Las regulaciones en Europa y Estados Unidos aprietan para cercar a los motores de combustión
En 2027, BMW aspira a ganar el mismo dinero con un eléctrico que con un coche con motor térmico
El salto al coche eléctrico está suponiendo un desafío para buena parte de las compañías. El gran reto con el que se están encontrando las compañías es el de rentabilizar las enormes inversiones que están haciendo para desarrollar esta nueva tecnología.
Hasta ahora, hemos visto a gigantes como Volkswagen o Ford sufrir de lo lindo con este salto al coche de cero emisiones. Si hablamos de los germanos, su enorme lío de plataformas y malas decisiones relacionadas con el software han puesto a la compañía en serias dificultades económicas que ahora tratan de resolver.
Desde Estados Unidos, Ford es el otro gran referente de lo que cuesta dar el salto al "solo eléctrico". En 2022 anunciaron un plan para partir la compañía, con el objetivo de que los beneficios de los motores de combustión fueran pagando las pérdidas de los eléctricos en los primero compases hasta que, poco a poco, la balanza se fuera igualando.
El peso del coche eléctrico debería vencer la resistencia de los motores de combustión. Algo que también piensan en Renault, quienes también comunicaron una estrategia similar a finales de ese mismo año pero, en esta ocasión, abriendo más el abanico y creando hasta cinco empresas de una misma matriz.
En lo que llevamos de transición, el coche eléctrico ha provocado grandes pérdidas en las divisiones específicas a las compañías. Sus ventas se han centrado en los modelos de alta gama y, con todo, no han conseguido rentabilizar el producto. Hasta ahora, el volumen de ventas no ha bastado para cubrir los gastos de desarrollo pero tampoco los gastos fijos de la cadena de montaje y sus gastos aparejados, como la compra o producción de baterías y todo el software que acompaña.
Sin embargo, hay dos compañías que está observando este cambio al coche eléctrico con relativa tranquilidad. Las dos son germanas, las dos apuestan por vehículos de lujo. Porsche y BMW se encuentran en una posición privilegiada. Ahora, la última ha hablado.
En 2027, el cambio de paradigma
BMW se ha hartado por activa y por pasiva a decir que, en el futuro, mantendrán su apuesta por los motores de combustión. Al contrario que marcas como Mercedes, que se lanzaron a la piscina del "todo eléctrico", los de Baviera se han centrado en dejar siempre una puerta abierta a la opción de combustión.
Y todo indica que han tomado la decisión acertada. "Para nosotros, es imprescindible que encuentres la opción adecuada", señaló Frank Weber, miembro de la junta directiva de BMW, en palabras recogidas por InsideEVs, durante la presentación del BMW Neue Klasse X, el prototipo que adelanta el iX3 y que será la versión SUV del ya conocido Neue Klasse que pudimos ver unos meses atrás.
Weber hacía referencia a la presencia de modelos con motores de combustión en su oferta próxima. La compañía asegura que sus próximos vehículos serán enchufables (híbridos o eléctricos), con motores de combustión o de hidrógeno. Sin embargo, poco a poco esperan que sean los eléctricos los que se vayan imponiendo.
Durante el evento, Weber también señaló al medio estadounidense que esperan que en 2027 se consiga el punto de equilibrio entre eléctricos y gasolina. Aspiran a, en tres años, hacer del coche eléctrico una opción tan rentable como los motores de combustión.
La duda es cómo lo harán. En palabras de Weber, esperan que los motores térmicos se encarezcan sensiblemente en el futuro. Las futuras regulaciones "aumentarán sensiblemente el coste" de estos motores térmicos, señaló el directivo. Se hacía referencia a los límites de emisiones a los que aspiramos en Europa, pero también a la hoja de ruta que está diseñada en Estados Unidos.
De momento, BMW ha obtenido un gran rendimiento con sus coches eléctricos. Sus altos precios, de media, les han permitido situar a sus coches eléctricos entre los más costosos del mercado y, al mismo tiempo, sacar un mayor rendimiento de los mismos de lo que ha conseguido la competencia.
En el futuro, todo indica que los motores de combustión seguirán el mismo camino dentro de la compañía. Hace tiempo que la marca defiende seguir desarrollándolos, siempre y cuando se centren en los modelos de mayor coste para el cliente. Esta misma estrategia es a la que aspira Porsche. En ambas firmas se plantea un futuro sostenido con la base de ventas de vehículos eléctricos y opciones de combustión muy caras y exclusivas. En el caso de BMW se apuntaba sólo a motores de seis y ocho cilindros.
Con esta estrategia desde la marca pueden conseguir dos cosas. La primera es que las posibles multas por la producción de este tipo de automóviles no les afecten, pues pueden repercutir una parte de la multa a pagar por la producción de los mismos al cliente final. La segunda ventaja es que mantienen su imagen de marca como referencia para los amantes de los motores de combustión, quienes pueden aceptar pagar su sobreprecio a cambio de conseguir un motor muy complicado al que acceder en un futuro: el de combustión.
Con la decisión europea, además, de permitir la producción de motores "neutros en carbono" y, por tanto, con la puerta abierta para el uso de combustibles sintéticos o la quema de hidrógeno, a firmas como Porsche o BMW se les ha allanado buena parte del camino.
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