El mercado del coche eléctrico está sufriendo un pequeño parón en su crecimiento. Es algo que ya llevamos tiempo explicando en Xataka. China, que ha apostado seriamente por esta tecnología para hacerse un nombre en una industria, la automotriz, que hasta ahora se le había resistido, tiene más necesidad que nunca de crecer.
Aunque las ventas de coches eléctricos siguen creciendo, sus avances no están siguiendo el ritmo que estaban experimentando hasta ahora. Tiene su lógica. En primer lugar, la industria se ha visto obligada a vender sus coches eléctricos comenzando por los modelos de mayor precio. Los altos costes de producir vehículos a un volumen mucho más bajo del habitual ha obligado a optar por priorizar las ventas de los automóviles de mayor precio.
A esto hay que sumar otros dos valores a tener muy en cuenta. De momento, los coches eléctricos de menor precio se sitúan por encima de los 20.000 euros y cuentan con autonomías que los hacen poco recomendables fuera del entorno urbano. Para los conductores que buscaban el coche barato y práctico, esto no es suficiente.
Y a esto se añade que los avances en mayores autonomía y reducción de los tiempos de carga es evidente si echamos la vista atrás. Esto provoca que los consumidores retrasen su salto al coche eléctrico, pues los avances están llegando a tal velocidad que, en el mercado de segunda mano, el vehículo se devalúa más rápido que otros modelos. Y sin olvidar las promesas de autonomías mucho más ambiciosas en esta misma década.
Esta ralentización, incluso, se está dejando notar en China, el país donde más coches eléctrico se compran con mucha diferencia. Con el Gobierno chino habiendo impulsado este tipo de tecnología por encima de cualquier otra, tomando posiciones hace años para dominar gran parte de su producción y venta, crecer más allá de sus fronteras es imprescindible.
Una sobreproducción a la que hay dar salida
Todas estas decisiones del Gobierno chino de favorecer la venta de coches eléctricos y la ralentización en el mercado de las ventas de esta tecnología han provocado que el país esté viviendo un exceso de oferta de este tipo de coches.
Según cálculos de Bernstein Research recogidos por The Wall Street Journal, la producción de vehículos china debería aumentar en unos cinco millones de unidades entre 2023 y 2025. El mercado, sin embargo, sólo podrá asumir 3,7 millones de esos automóviles, lo que genera un exceso de stock evidente de quedarse en el país.
Sólo BYD ya tiene capacidad para producir cuatro millones de automóviles, un millón más de los que vendieron el año pasado, sumados sus eléctricos e híbridos enchufables que, en China, se recogen bajo la misma categoría de "nueva energía".
El exceso de oferta es un riesgo para la industria del país. Los fabricantes ya se han encontrado con una guerra de precios que, incluso, ha puesto en riesgo la supervivencia de algunas marcas que, de por sí, ya estaban perdiendo dinero con la venta de sus coches, como NIO y XPeng.
Los clientes chinos tendrán en 2024 hasta 400 modelos eléctricos o híbridos enchufables para elegir
Necesitan, por tanto, exportar sus vehículos para garantizar un crecimiento saludable y sostenido. Esta necesidad debilita en parte su posición en el mercado. Como contamos en Xataka, Europa ha tomado todas las decisiones para que el coche eléctrico chino tome posiciones en el mercado pero China también necesita hacer su incursión en Europa para crecer, por lo que las posibles represalias a unos hipotéticos aranceles pierden fuerza. Ambos mercados están condenados a entenderse.
La sobrepoblación de coches eléctricos en China es tal que desde HSBC apuntan a que en 2024 habrá disponibles en el mercado hasta 400 modelos distintos a elegir. El año pasado, 158 automóviles iniciaron su aventura en China, de ellos el 70% eran automóviles de nueva energía (eléctricos e híbridos enchufables).
Tiene China la confianza de que puede explotar el mercado europeo y estadounidense. Su capacidad para controlar la cadena de suministros le permite producir a un coste inferior no sólo en el coche eléctrico, también en baterías y otros componentes electrónicos que son claves en los vehículos eléctricos.
Queda por ver qué decisiones toma Europa y Estados Unidos. En Estados Unidos, los aranceles que tienen que pagar los modelos fabricados en China son de un 27,5% pero la posibilidad de utilizar a México o Canadá como puente está sobre la mesa.
En el mercado europeo, China sabe que tiene un filón. Los fabricantes europeos saben que necesitan vender coches eléctricos más asequibles pero, de momento, éstos se mueven en la frontera de los 20.000 y 25.000 euros. Si no son eléctricos, firmas como MG ya han conseguido abrir hueco, lo que es esencial para ganar confianza entre los consumidores.
China tendrá, por tanto, que hacer un juego de equilibrios para mantener su posición y, al mismo tiempo, buscar los resquicios para entrar en Estados Unidos y, sobre todo, no cerrarse la puerta de Europa.
Foto | nrd
Ver 11 comentarios