Son 17 elementos. 15 de ellos son los elementos que conforman el grupo de los lantánidos. Los dos restantes son los elementos químicos escandio e itrio. Hablamos de las tierras raras. Preciados elementos que encontramos de forma reiterada en los coches eléctricos. Eliminarlos ya es un objetivo en sí mismo.
Todos ellos son elementos más o menos comunes en nuestro planeta pero lo difícil es encontrar yacimientos donde se encuentren de forma pura. Teniendo en cuenta que, de momento, son imprescindibles en los motores de los coches eléctricos, su abastecimiento es un problema para los fabricantes.
Tanto es así que la posesión de estos elementos se ha convertido en un problema geopolítico. Como ya ha sucedido con otros eslabones de la cadena de suministro con el coche eléctrico, China ha conseguido un posición dominante y esto ha desembocado en que el precio de este grupo de minerales críticos se haya disparado con el paso del tiempo.
El poder que pueden llegar a tener en el futuro del coche eléctrico algunos de estos 17 elementos ha puesto en alerta a Europa. Las instituciones del continente han empezado a apretar a los países para sacar adelante su propia producción de minerales críticos. Sólo en Andalucía se estima que hay disponibles 17 de 29 minerales críticos que la Unión Europea considera claves para el futuro.
Hay otra alternativa para abaratar el precio de los minerales y, con él, el de los coches eléctricos: sacarlos de la ecuación.
En busca del motor sin tierras raras
Empieza a ser una de las obsesiones de la industria: conseguir un motor eléctrico lo suficientemente potente para ser utilizado en un coche y que carezca de tierras raras.
Elon Musk, durante el Investor Day de este mismo año, señaló que la próxima generación de motores de Tesla carecerán de tierras raras. No contendrán neodimio en sus motores de imanes permanentes, lo que les permitirá reducir los costes y no depender de una cadena de suministro volátil. Además, también señalaron que han conseguido reducir el uso de transistores de carburo de silicio en un 75%.
El uso del neodimio en los motores de imanes permanentes (los más habituales entre los coches eléctricos) es, de momento, indispensable para conseguir la potencia necesaria. Pero, además, hay que tener en cuenta que también se combina con elementos como el hierro, el cobalto o el níquel, habiendo sufrido los dos últimos importantes subidas de precio en el último año.
El objetivo de Tesla es que su Model 2, el que aspira a ser un coche eléctrico con un precio rompedor, ya cuente con estos nuevos motores, que deberían mantener el rendimiento pero evitando el uso de estas tierras raras que lo encarecen. La alternativa, parece pues no hay nada confirmado, será el el empleo de ferrita.
La solución tampoco es exclusiva de Tesla. La compañía japonesa Proterial ha anunciado que tiene entre manos un prototipo de imanes permanentes que también prescinde del neodimio y que también apuesta por la ferrita como alternativa.
Hasta ahora, las pruebas habían dado como resultado que los imanes que utilizan ferrita sólo ofrecen una décima parte de la potencia que entregan aquellos que utilizan neodimio. Proterial, sin embargo, asegura que ha alcanzado la potencia suficiente para utilizarlos de manera segura en un coche, cambiando la disposición de los imanes.
La compañía también ha señalado que su intención no es la de vender unidades de motor directamente a los fabricantes pero sí el desarrollo de estos imanes de ferrita, que serían acoplados en las unidades de cada compañía.
También MAHLE, conocida proveedora de piezas para automóviles, ha anunciado que está en pleno desarrollo de un nuevo motor para coches eléctricos que no utiliza tierras raras. En este caso la compañía alemana lo que propone es vender todo el nuevo propulsor a los potenciales clientes y no solo los imanes.
De hecho, en este caso no se podrían vender los imanes exclusivamente pues el propulsor carece de ellos. Se trata del motor MCT (transmisor sin contacto sin imanes) que funciona mediante inducción y que consigue una eficiencia del 95% a la hora de transmitir la fuerza. Además, el mantenimiento debería ser inexistente.
Foto | Dario
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