No me sirve de nada que me vendan unas especificaciones de infarto si el procesado no es bueno. He probado móviles con muchos megapíxeles, sensores enormes y especificaciones de primer nivel. La mayoría de ellos quedaban por detrás de los Google Pixel y iPhone, que hasta hace no mucho tenían sensores con 12 megapíxeles.
Pero todo ha cambiado este año. Lo que he probado con el Galaxy S23 Ultra y su sensor de 200 megapíxeles es uno de los mayores saltos en la historia reciente de la fotografía móvil. Esta semana pude analizar también el Xiaomi Redmi Note 12 Pro+, y pude comprobar que la fórmula se repite. Los 200 megapíxeles tienen un componente de marketing de bastante peso pero, bien aprovechados, son un antes y un después para la cámara de nuestro teléfono.
Esto no es una comparativa entre estos dos teléfonos, no tendría sentido ni sería justo. Quiero mostrarte para qué sirven realmente los 200 megapíxeles, más allá del manido mantra del "puedes ampliar mucho las fotografías e imprimir con mayor calidad". Hay ventajas reales, y es importante recalcarlas.
Un escape a la fotografía computacional
La fotografía actual está rota. A los fabricantes se les está yendo de las manos el procesado computacional, y a día de hoy raro es el terminal que no fuerza detalle por software, modifica la piel en el modo retrato, saca fotografías nocturnas en las que parece que es de día o, sin tapujos, se inventa elementos que no existen.
Parte de la culpa la tenemos los usuarios. Preferimos fotografías luminosas a oscuras, aunque esa luz no exista. Preferimos colores vívidos a apagados, aunque no exista esa saturación en la vida real, queremos luminosidad en las fotografías nocturnas, aunque por la noche no haya luz, y queremos salir estupendos en los retratos, aunque nuestra piel tenga imperfecciones. La fotografía computacional viene para solucionar problemas que nos hemos inventado. Esto está bien, pero no nos deja margen a los que queremos una fotografía natural.
Y sí, con los sensores y lentes que tenemos actualmente somos capaces de realizar fotografías con una naturalidad y nivel de detalle bastante salvajes. Apple fue la prueba con ProRAW, y Samsung ha puesto las cartas sobre la mesa con el ISOCELL HP2: tanto en RAW como en modo manual a 200 megapíxeles. Sobre el RAW ya hemos hablado, así que ahora es turno de hablar de la resolución.
Los 200 megapíxeles sirven, pero no para lo que pensabas
Los megapíxeles son, en buena parte, una herramienta de marketing. Hemos asociado que cuantos más, mejor. No fue así con los 108 megapíxeles del Samsung Galaxy S20 Ultra. Tampoco con la infinidad de teléfonos de gama media que saltaron a sensores mediocres de 48 megapíxeles, ofreciendo en algunos casos incluso peores resultados que con sensores de 12. Pero este año algo está cambiando. Los modos de ultra resolución sirven para evitar el drama del que te vengo hablando: la fotografía ultraprocesada a 12 megapíxeles.
Repito: esta no es una comparativa para ver qué modelo es mejor, quiero mostrarte la barbaridad en detalle que supone disparar a 200 megapíxeles. Un poco más adelante, te mostraré las diferencias con los disparos a 12 megapíxeles, para que entiendas la obsesión por los terribles procesados en los modos automáticos.
Esto que estás viendo es importante, mucho. Hablamos de un Redmi Note 12 Pro+ de 499 euros plantándole cara a un Samsung Galaxy S23 Ultra en una fotografía disparada a 200 megapíxeles. El Samsung cuenta con un ISOCELL HP2 de tamaño 1/1.3", mientras el Redmi cuenta con un ISOCELL HPX de tamaño 1/1.4". El sensor del Galaxy es más grande, pero no hay una diferencia abismal.
Empiezo por esta fotografía, ya que fue una de las que más me impactó al empezar a tomar muestras para este artículo. Las filosofías son distintas: la fotografía del Samsung es algo más blanda y el Redmi trabaja algo más el detalle de forma artificial para lograr contornos más definidos. Sea como fuere, el detalle ampliando incluso más allá del 100% es sencillamente espectacular.
"¿Ves? ¡Los megapíxeles sirven para ampliar mucho!" Podrías pensar. Lo cierto es que esta es una verdad a medias. La parte cierta es que contar con una resolución tan grande nos permite ampliar y ampliar con más margen que en una fotografía más pequeña. Pero, si te fijas, la clave no es que al ampliar tengamos detalle. La clave es que estas fotografías están procesadas de una forma completamente distinta. Y te voy a explicar fácilmente cómo demostrar esto.
Estás viendo dos fotografías en baja luz. Las dos con el mismo teléfono, pero una en 200 megapíxeles y otra en 12 megapíxeles. He escogido esta escena porque la propia Xiaomi no nos recomienda disparar a 200 megapíxeles con baja luz, el teléfono nos muestra un aviso. En esta circunstancia ambas fotografías tienen bastante sharpening y están procesadas de forma algo desagradable. Es la prueba de que, si el procesado es el mismo, poco importa la resolución.
Ahora estás viendo las mismas dos fotografías, tomadas por el Samsung Galaxy S23 Ultra. En este caso estamos ante un gama alta, y no hay miedo a disparar sin apenas luz a 200 megapíxeles. Las diferencias aquí son brutales. La fotografía en 200 MP no tiene tanto sharpening, hay algo de ruido al no haberse lavado esta información, e incluso llega a haber diferencias en colorimetría.
Es el mejor ejemplo posible de que todo depende del procesado. Los 200 MP son una ayuda tremenda, pero si la fotografía se procesa igual que la de 12, el resultado no mejorará en absoluto.
Las fotografías de 200 megapíxeles ocupan entre 20 y 30 MB. Son archivos muy pesados que hacen trabajar bastante al teléfono, lo que le complica las cosas a los fabricantes a la hora de hiperprocesar este tipo de fotografías.
En un recorte de objeto lejano al 100% hace falta un ojo bastante entrenado para notar que los bordes están bastante más definidos en la fotografía a 200 megapíxeles. Lo que sí se aprecia a simple vista es la diferencia en el procesado del HDR, así como el impacto del mismo en la colorimetría final. En palabras más sencillas, la prueba de que con buena luz tenemos fotografías a 200 megapíxeles con el procesado que queremos, al menos en este teléfono.
Rescato este ejemplo del análisis del S23 Ultra para reiterar este punto. Aquí vemos cómo, disparando en 200 megapíxeles, ¡cambia hasta el color de la fotografía! El detalle adicional que hay, además, no es por la propia resolución (es un recorte al 100%, nada loco), sino por las diferencias a la hora de procesar la escena.
En resumidas cuentas: si los megapíxeles traen un procesado distinto, bienvenidos sean
Samsung y Xiaomi no están solas aquí. Apple también se ha sumado a la moda de las fotografías ultraprocesadas, con el iPhone 13 Pro tenían un RAW bastante pobre, y no ha sido hasta la llegada de los 48 megapíxeles cuando ProRAW finalmente ofrece el procesado (o más bien, no procesado) que queremos.
En el caso de Samsung y Xiaomi, no veo el disparo a 200 megapíxeles como esa resolución para ampliar a lo loco. Es la puerta de escape al mal procesado que pueden llegar a hacer cuando disparamos a 12 megapíxeles en el modo automático.
Este mismo procesado podría aplicarse al modo de 12 megapíxeles: tendríamos más detalle y más naturalidad sin la necesidad física de sensores de altísima resolución. Nada apunta a que vaya a haber grandes cambios respecto a estas filosofías.
Imagen | Xataka
En Xataka | Soy fotógrafo y estas son las aplicaciones que instalo siempre en mi móvil.
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