Hace un mes y medio, más o menos, tuvimos la oportunidad de conocer en primera persona cómo funciona un Citroën My Ami Cargo, el pequeño cuadriciclo de la firma francesa que se ofrece como solución de transporte para empresas, especialmente para aquellas que realizan entregas de "última milla".
Entonces te contamos que el Citroën Ami era un pequeño vehículo de 2,41 metros al que, técnicamente, no podemos llamarle coche, pues puede conducirse con carné AM desde los 15 años. Está pensado como una interesante solución de movilidad urbana, abaratando costes - es exactamente igual por delante que por detrás o carece de calefacción - pero ofreciendo un tamaño ideal para aparcarse en cualquier sitio.
De hecho, la marca apunta a que es el cuadriciclo eléctrico más vendido en España y el segundo si se tienen en cuenta cualquier otro medio de propulsión. ¿Cuántos han vendido en España? Desde marzo de 2021 han matriculado 522 unidades y en lo que va de 2022 han vendido otras 96, la mayor parte de ellas a particulares.
Atributos interesantes
Precisamente son las cifras de ventas uno de los motivos que pueden justificar este Citroën Ami Buggy. Pensado como una reinterpretación del pequeño cuadriciclo, este concepto (habrá que ver si se da el visto bueno a su producción) ofrece interesantes soluciones que, algunas de ellas, pueden ver la luz sin ir necesariamente acompañadas del nuevo vehículo en sí mismo.
Decíamos lo de las cifras de ventas porque Citroën nos confirmó que el Ami tenía sus principales clientes en Madrid, Barcelona, Valencia y zonas costeras. La mayor parte de los compradores son personas adineradas que compran el Ami como una alternativa más segura que la motocicleta (especialmente para sus hijos y antes de que se pueda aprobar un futuro carné B1 para jóvenes) o personas mayores que ven en el cuadriciclo una forma sencilla de moverse entre pequeños núcleos de población o para acercarse a la playa.
Para estos casos, el Citroën My Ami Buggy puede ser una solución muy interesante. El concepto utiliza ruedas "mud" con mayor taqueado en su dibujo, lo que debería permitir una mejor tracción en pistas sencillas de tierra. También cuenta con otros accesorios sencillos y útiles, como una protección en los faros o unos acolchados que mejoran sensiblemente sus asientos. Éstos son de quita y pon, por lo que no es de extrañar que Citroën ofertara éstos como accesorio en un futuro.
Hay otros cambios significativos en este My Ami Buggy que sería más raro ver en una versión final. Las puertas se han sustituido por unas cortinillas de plástico que pueden eliminarse y que recuerdan al Citroën Méhari. En su lugar, dos protecciones tubulares en los laterales dan acceso al interior y permiten guardar sendas mochilas específicamente diseñadas para este espacio. También se hace difícil pensar que las luces frontales o la rueda de sustitución del techo puedan tener cabida en un futuro modelo de producción.
¿Lo veremos en la calle?
Todo indica que Citroën ha optado por la estrategia de ofrecer un vehículo lo más barato y sencillo posible para pequeños traslados o como solución de micromovilidad, por lo que no se espera que lleguen reediciones o nuevas ideas que giren alrededor del Ami.
Si es posible, sin embargo, que por el tipo de cliente que accede a este vehículo se aplicaran algunas soluciones fáciles de implementar como unas gomas con mayor taqueado o los acolchados para los asientos, pues los de serie son realmente duros. Añadir peso, como las luces frontales del techo o una rueda de repuesto sólo puede ir en contra de sus principales argumentos. Lo mismo sucede con la sustitución de las puertas, pues aumentaría los costes de producción.
En resumen, este Citroën My Ami Buggy se presenta como un interesante ejercicio de diseño con algunas aplicaciones que pueden incorporarse ya mismo a la producción de las unidades que se estén fabricando.
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