Hace unos días conocimos oficialmente el nuevo Renault 5 eléctrico. El nuevo modelo urbano y eléctrico de la firma apuntaba a la nostalgia con una reinterpretación moderna de un coche que, en su día, sirvió para acercar el vehículo a un público de masas y que, esta vez, lo tendrá más complicado.
Hace dos años, Renault confirmaba que se pasaría al "solo eléctrico" en 2030. Un año antes, en 2021, el plan ya había arrancado con Renaulution, su estrategia para dar un nuevo impulso a la marca, que ha terminado por trocear parte de la misma con el objetivo de ser más ágil y desarrollar todo mucho más rápido, desde eléctricos a motores de combustión.
Entonces, las miradas se centraron en el nuevo Renault 5. Era parte de la estrategia de la compañía, que ha querido ejemplificar el relanzamiento de su imagen con un vehículo que es un clásico popular al que se le guarda un gran cariño y que, además, es un mito de los coches deportivos con sus versiones Turbo, Copa Turbo y GT Turbo.
Pero un vehículo quedó en segundo plano. Uno que, al menos en España, también ha sido realmente querido y que se fabricó en nuestro suelo. El Renault 4.
Una nueva batalla (esta vez eléctrica) entre franceses populares
Hasta ahora, el Renault 5 había recibido todas las miradas en este plan de relanzamiento de los modelos eléctricos de la firma francesa. Pero una vez desvelado por completo, el siguiente paso será ver qué hará Renault con el Renault 4.
En 2022, Renault presentó el Renault 4EVER TROPHY, aprovechando el Salón del automóvil de París. Los franceses mostraron el primer acercamiento a este clásico de la marca con la presentación de un prototipo en formato buggy que, sin duda, se alejará de esta estética tan aventurera pero que sí nos dejó algunos detalles que terminaremos por ver en el nuevo modelo de la firma.
En primer lugar, uno de los aspectos más interesante está en su tamaño. El prototipo mide 4,16 metros, por lo que podemos esperar un SUV eléctrico urbano de tamaño ligeramente superior al Renault 5 (que mide 3,92 metros), lo que le permitiría añadir algo más de capacidad a su batería.
Entrando en este mercado, Renault podría ofrecer un vehículo asequible (o todo lo "asequible" que entendemos por coche eléctrico ahora mismo), con la carrocería más buscada (SUV) y una batería que le permita salir a la carretera con muchos menos impedimentos que el Renault 5. Su hermano pequeño se puede elegir con una batería de 52 kWh. Con mayor tamaño, ésta podría crecer hasta los 60 kWh, lo que facilita mucho los viajes por carretera.
Aunque todo es cuestión de tiempo y las diferencias entre mercado son sustanciales (en Francia predomina la venta de coches pequeños mientras que en España preferimos al SUV), el Renault 4 tiene ingredientes para posicionarse por encima del Renault 5 en ventas si se cumple lo mencionado anteriormente. Sobre todo en países como España, donde enfocamos nuestra compra al "coche para todo" por encima de la combinación entre coche urbano y coche para viajar.
Esta situación repetiría, de darse, lo mismo que le ha sucedido a Volkswagen con su ID.3 y su ID.4. Cuando se presentó, el primero se quiso posicionar como el nuevo superventas de la marca, "el nuevo Golf", pero ha sido la estética SUV y una mayor autonomía lo que ha terminado por posicionar al ID.4 por encima en las ventas, compensando el sobreprecio frente a su hermano.
De momento, lo que sí es seguro es que tendremos que esperar hasta octubre para conocer definitivamente la reinterpretación del Renault 4. Un coche que se fabricó en 28 países distintos a lo largo de su vida y se vendió en más de 100 mercados. España fue una de tantas regiones donde se cumplieron los dos casos anteriores.
El coche fue presentado oficialmente en 1961 pero llevaba en el laboratorio de Renault desde 1956 cuando Pierre Dreyfus, director general de Renault, encargó un coche cómodo y con buen agarre en la carretera para ofrecer un modelo más versátil y práctico. Tras algunos años, el concepto llega a la versión de producción, con aquella carrocería rompedora del 4L en el que se priorizaba la comodidad a bordo.
Su polivalencia desafió al Citroën 2CV que puede estar adelantando otra gran rivalidad décadas después. Hay que recordar que Citroën también quiere lanzar un SUV urbano a un precio comedido aunque se espera que éste se posicione en precio por debajo de los 30.000 euros a los que, presumiblemente, se acercará el Renault 4.
En ambos casos, estamos ante la nueva interpretación de lo que tiene que ser un coche eléctrico asequible. Citroën parece que apostará por eliminar algunas comodidades que, en la práctica, ya realiza nuestro teléfono móvil, al más puro estilo Dacia Spring. Renault, por su parte, tiene la intención de recoger la filosofía de aquellos vehículos de su pasado pero, al mismo tiempo, competir más allá del precio apelando a la nostalgia con coches muy bien equipados.
Imagen | Renault
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