Preacondicionar el coche antes de salir puede tener un impacto decisivo en la autonomía disponible
Actuar con suavidad ante el hielo y la nieve es imprescindible para evitar sustos
El frío del invierno es un inconveniente a la hora de conducir. Pero en nuestra mano está convertirlo en un inconveniente más o, por el contrario, hacer de él un verdadero problema y maximizarlo.
Con el coche eléctrico, reducir la parte negativa del frío es todavía más importante. Las bajas temperaturas influyen en la autonomía del coche, la carga y, por qué no, en la manera de conducir. Para sacar el máximo partido a nuestro coche y evitar situaciones incómodas, vamos a listar algunos consejos y detalles a tener en cuenta a la hora de ponernos al volante de un coche eléctrico durante el invierno.
El frío, el coche eléctrico y cómo evitar problemas
Lo primero que tenemos que tener claro es que el frío es un problema para el coche eléctrico, pero también para los vehículos de combustión. La mayor diferencia es que en el vehículo eléctrico, sus consecuencias tienen repercusiones más importantes.
Un coche de combustión también consume más gasolina o diésel con frío pero como el rango de su autonomía es mucho mayor, las estaciones de servicio disponibles son más numerosas y el llenado del tanque apenas nos cuesta unos minutos, su impacto es muy inferior son mucho más bajas.
Y aunque luego vamos a entrar de lleno en esta problemática, sí hay algunos consejos que podemos aplicar en todo tipo de vehículos cuando el frío aprieta.
Cuidado con el hielo
Con el frío, el hielo acecha en las carreteras. Da igual que conduzcamos un coche de gasolina, uno diésel o uno eléctrico, con el hielo hay que tener mucho cuidado.
Las bajas temperaturas pueden provocar formaciones de hielo en la calzada que, con el paso del día, se deshacen rápidamente. Sin embargo, en las carreteras secundarias, donde pasan menos coches, y especialmente en las zonas montañosas, donde alguna parte de la carretera apenas recibe sol, el hielo puede no deshacerse.
Aunque en este artículo tienes más detalles, es importante circular a velocidad un poco más baja y nunca pisar con fuerza el freno si hemos pisado una placa de hielo. De esa manera solo conseguiremos patinar todavía más y retrasaremos el momento en el que podamos adquirir tracción. Hay que ser suave con los pedales y las manos.
Y cuidado con la nieve
Igual que con el hielo, con la nieve también hay que ser muy suave. En un coche de combustión esto se soluciona circulando con marchas largas, frenando con el propio motor del coche y pisando los pedales con suavidad. Con el volante, los mismos consejos, nada de maniobras bruscas.
Pero, ¿y en un coche eléctrico? En un coche eléctrico no tenemos marchas. En este caso, debemos activar el "modo nieve" siempre que el vehículo cuente con él. Esta configuración suele ofrecer una entrega de par mucho más suave, con el objetivo de que el coche no pierda tracción. De no contar con esta opción, lo mejor es activar el modo ECO que, de nuevo, limitará la potencia entregada.
Como no tenemos un "freno motor" al uso, lo que podemos emplear es la frenada regenerativa. Es buena idea priorizar el uso de esta para no tener que tirar de pedal de freno y que las deceleraciones sean más suaves y se reduzca la probabilidad de patinar con las ruedas. En líneas generales, los consejos son los mismos: mucha suavidad.
Preacondicionar el coche
Lo bueno de un coche eléctrico es que en muchos casos podemos controlar a distancia la calefacción. Si preacondicionamos el coche antes de cogerlo, no sólo nos encontraremos más cómodos a los mandos durante los primeros minutos, también tendrá un impacto directo en la batería.
Si poco a poco el coche se calienta, no necesitaremos exigir mucho al climatizador del coche durante los primeros minutos, por lo que el esfuerzo del mismo será menor. Y si tenemos la suerte de tenerlo cargando en casa, el impacto sobre la batería será inexistente.
Además, si el coche está en la calle y ha helado por la noche, el hielo del parabrisas se irá derritiendo mientras que estamos en casa y cuando lleguemos ya lo tendremos completamente retirado o, en el peor de los casos, nos facilitará el esfuerzo para eliminarlo por completo.
Asientos y volante calefactados
No estamos en casa, no tenemos el coche enchufado o, sencillamente, se nos ha olvidado preacondicionar el coche. En ese caso, encender el climatizador y exigir lo máximo del mismo será un problema, pues la autonomía se resentirá.
Para minimizar el problema si necesitamos sí o sí esa autonomía, la mejor opción es encender el volante y los asientos calefactables. Nos ayudarán a entrar en calor y la autonomía no ser verá afectada en aquellos coches con bomba de calor. Esto nos permitirá calentar el habitáculo poco a poco, con menor impacto en la batería disponible y sin pasar penurias.
Precalentar la batería
Recomendable en cualquier momento pero mucho más cuando realizamos un viaje largo y, sobre todo, cuando hace frío. Preparar al coche para una recarga nos permitirá ahorrar minutos en la parada, pues la potencia alcanzada durante la misma será mayor.
En algunos coches es suficiente con seleccionar la ruta en el navegador y, automáticamente el vehículo precalentará la batería anticipando la parada. En otros casos, deberemos seleccionar manualmente esta función. Activarla 15 o 20 minutos antes de llegar al punto de carga acercará a la batería a su temperatura óptima y cargaremos con mayor rapidez.
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Foto | Severin Demchuk
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