El mal tiempo parece haberse apoderado de la Semana Santa 2024. Viento, lluvia y nieve arrasando las Península Ibérica no parece el mejor de los planes para disfrutar de unos días de descanso. Sea com fuere, es probable que, pese a todo, seas de los que está ya pensando cómo va a cuadrar las maletas en el coche.
Porque seamos sinceros, salvo catástrofe meteorológica, quedarse en casa no suele ser una de las opciones cuando ya nos hemos hecho a la idea de pasar unos días fuera de casa. Para reducir riesgos, hemos elaborado una pequeña guía para tener todo controlado antes de salir.
Pero, además, es importante saber cómo debemos enfrentarnos a una posible tormenta, ya sea de lluvia, granizo o nieve. Qué hacer en cada caso y cómo enfrentarnos a las dificultades meteorológicas es esencial para evitar que nos llevemos un buen susto al volante.
Cómo conducir en caso de tormenta
Antes de un viaje largo, ya sea con la previsión de condiciones meteorológicas complicadas o si se va a llevar a cabo con un sol radiante, hay algunas pautas que no deberíamos saltarnos bajo ningún concepto.
Así, antes de salir debemos haber prestado atención al mantenimiento del vehículo para comprobar que no dejamos nada al azar y que no nos encontraremos con una avería que arruine nuestras vacaciones. Comprobar todo antes de salir sólo será cosa de 15 o 20 minutos y puede ahorrarnos un buen disgusto.
En primer lugar, es importante vigilar el estado de los neumáticos. Comprueba que no están demasiado castigados y que cuentan con la presión adecuada. De ellos depende que la frenada sea segura y se realice en el menor espacio y tiempo posible.
Además, hay que echar un vistazo al nivel de los líquidos (aceite, anticongelante, agua para los limpiaparabrisas...) y comprobar que todas las luces funcionan correctamente, que no tenemos bombillas fundidas o que los faros están excesivamente sucios.
Una vez tenemos todo esto claro, y hemos comprobado el estado de las carreteras, pasamos a los consejos:
Cómo conducir ante una tormenta
Estamos conduciendo y nos sorprende una dura tormenta. El agua cae a mares sobre el coche y la conducción se complica.
Evidentemente, antes de salir es esencial comprobar el estado de los limpiaparabrisas y nunca está demás utilizar un líquido repelente del agua, pues será menos la cantidad de líquido tendrá que desaguar.
Llegado el caso, lo primero que tenemos que hacer es poner las luces de cruce y aminorar la marcha. El motivo es evidente: a menor velocidad, antes observaremos un imprevisto y más tiempo tendremos para reaccionar. También, el coche necesitará recorrer menos metros antes de detenerse por completo.
Además de lo anterior, es especialmente importante aumentar la distancia de seguridad con el coche que nos precede. Una vez más, el objetivo es ampliar el margen de seguridad y reducir los riesgos.
En caso de aquaplaning, porque el agua acumulada sature nuestros neumáticos, debemos mantener el volante sujetado con firmeza y evitar los movimientos bruscos, tanto con el freno como con el volante. En esta situación, somos auténticos pasajeros pero si levantamos el pie de los pedales, el coche tardará menos en encontrar tracción y, por tanto, será más sencillo salir del apuro.
Si, con todo, la cantidad de agua nos obliga a detenernos, es esencial que activemos las luces de emergencia y busquemos un lugar seguro donde estacionar el coche. Si la tormenta también es eléctrica, es importante mantenerse dentro del coche pues de ser alcanzado por un rayo, la electricidad discurrirá por la carrocería y los neumáticos, de goma y en contacto con el suelo, disiparán ésta.
Eso sí, no debemos estacionar el coche bajo puentes o en túneles pues son lugares que tienen a inundarse antes que todos los elementos que tienen a su alrededor y pueden anegarse con mayor facilidad.
Qué hacer ante una granizada
En líneas generales, todos los consejos anteriores se pueden aplicar si el granizo hace acto de presencia. Tanto si llueve como si graniza o nieva, es importante reducir la velocidad, aumentar la distancia de seguridad y detenernos en un lugar seguro si las condiciones meteorológicas son tan malas que nos obligue a ello.
En el caso particular del granizo, no debemos hacer nada especial, más que asumir que éste puede provocar importantes daños en la pintura y, sobre todo, en las lunas del coche. En este último caso, si los cristales han sufrido algún daño, es mejor detenernos y llamar al seguro pues la luna puede terminar por estallar como consecuencia de algún bache o una nueva tormenta de granizo.
También debemos tener en cuenta que el granizo dificultará todavía más la frenada y la tracción de nuestro coche. Por lo tanto, calma. Los movimientos suaves con los pedales y el volante son nuestros mejores aliados en estas situaciones.
Cómo conducir con nieve
Como en los casos anteriores, la previsión y la precaución son nuestros mejores aliados. En este caso, es importante comprobar el estado de las carreteras antes de salir de casa y, si vamos a circular por una carretera con previsión de nieve, hay que aplicar algunos consejos.
En primer lugar, llena el coche de combustible y ten ropa de abrigo a mano. Si surge cualquier percance, nos permitirá mantenernos con la calefacción encendida y no pasar apuros por el frío. Además, compra unas cadenas de nieve acordes a tu coche y aprende a ponerlas. De nada sirve llevarlas en el maletero si, llegado el momento, no sabemos qué hacer con ellas.
Con el hielo y la nieve, hay que priorizar la premisa de los movimientos suaves. Trata de girar con suavidad y, sobre todo, de acelerar con el máximo cuidado. Si tenemos que frenar, trata de utilizar el pedal de forma progresiva y, sobre todo, prioriza el uso del freno motor para que el coche ya vaya deteniéndose poco a poco.
En el caso de perder el control, aplica los mismos consejos que si sufrimos aquaplaning. Es importante mantener el volante sujeto con fuerza y levantar con suavidad el pie del acelerador. No frenes bruscamente y poco a poco el coche irá ganando tracción. De esta manera, tomaremos el control mucho antes que frenando con fuerza.
Imagen | Dan Musat
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