Las cancelaciones de vuelos siguen estando a la orden del día. El motivo es simple: no hay pilotos

A lo largo de los últimos años el sector aéreo ha encadenado más tormentas que un Boeing 747 dedicado a sobrevolar cielos borrascosos. Veamos. El COVID-19 atenazó la demanda durante 2020 y gran parte del 2021; más tarde y con la pandemia ya remitiendo se encontró con un alza de costes que ha llevado a suprimir vuelos y revisar tarifas y, ya para rematar, en los últimos meses ha lidiado con huelgas y un caos que empañan el que se prometía como el verano de la recuperación.

No son los únicos nubarrones con los que ha tenido que vérselas el colectivo. Hay otro aún, tan importante como el debate sobre su huella medioambiental: la escasez de pilotos.

¿Faltan pilotos? Sí. Y el sector lo reconoce abiertamente, sin reparos. La consultora Olive Wyman calcula que la demanda superará la oferta en la mayoría de regiones del planeta entre 2022 y 2024, y advierte: “seguirá empeorando durante la próxima década”. Hace un año ya señalaba que en 2025 el sector se enfrentaría a un déficit a escala global de entre 34.000 y 50.000 pilotos comerciales, lo que ya llevaba al 83% de las aerolíneas regionales a reconocer dificultades para reclutarlos. Hace poco extendía sus cálculos hasta 2032 y el escenario no es mucho mejor: sigue identificando escasez.

El problema lo exponía hace no mucho con claridad —y sobre todo rotundidad— el director ejecutivo de Mesa Air Group, Jonathan Ornstein, ante el Congreso de los Estados Unidos: “La escasez de pilotos es la mayor amenaza para la industria que he presenciado desde el 11 de septiembre”.

¿Y dónde faltan? Olive Wyman detecta “una grave escasez” en Norteamérica que cifra en 8.000 pilotos. Su proyección para el futuro no es demasiado halagüeña: jubilaciones, menos profesionales llegados de las fuerzas armadas, “un cuello de botella en la capacitación”… “Se espera que la oferta de nuevos pilotos comerciales aumente en los próximos años; pero en las condiciones actuales no parece que esto sea suficiente”. Para 2032 calcula que en Norteamérica faltarán 30.000 pilotos.

Su análisis señala también a Oriente Medio y deja un aviso para navegantes en el viejo continente y Asia: “Europa tiene un superávit y esperamos que siga así hasta mediados de la década, pero luego pronosticamos una escasez de 19.000 pilotos para 2032, impulsada por una mayor demanda”.

Un problema con consecuencias. Las expectativas para los próximos lustros quizás no sean buenas, pero la escasez estaría dejando consecuencias ahora. En junio la CBS informaba de que hay aerolíneas que estaban cancelando "cientos de vuelos" antes de la temporada de verano debido a la escasez de pilotos. Más o menos por las mismas fechas American Airlines planeaba cancelar el servicio a cuatro ciudades de EEUU en septiembre debido, exacto, a la escasez de profesionales. La escasez de personal cualificado habría afectado incluso al gigante de las low cost, Ryanair.

Un problema que viene de atrás… Así es. Si seguimos con la metáfora de la tormenta, esta, desde luego, se veía venir ya a lo lejos. “A largo plazo, siempre se pronosticó un déficit de pilotos, dado que habrá una mayor demanda de pasajeros que requerirá más pilotos y también es probable que haya un aumento de la edad de jubilación de pilotos en el futuro”, señala Stuart Fox, de IATA, a la cadena BBC. Hace años las propias Boeing o Airbus apuntaban que durante las siguientes dos décadas haría falta un número considerable de profesionales capaces de controlar los aviones.

Las jubilaciones no son el único factor. Oliver Wyman apunta también cómo, al menos en el caso de América del Norte, se percibe un descenso en el número de candidatos que llegan a las aerolíneas tras haber pasado por las fuerzas armadas. El uso cada vez mayor de drones, sencillamente, ha derivado en el que el número de militares entrenados para vuelo haya disminuido.

… Pero ha agravado la pandemia. Que la escasez venga de lejos y se pudiera contar con ella desde hace tiempo no significa, eso sí, que el efecto del COVID-19 haya sido inocuo. Al contrario. “Ciertamente, la causa de la crisis actual es la pandemia”, reconoce Fox. Al ver cómo la demanda y el tráfico se desplomaba a niveles históricos, dejando aeropuertos enteros bajo mínimos, las aerolíneas optaron por buscar soluciones para ajustar sus gastos. Una de ellas fue implementar programas que promovían jubilaciones anticipadas o, directamente, aplicar recortes de personal. En agosto de 2020 las compañías aéreas eran las que encabezaban los datos de recorte de personal en EEUU.

“Eso provocó la demanda a corto plazo que vemos en este momento, que ha sido causada básicamente por la crisis del COVID”, señala el directivo de IATA. La Federación Australiana de Pilotos Aéreos, por ejemplo, calcula que cerca del 23% de sus miembros acabaron despedidos a lo largo de la crisis sanitaria. El personal exige además mejores condiciones. A principios de mes una huelga convocada por los pilotos de Lufthansa obligó a la cancelación de vuelos. En julio ya habían lanzado una convocatoria similar el personal de cabina y los pilotos de Brussels Airlines.

A contratar se ha dicho. Todo indica que la solución pasa por contratar. En EEUU las aerolíneas ya han anunciado planes para contratar a miles de profesionales y han empezado a buscar candidatos en otros países. En mayo se hablaba incluso de bonificaciones para cuidar a la plantilla. Pero la clave es… ¿Resulta tan sencillo fichar nuevos pilotos? Obtener la titulación no es fácil, ni barato.

Al menos en 2018 se apuntaba que en España el precio medio del curso de dos años para obtener una licencia ATPL rondaba los 70.000 euros. La cantidad era considerablemente mayor (180.000) si se optaba al ciclo con rango universitario. Para hacerse con la titulación se exige además superar un reconocimiento médico, un buen conocimiento del inglés y haber superado horas de vuelo y en simulador. Dicho de otro modo: no, ni es coser y cantar ni está al alcance de todos los bolsillos.

Para superar ese escollo hay aerolíneas que han creado programas de piloto de capacitación y redoblan sus esfuerzos de reclutamiento. El riesgo, como señala a la BBC Southwest Airlines Pilots Association, es que los pilotos que ya están en activo acaben sobrecargados, asumiendo más estrés y horas extra. “Es una lucha todos los días. Nuestras tasas de fatiga lo reflejan”, señala.

Imágenes | Nicholas Jeffries (Unsplash) y Wenhao Ryan (Unsplash)

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