Si bucemos un poco entre los coches más rápidos de la historia, encontraremos auténticas joyas de la automoción. Entre las modernas, sin duda, una ha brillado por encima de todos: el Bugatti Veyron. Otros han llegado después pero pocos han tenido el magnetismo de un coche que ha tenido uno de los motores más famosos de la historia.
Echando la vista atrás, en el listado se encuentran increíbles deportivos como el McLaren F1, el Bugatti EB110 y, debilidad personal, el Ferrari F40. Tampoco quedan atrás los Ferrari 280 GTO, los 250 GTO o el mítico Mercedes 300 SL, el alas de gaviota.
Echar la vista atrás es ir descubriendo marcas e hitos a lo largo de la historia. Pero, todos estos coches son vehículos de producción por lo que, probablemente, habrá un superdeportivo que no veas en esta lista. Un vehículo único, que nació fruto del capricho de un multimillonario y que, vigente el récord de 391 km/h del McLaren F1, era capaz de alcanzar los 431 km/h.
La historia del único Lotec C1000
Como decíamos, si este coche no aparece en el listado anterior es, simple y llanamente, porque se trata de un ejemplar único en el mundo.
Lotec era una compañía alemana especializada en fabricar carrocerías y chasis propios para vehículos de competición. Aunque no se saben los detalles (y probablemente no se diera así), antes de 1995 una llamada debió entrar en sus oficinas. La respuesta, si tenemos en cuenta el año, llegaría en forma de fax.
Sí, aceptamos. 3,4 millones de dólares. Esto es lo que, según mi imaginación, se produciría antes de que conociéramos el Lotec C1000. Al menos lo que yo habría plasmado en una película si alguien tuviera el poco raciocinio de cederme un guión, mucho personal y millones de euros de presupuesto.
Pero dejando de lado mis fantasías, lo que sí se sabe es que el encargo le llegó a Lotec desde la casa (¿mansión?) de un jeque árabe. La petición era la de construir el coche más rápido del momento. Lotec dijo ser capaz de fabricarlo pero eso tenía un precio: sí, 3,4 millones de dólares en 1995.
El resultado se mostró a mediados de la década de los 90. El Lotec C1000 era un coche con chasis y carrocería de fibra de carbono que se había montado sobre el motor Mercedes 5.6 V8 MF117. Una bomba explosiva a la que, además, se le añadieron dos turbocompresores Garret para alcanzar la ilusoria cifra de 1.000 CV.
Con 1.000 CV y un peso de 1.080 kg (la fibra de carbono también se aplicó extensamente en componentes como la transmisión, entre otros), lo difícil era domar un coche que cubría el 0 a 100 km/h en 3,2 segundos y el 0 a 200 km/h en ocho segundos. La velocidad punta: los mencionados 431 km/h.
El superdeportivo fue visto recientemente en Curated, especialistas en este tipo de deportivos clásicos, su venta y la restauración de los mismos. Entonces se explicaba que el coche no tenía un valor de compara señalado y, finalmente, parece que como vino se fue.
En Xataka | El Mercedes T80, el coche montado sobre el motor de un caza con el que Hitler quiso llegar a los 750 km/h
Fotos | Curated
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