Virgin Atlantic ha completado el primer vuelo de un avión grande con 100% combustible sostenible de aviación (SAF). Se trata de un hito en la misión por descarbonizar el transporte aéreo de pasajeros, sector que representa aproximadamente el 2% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero que contribuyen al cambio climático.
Un Boeing 787 de la aerolínea fundada por Richard Branson despegó el 28 de noviembre desde Londres con destino a Nueva York. Ambos motores de la aeronave, unos Rolls-Royce Trent 1000, funcionaron en todo momento con SAF, es decir, con un tipo de combustible que no tiene componentes de origen fósil y que promete un impacto ambiental reducido.
Un vuelo con 100% SAF y muchos desafíos por superar
A diferencia de los combustibles convencionales para aviones, denominados ATF, los SAF se caracterizan por estar conformados por una mezcla bastante particular. En concreto, el utilizado por el vuelo de Virgin Atlantic tiene un 88% de HEFA (esteres y ácidos grasos hidroprocesados) y un 12% SAK (queroseno aromático sintetizado), siendo este último el más innovador.
El HEFA es suministrado por la firma británica AirBP, una vieja conocida de los combustibles de aviación que últimamente ha estado apostando por los SAF. Su solución ha sido elaborada a partir de diversas grasas residuales, como aceite usado de cocina. El SAK, suministrado por Virent, es producto de azúcares vegetales (dextrosa) obtenida a partir del BioForming.
La popularidad del SAF no ha dejado de crecer en un contexto donde la industria de la aviación se prepara para alcanzar la neutralidad de carbono en 2050. Ya hemos visto a aviones enormes como el Airbus A380 probar este tipo de combustible en uno de sus motores, y también ha entrado en escena en el mundo de los helicópteros de la firma europea.
Pero, como hemos visto, los actores de esta industria están animándose a considerar el SAF como un verdadero sustituto al ATF. Gulfstream, por ejemplo, lo ha puesto a prueba en uno de sus jets ejecutivos. Esta dinámica parece estar impulsada por las promesas con las que se presenta el SAF, unas promesas que no pasan desapercibidas.
El SAF llega con la ventaja de reducir aproximadamente un 70% las emisiones de gases de efecto invernadero. Y lo mejor de este tipo de combustible es que los motores de los aviones no tienen que ser modificados para adoptarlo. Pero no todo son ventajas. El SAF también está acompañado de desafíos que, de momento, están ralentizando su despliegue.
Shai Weiss, el CEO de Virgin Atlantic, reconoce que “no hay suficiente SAF” dado que estamos lejos de una producción a escala. Empresas como Neste y World Energy han invertido millones de dólares en sus plantas de elaboración de SAF, pero conseguir aceites y grasas desechadas no es tan fácil, al menos sin que los precios para obtener estos productos se dispare.
Los fabricantes de combustible sostenible de aviación están probando diferentes enfoques y tecnologías para obtener un producto que no disparen los costes. En esta etapa de desarrollo, no obstante, todavía no se ha alcanzado este objetivo. Los SAF, de momento, son más caros que los combustibles convencionales para aviones.
Cabe señalar, eso sí, que pese a los mencionados desafíos, los SAF parecen encaminados a convertirse realmente en una opción viable para la industria. De hecho, muchas aerolíneas ya utilizan esta alternativa en combinación con el combustible tradicional. Los vuelos con SAF en mezcla ya superan los 450.000. Toca esperar para saber cómo evolucionará esta alternativa.
Imágenes: AirBP | Virgin
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