Sabemos que conducir bajo los efectos de determinadas sustancias, como el alcohol, puede afectar negativamente a nuestra habilidad al volante, aumentando el riesgo de causar un accidente. Pero hay otros factores que pueden reducir nuestras capacidades y de los que no somos tan conscientes.
Como las alergias.
Más polen, más muertes al volante. Un reciente estudio realizado en Estados Unidos ha constatado un incremento de las muertes en accidentes viales en días y lugares donde los recuentos de polen aumentan. Según las estimaciones del equipo, los días en el cuartil con más polen ven un incremento de 5,8% en los accidentes mortales.
El peso de las alergias. Además de las incomodidades propias de las alergias, estas pueden causarnos más de un susto al volante. Más allá de la distracción que puedan causar los estornudos, las alergias suelen ir acompañadas de una somnolencia que afecta negativamente a nuestra capacidad de reacción.
Según datos de la Dirección General de Tráfico, la mitad de las personas que sufren alergias padecen también alteraciones del sueño. La congestión y los estornudos no nos dejan dormir bien, y si no dormimos bien nuestra conducción se resiente. Y mucho.
El consumo de antihistamínicos también puede relacionarse con la somnolencia. Aunque en este sentido se hayan realizado avances farmacológicos importantes (el efecto es muy reducido en los antihistamínicos de última generación), se trata de un factor también a tener en cuenta.
187 condados. El estudio, detallado en un documento de trabajo del National Bureau of Economic Research (NBER), analizó los datos de 187 condados metropolitanos en EE UU, con una población media de 245.000 habitantes.
El equipo realizó un estudio econométrico con el que pudo controlar otras variables vinculadas a esta relación, como la meteorología, la cual no solo tiene un efecto directo en el número de accidentes sino que también tiene un impacto sobre los niveles de polen.
El equipo responsable del estudio también pudo analizar por separado los accidentes en los que estaban involucrados vehículos privados y comparar los datos con los de los vehículos profesionales. Observaron que en este segundo grupo no se daba el aumento en accidentes mortales para ningún nivel de incremento en el polen. También observaron que el efecto del polen era mayor en los fines de semana.
Clima y alergias. En su estudio, el equipo responsable del análisis advertía de que este puede ser un problema en aumento. El polen es uno de los alérgenos más importantes y algunos estudios señalan que las épocas de polinización van a aumentar como consecuencia del cambio climático. Esto es algo que ya se está observando en lugares como Doñana, donde el inicio de la época de floración se ha adelantado en mayor medida que el final de ésta.
Además, las lluvias son un factor muy relevante. Las precipitaciones “limpian” el polen, retirándolo de la atmósfera y de las superficies en las que queda anclado. El cambio climático suele asociarse a cambios en los patrones de lluvia: menos días de lluvia pero de mayor intensidad, lo que implica menos días de “limpieza” y mayor acumulación de pólenes.
Imagen | Fazekas / Karolina Grabowska