Un agujero de 25 millones de coches: cada vez queremos comprar más, pero la industria fabrica menos

La cadena de suministros automotriz está rota. A la escasez de semiconductores se sumó hace ya más de un mes la Guerra de Ucrania, una situación política y económica que ha provocado una rebaja en las expectativas de producción de vehículos de hasta 25 millones en lo que queda de década.

25 millones. En su último informe, la consultora S&P Global Mobility ha revisado sus números y asegura que, en lo que queda de década, se producirán 25 millones de coches menos de lo previsto. De hecho, para 2022 y 2023 se han recalculado los números y se espera una bajada de la producción de entre 2,6 y cuatro millones en el peor de los casos.

Según S&P Global Mobility, en 2022 se fabricarán a nivel mundial 81,6 millones de vehículos y la cifra ascenderá hasta los 88,5 millones de automóviles ligeros en 2023. Una vez más, la escasez de componentes, el encarecimiento de las materias primas y la Guerra de Ucrania vuelven a ser los principales señalados.

En caída libre. Aunque la consultora también rebaja las perspectivas de producción de vehículos en América del Norte, Europa es el mercado que más lastra a la producción de vehículos. Según ACEA, ya en 2021 la producción europea se contrajo un 7,1% en comparación con 2020, un periodo en el que fueron constantes los parones en las fábricas con motivo de los confinamientos por Covid-19.

De hecho, los dos mayores productores de vehículos, Alemania y España, vieron cómo se esfumaban de sus fábricas más de medio millón de vehículos. Alemania fabricó un 13,2% menos de vehículos y nuestro país vivió una caída del 8,9%. Las mayores cifras entre los diez mayores productores de vehículos en Europa.

Difícil reemplazo. El motivo principal que ha agravado una situación ya de por sí poco esperanzadora ha sido la Guerra de Ucrania. S&P Global Mobility cifra en 1,7 millones los vehículos que se dejarán de producir en el Viejo Continente en 2022. Casi un millón de ellos provienen directamente de fábricas ucranianas o rusas.

Pero, además, el conflicto bélico ha endurecido las condiciones de producción. Un buen puñado de plantas europeas han tenido que cerrar sus líneas de producción por no conseguir mazos de cables para sus vehículos. Éstos provenían de Ucrania y la industria tenía centralizada su producción en este país por ser un lugar más barato. Se calcula que encontrar nuevos proveedores puede llevar entre tres y diez meses. A esto hay que sumar las empresas que han cesado su producción en Rusia. En este caso, Renault puede ser la mayor damnificada.

Más caros. Con una escasez de componentes y un encarecimiento constante de las materias primas, era de esperar un encarecimiento de los vehículos. En estos momentos, se calcula que el 89% de los compradores están adquiriendo vehículos, al menos, un 5% más caros. El motivo principal es que, con esta producción, la demanda sigue superando a la oferta.

Menos clientes. La rotura en la cadena de suministro ha provocado una fotografía casi inédita en el mercado del automóvil: escasez en la oferta. En estos momentos, la demanda de automóviles sigue superando a la capacidad de producción de los fabricantes y quien quiere un coche nuevo tiene que armarse de paciencia en algunos casos.

Sin embargo, la tendencia apunta a que la presión sobre el mercado se está reduciendo. Los potenciales consumidores están dejando de buscar vehículos como consecuencia del encarecimiento del petróleo, de la bolsa de la compra y de los vehículos. Pese a todo, antes de la invasión de Ucrania se calculaba que existía una demanda de 10 millones de vehículos por encima de la capacidad de producción de los fabricantes. Ahora, esta cifra se habría reducido en un tercio, según S&P Global Mobility.

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