Jaguar fabrica dos nuevas unidades del E-Type, probablemente su coche más recordado
Dicen que la belleza es subjetiva.
Dicen.
Porque hay excepciones.
Siempre hay excepciones.
El Jaguar E-Type es una de esas excepciones.
Hay casos en los que un producto es feo. Rematadamente feo. Pero siempre hay alguien que disiente, que piensa que ese coche no es tan feo o que, directamente, le gusta el Fiat Multipla.
Lo que nunca sucede es todo lo contrario. Cuando algo es realmente bello es casi imposible salirse de la senda y decir todo lo contrario, que te disgusta un producto. Es raro encontrar a alguien que le guste el Fiat Multipla pero muchísimo más raro sería encontrarse con alguien que diga que el Jaguar E-Type es feo.
En algunos casos, hay excepciones que rompen la barrera de lo subjetivo. El Jaguar E-Type es un producto (esta vez objetivamente) bello. Supera la categoría de bonito. El deportivo de Jaguar ha enamorado a cualquier entusiasta del motor desde que se lanzara en los años 60.
Ahora, 50 años después de que cesara su fabricación, el amor de un aficionado ha conseguido que Jaguar vuelva a producir dos unidades del mito. El amor y, suponemos sin miedo a equivocarnos, que también ha influido el dinero.
La historia de un mito
"Ha tenido usted un icono".
Es lo que podrían haberle dicho a Jaguar cuando parió al E-Type y lo enseñó al mundo por primera vez el 15 de marzo de 1961. El embarazo comenzó un año antes con el Jaguar E2A, un deportivo utilizado en las 24 Horas de Le Mans de 1960, y llegó de penalti, fruto de la casualidad.
La segunda mitad de la década de 1950 fue turbulenta para Jaguar. En 1955 se hicieron con la victoria en Le Mans y repetirían los siguientes tres años. Entre 1955 y 1957, el Jaguar D-Type fue el coche que más metros consiguió recorrer en las 24 horas que dura la prueba. Pero, al mismo tiempo, la compañía no atravesaba por su mejor momento financiero.
Con el claro objetivo de liberar lastre, explican en La Escudería que Jaguar delegó a Ecurie Ecosse sus labores en el competición. Mientras, Jaguar manejaba un proyecto interno del que resultó el Jaguar E1A. Con él nació un monocasco sobre el que se vistieron paneles de aluminio. Se desarrolló una suspensión trasera independiente y se trabajó en mejorar los motores.
El coche debía ser presentado en Le Mans en 1959 y entregado a los equipos colaboradores pero todo fue cancelado para ahorrar costes. Sólo había dinero para los modelos de calle y se debía paralizar el proyecto.
El germen, sin embargo, ya estaba ahí. Aprovechando todo lo aprendido con el Jaguar E1A se ensamblaron las primeras tres unidades del futuro Jaguar E-Type. Sobre él se montó un seis cilindros en línea evolucionado. En el desarrollo se consiguió que alcanzar 300 CV de potencia pese a perder parte de la cilindrada, pasando de 3,8 a 3,0 litros.
Visto el resultado, en el seno de la compañía se lo pensaron de nuevo y dieron el visto bueno al Jaguar E2A, una evolución del modelo de competición que finalmente sí pisó el asfalto de Le Mans en 1960. El deportivo ideado para competir en la mítica prueba de resistencia, tuvo problemas de fiabilidad con el motor y se retiró a las seis horas. Tras devolverle el propulsor original (el de 3,8 litros de cilindrada) participó en Estados Unidos y, posteriormente, terminó en una nave propiedad de Jaguar donde curiosamente estuvo en el olvido hasta décadas después cuando llegó a ser subastado por siete millones de dólares.
De aquel proyecto nacería, sin embargo, el Jaguar E-Type. Un coche que ya vivió su primera prueba el día de su presentación, ya que se cuenta que la versión descapotable se terminó de ensamblar sólo un día antes del famoso Salón de Ginebra donde fue presentado. Norman Dewis, ingeniero de desarrollo y piloto de pruebas de Jaguar, tomó el coche en la fábrica inglesa de Coventry y marchó a toda velocidad hasta Suiza (Canal de la Mancha mediante) y se asegura que llegó apenas 20 minutos de que comenzara el evento de presentación. Finalmente, el deportivo fue presentado tanto en su versión con carrocería cerrada como descapotable.
La presentación impactó hasta el punto de que el mismísimo Enzo Ferrari lo describió como "el coche más bello del mundo". Pero fue en Estados Unidos, Salón de Nueva York mediante, donde más funcionó el deportivo. Rebautizado como Jaguar XK-E (para continuar con la exitosa denominación en el país de XK), se hicieron con 41.000 de los 72.515 de los Jaguar E-Type fabricados durante los 15 años que estuvo en producción.
No es casual que sea en el MOMA de Nueva York donde se puede ver una unidad del deportivo británico, considerado por el museo como una obra de arte en sí misma.
El deportivo recibió el seis cilindros en línea de 3,8 litros que montaría por última vez en competición su predecesor. A lo largo de los años fue evolucionando, apareció una carrocería 2+2 y el motor fue engordando hasta llegar a montar un V12 de 5,4 litros y 318 CV para el mercado estadounidense. El coche dejaría de producirse en 1974.
Un Jaguar E-Type 50 años después
Al menos en masa porque para celebrar los 50 años del fin de su producción, Jaguar ha dado el visto bueno a dos unidades del clásico deportivo. Lo ha hecho por petición expresa del mismo.
La unidad cuenta con el clásico motor seis cilindros en línea y 3,8 litros pero ha sido modernizado con un sistema de inyección electrónica. Conserva una transmisión manual de cinco relaciones pero se ha montado un receptor Bluetooth para hacer los viajes más amenos y el parabrisas es calefactado.
Antes de que te eches las manos a la cabeza, se ha trabajado para que ninguno de estos detalles recién llegados del siglo XXI ensombrezcan la belleza clásica del deportivo. De hecho, en la consola central se ha recreado uno de los bocetos guardados en el MOMA de Nueva York en el que se recogían los planos del coche.
A simple vista, de hecho, el coche parece un calco del original y para mantener vivo su espíritu lujoso se ha colaborado con el joyero británico Deakin & Francis. La insignia de la parrilla frontal es un emblema de oro de 18 quilates y el pomo del cambio de marchas de plata de ley cuenta con detalles de nácar y Growler de oro de 18 quilates.
Todo el conjunto ha llevado más de 2.000 horas de trabajo y Jaguar asegura que no habrá más unidades conmemorativas ni veremos más Jaguar E-Type salir de sus puertas.
¿Seguro? Quizás todo dependa del dinero que alguien ponga encima de la mesa. Un dinero que, por cierto, no se ha especificado en el caso de esta unidad.
Fotos | Jaguar
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