Parecía complicado que la cadena de suministro sufriera más que en 2020, año que pasará a la historia por la expansión del Covid-19, el cierre de plantas y la posterior crisis de microchips. Pero otro problema aguardaba al sector del automóvil: el año 2022 ha sido el año del litio. Y no es una buena noticia para los fabricantes.
El año de litio. Aunque la situación ha mejorado (muy ligeramente) desde noviembre, el 2022 será recordado como el año que explotó el precio del litio. En cuestión de un año su cotización ha pasado de los 26.000 puntos en los últimos días de 2021 a los 547.500 puntos actuales. Alcanzando un pico que rozó los 600.000 puntos.
Si echamos la vista más atrás, la brecha es enorme. Bloomberg sitúa su crecimiento en un 1.200% y sólo parece haber frenado su subida un cambio en noviembre en las ayudas a la producción de coches eléctricos en China que, actualmente, es el principal país fabricante de estos automóviles. Recordemos que el litio es esencial para la producción de baterías de coches eléctricos.
Mucho litio, poco litio. Hay mucho litio en la Tierra. Y, al mismo tiempo, hay muy poco litio disponible. Esta paradoja se resuelve de una manera muy sencilla: hay mucho por explotar pero muy poco disponible en estos momentos. Y las decisiones de la Unión Europea de apostar fuertemente por el coche eléctrico y, en la transición, el híbrido enchufable no están ayudando.
Cualquiera de estas dos tecnologías se basan en un mismo componente: baterías. Unas baterías que seguirán encareciéndose en los próximos años como consecuencia del precio de este preciado mineral. La situación es tan dramática que el sector ha entrado en compras de pánico o, incluso, ha planteado la posibilidad de minar litio por sí mismas para garantizarse su disponibilidad.
¿Cuánto litio queremos? ¡Mucho más! ¿Cuánto tenemos disponible? Muy poco. Al menos eso es lo que aseguran diferentes analistas que cifran en 1.000.000 de toneladas la demanda de este mineral para 2025. Unas cifras de las que estamos muy lejos actualmente, con una demanda de entre 200.000 y 250.000 toneladas anuales. Sin embargo, conforme la producción de vehículos eléctricos aumenten, la demanda tenderá a dispararse, aún más.
Aunque Morgan Stanley apunta a que en 2023 debemos ver cierta corrección en los precios por una menor demanda de China, lo cierto es que señalan que en 2030 esperan una escasez en la oferta del 22% frente a la demanda esperada. Y las previsiones al próximo año pueden agravarse si no se conceden las licencias esperadas para su extracción o el resultado de los nuevos mineros (e inexpertos) no es el esperado.
En SP Global, sin embargo, tienen otro prisma de la evolución de los precios. Sus previsiones son contrarias a una cierta corrección en 2023. Si bien señalan que el mercado chino puede provocar esta bajada en los precios, creen que la demanda de coches eléctricos será tan alta que corregirá las menores ventas de este tipo de vehículos en Asia.
Adiós al coche eléctrico barato. Al menos en un corto plazo de tiempo. La crisis del litio nos ha dejado diferentes titulares este año. El Ford Mustang Mach-E, que estaba siendo un éxito de ventas, en algunas versiones se ha encarecido en más de 16.000 euros en nuestro país desde su lanzamiento. Y, pese a todo, ha conseguido llevarse por delante su rentabilidad.
El Mercedes EQE, al contrario, sí es rentable. ¿Cómo? Con una fórmula muy sencilla: venderse a 18.228 euros más que su hermano de gasolina. Parece claro que, en esta situación, tardaremos en ver un coche eléctrico barato. Volkswagen ya se ha despedido de su idea de lanzar un coche de este tipo por 20.000 euros. Renault también ha insistido en el mismo sentido, aunque sin dar datos más específicos.
Sigamos empujando. Pese a todo, en Europa seguimos empujando por forzar la transición al coche eléctrico a muy pocos años vista. Euro 7 ya está provocando que algunos fabricantes hayan abandonado el desarrollo de motores de combustión pese a que no hay nada definitivo sobre la mesa. Será el primer paso antes de la prohibición definitiva de los vehículos con motores de este tipo en 2035.
Por el camino, Europa no tiene baterías suficientes y, sobre todo, no extrae el litio suficiente para dar absorber todos los coches eléctricos que quiere tener rodando por sus carreteras. Extremadura se ha planteado como una opción, pero los planes están parados. Al mismo tiempo, China ya se mueve en África, donde está desplegando un ejército de empresas para hacerse con el litio del continente y apoyar su producción local.
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