Incluso cuando los coches autónomos aún no han demostrado ser mejores que los conductores humanos en muchos aspectos, su expansión en las ciudades es un hecho. Algunas compañías como Waymo o Cruise están lanzando servicios de robotaxi en ciudades de EEUU, tratando de expandir tanto sus horas de operación como su territorio. Pero el hecho de que sólo los organismos reguladores estatales puedan decidir si los AV operan en las calles locales ha levantado cierta oposición ciudadana.
De igual manera que miles de personas de todo el mundo se unieron a los movimientos contra la construcción de carreteras en la década de 1960 porque ahogaban los centros de las ciudades, los activistas de hoy se han levantado contra los vehículos autónomos con originales formas de vandalismo, como bloquear los coches con un cono.
La "Semana del Cono". Es el apodo que el grupo activista Safe Street Rebel le ha puesto a esta sublevación. Una cruzada contra el vehículo de cuatro ruedas que se está produciendo días antes de una importante reunión de la Comisión de Servicios Públicos de California en la que se aprobará una expansión ilimitada de Servicios de robotaxi Cruise y Waymo en la ciudad de San Francisco.
"Es como si el estado hubiera decidido que estas cosas se despleguen sin el consentimiento de la ciudad o de las personas que la habitan", explica el grupo, que ha comenzado a inhabilitar los coches propiedad de estas empresas colocando conos de tráfico en sus capós, deteniendo su funcionamiento. Algo que, lejos de ser una "broma" como algunos defienden, es una práctica centenaria de los residentes EEUU contra el cochecentrismo.
A group of San Franciscans realized that they can disable Waymo and Cruise robotaxis by placing a traffic cone on the vehicle's hood.
— David Zipper (@DavidZipper) July 6, 2023
They're now encouraging others to do it: "Hell no, we do not consent to this." pic.twitter.com/ZrYhy4OATy
Al principio, la empresa no sabía lo que estaba pasando y sospechaban que alguien estaba colocando conos en los capós de los coches para indicar que estaban apagados y no al revés. Pero lo cierto es que más tarde descubrieron que un cono en el capó convierte inutiliza los vehículos. Al parecer, el cono bloquea los detectores LIDAR del techo de los coches, por lo mismo que un conductor humano no podría conducir de manera segura con un cono en el capó. Pero no hay ningún ser humano dentro del coche para salir y quitar el cono, por lo que el sistema se bloquea.
Aunque operan principalmente de noche, decenas de coches han sido objeto de de incidentes en los que las personas llamaron al 911 debido al desconcertante comportamiento de los AV. También bloquearon paradas de autobuses y, aunque la actividad era llevada a cabo por el grupo activista en un principio, ya se está replicando por ciudadanos corrientes enfurecidos con los coches.
Este fenómeno tiene lugar justo cuando un organismo regulador estatal va a dictaminar si las compañías de AV pueden expandir la flota que operan en San Francisco y ampliar las horas de operación hasta 24 horas al día, una novedad a la que que se oponen no solo los activistas anti-coches sino también los jefes de policía y bomberos de la ciudad. Por otro lado, muchos de los críticos han notado recientemente un comportamiento cada vez más agresivo de los coches sin conductor, que a veces "se meten en el cruce peatonal" sin explicación.
Mientras, las compañías, que califican estos actos de "vandalismo", quieren demostrar a los reguladores que los AV se pueden implementar a gran escala en el país a la vez que buscan mejorar la percepción del público sobre los coches autónomos, que según las encuestas ha ido disminuyendo a lo largo de los años.
Pero estos "conings" no son algo nuevo. Son solo otra rama de una larga e histórica lucha ciudadana contra el peso que tiene el coche en la vida estadounidense y que hemos comentado en Magnet. Esta movimiento que tiene como objetivo demonizar a los conductores lleva en marcha desde hace seis décadas, cuando la industria automotriz comenzó a cambiar el relato para convertir a los coches en un falso emblema de la libertad.
Ahora, muchos ciudadanos temen que esta incursión de vehículos autónomos operados por empresas empeoren la vida pública, que se escriban (otra vez) nuevas leyes para priorizar su movimiento a expensas de los peatones, y que hagan las ciudades menos cómodas para caminar.
Imágenes: Safe Street Rebel (Twitter)
En Xataka | El "quién es quién" del vehículo autonomo: estas son las compañías que quieren hacerse con el sector
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