A la industria de la automoción no le salen las cuentas. O mejor dicho, sus cuentas no apuntan en la dirección que deberían. Greenpeace ha unido fuerzas con expertos de la Universidad de Tecnología de Sydney (UTS) y la alemana FHDW para responder a una cuestión tan interesante como crucial en caso de que queramos alcanzar los objetivos climáticos del Acuerdo de París: si los fabricantes de automóviles continúan vendiendo vehículos de combustión al ritmo que tienen previsto, ¿mantendremos el aumento global de temperaturas por debajo de los 1,5ºC?
Su conclusión es rotunda: no.
Y con claridad, además.
¿Qué dicen las cifras? Los cálculos de Greenpeace son bastante claros. Si queremos tener una probabilidad del 67% de que el alza de temperaturas no exceda de 1,5ºC nuestros vehículos ligeros —coches y furgonetas— deberían emitir un máximo de 53 Gt entre 2020 y 2050. Ese es, en palabras del informe, su “presupuesto de carbono”. ¿En cuántos automóviles se traduce eso? Pues con los parámetros actuales de tamaño, potencia, vida útil o kilometraje, equivale a la venta de 315 millones de nuevos vehículos con motor de combustión interna. El dato se calcula a partir de 2022.
¿Y qué se plantea vender el sector? Bastante más. Al menos según los expertos de Greenpeace. El organismo asegura que las ventas previstas de vehículos con motor de combustión interna oscilan entre 645 y 778 millones. Y eso, recalca, “como mínimo”. Con semejante dato se habría rebasado entre un 105 y 147% la venta de automóviles compatible con los objetivos climáticos.
El informe va más allá y señala que esas previsiones se traducirían en unas emisiones de carbono acumuladas entre 2020 y 2050 que ascenderían a entre 98 y 116 GT de CO2, muy por encima de lo que exige el Acuerdo de París. “Estas emisiones por encima de lo previsto, de al menos 45 GtC02, son del orden del presupuesto de carbono acumulado del sector de la construcción global y, por lo tanto, es muy poco probable que sean compensadas por otros sectores”, concluye el dossier.
¿Cómo se realizaron los cálculos? Para sus cálculos los investigadores se han basado en la planificación de cuatro grandes fabricantes del sector: Toyota, Volkswagen, Hyundai/Kia y General Motors (GM). A lo largo del estudio han evaluado sus objetivos de venta de vehículos eléctricos de batería (BEV) y los anuncios de eliminación de automóviles de motor de combustión interna para luego extrapolar las proyecciones a toda la industria. También se plantearon diferentes escenarios de evolución de la demanda de BEV: un alza con forma de “S”, otra lineal y una opción combinada.
Los técnicos dejan poco margen a interpretaciones: “Ni Volkswagen, ni Toyota, ni Hyndai/Kia, ni GM están en una trayectoria compatible con los 1,5ºC. Sus ventas previstas de vehículos con motor de combustión interna superan el máximo permitido en los presupuestos de carbono”. De todas las empresas analizadas, abunda, Toyota sería la peor parada y Volkswagen la que presenta un mejor punto de partida gracias a su volumen de ventas de vehículos eléctricos de batería en 2021.
¿Cuáles son sus recomendaciones? Que debemos reforzar la apuesta por la transición. “Los principales fabricantes de automóviles, incluidos Toyota, Volkswagen y Hyundai, están haciendo una transición demasiado lenta hacia vehículos de cero emisiones, lo que tiene consecuencias peligrosas para nuestro planeta”, censura Greenpeace, que advierte del posible impacto para las empresas en un escenario que ya prevé restricciones y límites para los vehículos contaminantes.
Según sus cálculos, los fabricantes de todo el mundo van camino de vender alrededor de 400 millones de vehículos diésel y de gasolina más de “lo que resulta factible” para limitar el calentamiento global al alza de 1,5ºC que las autoridades han marcado como meta.
¿Y cuál es la conclusión? El estudio, muy crítico con las multinacionales, concluye que la planificación actual de la industria no está en sintonía con el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5ºC y advierte de que la transición hacia un modelo más sostenible será progresiva.
“Para descarbonizar el transporte por carretera de aquí a 2050 […], los fabricantes deben eliminar progresivamente la producción de vehículos de combustión interna de baja cilindrada de aquí a 2030 —abunda el dossier—. La descarbonización total de la flota llevará otros veinte años debido a la vida útil restante de los vehículos con motor de combustión interna vendidos hasta 2030”.
¿Ha respondido la industria? En parte. Y para recordar los esfuerzos que está dedicando a la descarbonización. Volkswagen ha subrayado a The Verge, por ejemplo, la inversión dedicada a la electrificación para alcanzar los objetivos de neutralidad de carbono fijados para el horizonte de 2050. Sobre el estudio de Greenpeace, deslizó que resulta “imposible” verificar su exactitud.
“Como en el pasado, la composición del mercado seguirá cambiando en el futuro, por lo que las suposiciones/proyecciones a veces están sujetas a incertidumbres considerables”, remarca. La publicación del informe coincide con la COP27, cumbre climática de la ONU.
Imágenes: Aleksandr Popov (Unsplash) y Greenpeace (1 y 2)
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