Hace algunos días se filtró en la red que TCL Communication, la empresa encargada de las marcas Alcatel y Blackberry, estaba preparando un móvil plegable. Ahora, en el marco del MWC 2019, hemos podido saber que, efectivamente, es así, pero no llegará ni durante el evento que esta semana nos ocupa ni durante este año, sino que la espera se dilatará hasta 2020. La tecnología, eso sí, está preparada.
TCL, durante la presentación de los nuevos Alcatel 3 y Alcatel 1, aprovechó para dejarnos ver lo que estaban preparando para próximas generaciones de móviles y, además de las pantallas agujereadas Infinity-O, que ya están comenzando a producir en serie (y que podemos esperar ver en un dispositivo más pronto que tarde), pudimos ver una serie de prototipos de móviles plegables.
No pudimos tocarlos ni “jugar” con ellos porque eran eso, prototipos, pero tuvimos ocasión de hablar con Peter Lee, General Manager de TCL Communication, sobre los planes que la empresa china tiene entre manos y por qué, a pesar de que Samsung y Huawei se han atrevido a lanzar sus modelos plegables, TCL, que tiene la tecnología necesaria para haberlo hecho también, ha optado por dar un paso atrás.
Devolver la personalidad a los móviles
Según pudimos ver en la presentación, TCL tiene un panel AMOLED fabricado por su empresa hermana, CSOT, de 7,2 pulgadas con resolución 2K+ (2.048 x 1.536 píxeles) que ocupa el 90% del frontal del dispositivo y que se puede doblar como este lo requiera. Este dato es importante, porque es donde reside la magia del sistema DragonHinge.
DragonHinge es una tecnología propietaria que se resume en una carcasa mecánica que se adapta a cómo se vaya a plegar el móvil. Entiéndelo como una bisagra que puedes usar para hacer un teléfono como el Huawei Mate X (es decir, que se pliega hacia afuera, dejando la pantalla visible en ambas caras), un Galaxy Fold (que se pliega hacia dentro) o un teléfono tipo concha (que sea más alargado, se pliegue en vertical y se cierre sobre sí mismo).
No nos explicaron cómo funciona exactamente, pero por lo que pudimos ver se trata de una especie de junta vertebrada con varios módulos pequeños que hacen que el panel no se pliegue completamente, sino que la curvatura tenga un pequeño radio para evitar problemas en esta zona, que es la que a mayor tensión está sometida. Después de todo, cuando estos dispositivos sean mainstream, si es que llegan a serlo, el ciclo plegar-desplegar se hará infinidad de veces al día.
Sea como sea, lo que parece estar claro es que las pantallas plegables son el siguiente salto en el mundo de los smartphones. Son versátiles, permiten tener “dos dispositivos” en uno (una tablet y un móvil) y las posibilidades relacionadas con el consumo multimedia son interesantes. Sin embargo, Peter Lee va más allá. Lee opina que las pantallas plegables le devolverán la personalidad a unos dispositivos que llevan algunos años estancados en términos de diseño.
Según Lee, “en la última década, desde el 2000 al 2010, los usuarios estaban más dispuestos a cambiar sus productos porque tenían diferentes diseños, como un teclado deslizante o tipo concha. Cuando ponían sus teléfonos sobre la mesa, cada uno era un individuo. Ahora, cuando las personas ponemos nuestros móviles sobre la mesa, todos parecen iguales”. “Si el teléfono es negro”, continúa, “no puedes diferenciar si es un iPhone, un OPPO o un Alcatel”.
Si miramos los móviles, sobre todo los de gama alta, lanzados en los últimos años, todos han seguido un patrón más o menos similar en cuanto a diseño. Se han reducido los bordes, la pantalla se ha ido estirando hacia arriba, por no hablar de cuando llegó el notch, que hubo una invasión en toda regla de la muesca en casi, casi, casi todas las marcas.
La única forma de diferenciar un móvil de otro era encendiéndolos y viendo las capas de personalización o dándoles la vuelta para ver la trasera. Cada marca tiene sus pequeñas señas de identidad, correcto, pero cuando las pantallas están apagadas, si los miras desde arriba, es complicado distinguir cuál es un LG, cuál un Samsung, cuál un HTC y cuál un Xiaomi.
De acuerdo a Lee, las pantallas plegables “devolverán el estilo de vida al diseño”. “Podrás tener un móvil que se convierta en brazalete, podrás tener un dispositivo tipo libro, podrás tener uno tipo concha, y podrás crecer en el mercado”. Los últimos datos afirman que el mercado global de telefonía se está desinflando por varios motivos, pero principalmente porque el ciclo de renovación de móviles se ha hecho más largo y por el aumento de los precios.
Además, Lee apunta que “no hay diferenciación entre los productos, no hay más innovación por parte de los líderes, excepto en las especificaciones”, por lo que los usuarios tampoco tienen alicientes para renovarlos. Con la llegada de las pantallas plegables, “los consumidores podrán elegir tener un móvil que se adapte a su estilo de vida, de la misma forma que llevamos ropa de diferente color según nuestra personalidad”.
¿Y a qué esperar?
Las palabras de Peter Lee son, como poco, ilusionantes, pero la siguiente pregunta es obligada: ¿a qué espera TCL para hacer esto realidad? En pocas palabras, a que la tecnología tenga mercado y esté preparada para el público medio. “No estamos en una carrera para salir los primeros. Apostamos por adoptar un enfoque paciente y reflexivo no solo para resolver los desafíos de hardware, sino también para trabajar con nuestros socios en soluciones de software que garanticen una excelente experiencia a nuestros usuarios”, afirma Lee, que nos adelanta que no debemos esperar un móvil plegable de la firma en el corto plazo.
Llegará, nos lo confirma, pero lo hará en 2020 y con un precio inferior a 1.000 euros, es decir, la mitad que el Galaxy Fold y bastante menos de la mitad que el Huawei Mate X. “La estrategia no es ser los primeros, lo que queremos es lanzar estos productos cuando seamos capaces de ofrecerlos a todos”.
La tecnología, cuando es nueva, suele ser también cara. Deben pulirse los procesos de producción para optimizar costes y poder crear más producto con menos inversión, pero hasta que eso llega, los dispositivos que la implementan son caros. Que el Galaxy Fold valga 1.800 dólares o que el Mate X de Huawei suba hasta los 2.300 dólares no es capricho del destino, es que detrás de esa pantalla hay una inversión y una producción que no es tan barata como la de las pantallas planas. Es el precio a pagar por ser pionero.
Pero no es solo pantalla. Uno de los puntos más importantes de los nuevos móviles plegables reside en el software. Si la diferencia entre usar la pantalla desplegada y plegada es que la app se ve más grande, la experiencia de usuario cambia más bien poco. Es algo parecido a lo que le pasa al iPad Pro, que es un dispositivo potente que flaquea, precisamente, en la experiencia de usuario de iOS 12, un sistema operativo que, como dijo en el análisis nuestro compañero Javier Penalva, “no es capaz de ofrecer nada diferenciador para un hardware que pide mucho más”.
Que 2019 iba a ser el año en el que veríamos los primeros móviles plegables era algo que podíamos intuir, pero posiblemente no sea el año en el que se conviertan en dispositivos mainstream. Esta tecnología está dando sus primeros pasos, igual que los lectores de huella bajo la pantalla o los zoom ópticos para móviles, pero el camino es largo y todavía hay aspectos a mejorar.
Ver todos los comentarios en https://www.xataka.com
VER 11 Comentarios