1088 es prácticamente idéntico en prestaciones al S10, incluyendo su peculiar pantalla ‘coloreada’. Su mayor problema era que hubo que recortar la batería para acomodarla en el poco espacio disponible y la autonomía se recortó hasta sólo 3 horas. Con todo, ambos hermanos se merecen nuestro segundo puesto en esta serie de retromóviles por su uso pionero del color.
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