Un McMurtry Spéirling contra un Ferrari LaFerrari. No es un duelo de nombres... peculiares. Es una prueba de aceleración. Una muerta de cómo el coche eléctrico puede barrer a todo un V12 altamente electrificado cuando se juega con la potencia bruta y el peso contenido.
El McMurtry Spéirling es un coche que vimos por primera vez en el último festival de Goodwood, una de las reuniones de aficionados al motor más conocidas del mundo. Allí, hay una tradición, recorrer los 1,89 kilómetros de circuito hasta lo más alto de su colina. Un trazado por el que han pasado los deportivos más conocidos, los prototipos más alocados y hasta monoplazas de Fórmula 1.
De hecho, era un monoplaza de Fórmula 1 el que tenía el récord del circuito hasta hace unos pocos años. En 1998, Nick Heidfeld puso el listón en 41,6 segundos con el McLaren MP4/13. En 2019, la cifra se rompía por fin. El protagonista fue el Volkswagen ID. R, un prototipo eléctrico que rebajó la cifra hasta 39,9 segundos. El año pasado, el McMurtry Spéirling rebajó aún más el tiempo, dejándolo en unos sorprendentes 39,08 segundos.
El siguiente vídeo demuestra la enorme capacidad de aceleración de este "pequeño" coche eléctrico que saca todo el partido a su concepción como peso pluma. Las reacciones son tan instantáneas que las mínimas correcciones asustan.
La última víctima, un LaFerrari
¿Qué tiene el McMurtry Spéirling para haberse convertido en uno de los coches más rápidos del mundo? La respuesta es: todo. Lo tiene todo para haberse convertido en uno de los coches más rápidos del mundo, capaz de alcanzar el 0 a 100 km/h en apenas 1,5 segundos. Un hito que sólo pueden alcanzar los coches eléctricos.
Para conseguir semejantes cifras, el McMurtry Spéirling es un monoplaza eléctrico de dimensiones ridículas: 3,5 metros de largo, 1,7 metros de ancho y 1,1 metros de alto. Esto le permite mantener a raya su peso y dar cobijo a una batería de 60 kWh cuyo único propósito es lanzar al coche lo más lejos y lo más rápido posible.
A esta batería se le suma una potencia de 1.000 CV que es una auténtica bomba para un coche que solo pesa 1.000 kg. Una filosofía propia del Koenigsegg One:1. En el habitáculo, el piloto solo encontrará un volante con una pantalla digital integrada y dos salidas de aire. La técnica se deja para el suelo, trabajado para conseguir la mayor carga aerodinámica posible, succionando el aire, presionando el coche contra el suelo y lanzándolo en su salida trasera.
El trabajo aerodinámico es tal que la firma asegura poder ofrecer una carga aerodinámica de 2.000 kg desde parado, la misma que consigue un Fórmula 1 a 250 km/h. En una entrevista a Autocar, Thomas Yates, creador de la marca, confirmó que su intención es poder homologarlo para poder conducirlo por la calle. De conseguirlo, su producción será mínima y superará, al menos, el millón de euros por unidad.
Hasta entonces, el McMurtry Spéirling nos sigue dejando imágenes increíbles, como la siguiente publicación en Instagram donde se compara la aceleración desde parado de un Ferrari LaFerrari, el sucesor del Ferrari Enzo que monta un V12 atomosférico de 6.3 litros que desarrolla 800 CV y que se combina con un potente motor eléctrico de 163 CV a modo de Kers, como en la Fórmula 1.
Cuando se cumplen diez años desde la presentación de uno de los coches más importantes de Ferrari de los últimos años, miramos con añoranza la sorpresa al comprobar que en la ficha técnica del nuevo deportivo se recogía que el deportivo de Il Cavallino podía alcanzar los 100 km/h desde parado en tres segundos. Ahora, el McMurtry Spéirling rebaja esa cifra a la mitad.
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