El verano, los viajes, las visitas al pueblo... y echa las bicicletas para los niños y los no tan niños. En los últimos años hemos vivido un auténtico boom de la bicicleta, con especial incidencia con la llegada de la pandemia de coronavirus. Pero como las bicicletas son para el verano, es habitual que nuestras carreteras se llenen de coches estos meses que llevan este vehículo a cuestas.
Pero, con cada traslado, la misma pregunta, ¿cuál es la mejor manera de llevar la bicicleta? Hay que tener en cuenta que en el maletero puede ocupar mucho espacio y que, si nos decidimos a amarrarla al coche hay que tener algunos detalles en cuenta si queremos librarnos de una buena multa.
Entonces, ¿cómo lo hacemos?
Cómo puedo llevar mi bicicleta
¿Somos de los que viajan solos o de los que necesita llevar mil bultos además dle preciado vehículo? ¿Tenemos un coche grande o pequeño? ¿Hemos conducido alguna vez con una bicicleta en el techo?
Todas estas preguntas debemos hacérnoslas antes de decidir cómo queremos trasladar la bicicleta, pues serán claves para conducir y evitar cualquier tipo de multa. Pero, sobre todo, para mantener nuestra salud bien a salvo en cualquiera de los casos.
En el maletero
Es lo más obvio y, de tener sitio, lo más sencillo. Hay dos opciones: desmontar nuestra bicicleta por completo o intentar que entre quitando una o ninguna rueda (la delantera siempre será más sencilla de montar posteriormente). Lo habitual en estos casos es que necesitemos abatir los asientos, a menos que tengamos una bicicleta pegable o un maletero muy grande.
Lo primero que hay que tener en cuenta es nuestra propia seguridad. Debemos tener claro que un objeto suelto en el interior de un coche se convierte en un auténtico proyectil en un accidente, por lo que es recomendable amarrar la bicicleta lo máximo al propio vehículo.
Hay que tener en cuenta que artículo 76 de la Ley sobre Tráfico, Circulación de Vehículos a Motor y Seguridad Vial señala como grave "conducir vehículos con la carga mal acondicionada o con peligro de caída". Esto quiere decir que si un agente considera que la carga puede representar un peligro en caso de accidente porque no la hemos sujetado lo suficiente, puede sancionarnos con 200 euros de multa.
Además, es recomendable no tapar el retrovisor central, pues perderemos visibilidad mientras conducimos. En este caso, no nos enfrentaremos a una multa siempre y cuando contemos con el retrovisor derecho. El Reglamento General de Vehículos especifica que debemos contar obligatoriamente con un retrovisor izquierdo y central para circular pero que si el central estuviera tapado, es necesario contar con un retrovisor derecho.
En cualquier vehículo moderno, esto no es problema, pues todos los vehículos se lanzan al mercado con los tres retrovisores pero sí era necesaria la aclaración antes, cuando algunos modelos se ponían a la venta sin el retrovisor derecho. Por tanto, si los retrovisores izquierdo y derecho están en perfecto estado, no debemos temer una multa.
En la parte trasera
Aquí hay dos opciones que, a la hora de transportar la bicicleta fuera del coche o tener que lidiar con varias de ellas, me parece la mejor opción.
Un portabicicletas del portón trasero permitirá llevar con seguridad las bicicletas, pues éstas quedarán mejor atadas y se enfrentan a una menor resistencia contra el aire que si las lleváramos en el techo. Además, son fáciles de montar y desmontar. Se recomienda, eso sí, quitar el portabicicletas cuando no llevemos este vehículo pues nos facilitará las maniobras y evitaremos golpes.
La otra posibilidad es contar con un portabicicletas que está unido a la bola del remolque. Esta opción es aún más segura, no está unida directamente a la carrocería del coche y, además, se pueden comprar con varios raíles para llevar más de una bicicleta. Incluso los hay basculantes para poder acceder a la carga pese a no quitar las bicicletas del mismo.
La opción más completa pero menos habitual es que a la hora de comprar el vehículo ya cuente con un portabicicletas integrado. Este tipo de sistemas utilizan una especie de cajón que se esconde en la parte trasera y se desplaza hacia atrás para cobijar a las bicicletas.
Decimos que es el más completo porque es el que queda más integrado cuando no utilizamos las bicicletas y, además, no requiere de accesorios pero también porque lleva integrada la placa de matrícula, que es imprescindible que se siga viendo cuando ponemos las bicicletas.
No hay que olvidar que la carga que sobresale por la parte trasera podrá hacerlo en un máximo del 10% de la longitud del coche si es divisible y hasta un 15% cuando no lo es. Es decir, cuanto más largo sea el coche, mayor margen de maniobra habrá para montar más de una bicicleta. A lo ancho, nunca podrá exceder la posición de los retrovisores, por lo que quizás es necesario quitar alguna de las ruedas de las bicicletas si éstas son muy grandes (las de 29 pulgadas ya son habituales) y el coche no es demasiado ancho.
A todo lo anterior hay que añadir que es imprescindible que se vea la matrícula y una señal V-20. Si la carga ocupa todo el ancho del vehículo, es necesario, además, llevar una de estas señales en cada una de las ruedas. Si hay que situar las dos, éstas deben formar una V invertida. Tal y como recoge en Race, las sanciones por no llevar la carga bien señalizada, bien sujeta o, si en el peor de los casos, se desprende, van desde los 80 a los 500 euros.
En el techo
Personalmente, la opción menos recomendable. Con un turismo, podemos estar tranquilos, pues el Reglamento General de Vehículos permite que la carga alcance un máximo de cuatro metros de alto.
Para transportarla, eso sí, tendremos que contar o bien con una baca o unas barras en el techo previamente instaladas en el coche. Tenemos además, tres tipos. Los más antiguos constan de un portabicicletas en el que se instala la bicicleta amarrada por el manillar y el sillín, con las ruedas hacia arriba. Es sencillo, por tanto, que dañemos sin querer la bicicleta.
Una opción más extendida pero menos práctica, de cara a lo que llevamos en el maletero, es la de quitar la rueda delantera y dejar la bicicleta atada con la rueda trasera y la puntera de la horquilla. La tercera vía es montar la bicicleta con ambas ruedas puestas. En este último caso, un raíl y uno o dos brazos pueden sujetar la bicicleta por las ruedas y por el cuadro, para aumentar la seguridad.
En este último caso, hay que tener en cuenta que es la opción que más afecta a la aerodinámica del vehículo, por lo que hay que tener especial cuidado con el viento lateral. Además, es el mecanismo más incómodo de montar y desmontar, pues llevaremos la bicicleta en el espacio menos accesible.
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