Un partido de fútbol, una película o el tiempo que se tarda en atravesar Madrid utilizando el Metro. Este es el tiempo que asegura Destinus que puede tardar en cruzar el mundo: 90 minutos. ¿Cómo? Con un hiperavión que utiliza hidrógeno y que dice poder multiplicar por 15 la velocidad del sonido. Suena a ciencia ficción, pero en 2022 esperan hacer sus pruebas con un vehículo de tamaño real.
¿Dudas? Si eres uno más entre los escépticos, no estás en el mismo barco de los inversores de Destinus. La empresa que tiene entre manos el proyecto ha recibido una inyección de 29 millones de dólares (casi 25 millones y medio de euros) para desarrollar la última fase del proyecto, después de haber realizado pruebas exitosas que dan alas a Jungfrau, lo que ellos denominan como "hiperavión".
Este prototipo mitad cohete mitad avión puede circular a velocidades de crucero que multiplican por 15 la velocidad del sonido, a 60 kilómetros de altura de la tierra. Para conseguirlo, utiliza hidrógeno líquido que alimenta sus motores a reacción. Si el proyecto funciona, no sólo permitirá recorrer distancias enormes en muy poco tiempo, además sólo expulsará vapor de agua.
Su funcionamiento. Según Destinus, el Jungfrau es un avión autónomo que despegará horizontalmente. Según sus propios gráficos, puede alcanzar una velocidad supersónica en 15 minutos y ponerse a velocidad máxima en modo crucero pasados 20 minutos. La potencia es tal que necesita frenar 40 minutos antes de su aterrizaje, momento en el que entra en fase de "velocidad supersónica". A la velocidad del sonido, se recorren casi 800 kilómetros en 40 minutos. Además, aseguran que el avión ya está certificado para volar por debajo de esta última fase.
"A finales del año que viene, tenemos previsto volar la siguiente iteración del prototipo tanto con el motor ATR como con un segundo motor de cohete de hidrógeno: será la configuración para nuestros vehículos comerciales", asegura Mikhail Kokorich, consejero delegado de la compañía, en declaraciones recogidas por El Confidencial.
Dos preguntas recurrentes. ¿Quiénes están detrás de esta empresa y quiénes podrán utilizar este avión supersónico? La respuesta a la primera pregunta la encontramos en el propio Kokorich. Este magnate ruso está considerado un Elon Musk del sector aeroespacial. Formó parte de la empresa aeroespacial Momentus, que ha vivido momentos convulsos en los últimos tiempos, pues redujo a la mitad su primera valoración de 1.100 millones de dólares (más de 957 millones de euros) y se ha tenido que enfrentar a demandas por engaños a sus accionistas.
Tras su salida de Momentus, Kokorich fundó Destinus, con la que dice querer crear este avión hipersónico con el que entregar productos de primera necesidad o altamente perecederos en sus primeros viajes. Asentada la tecnología esperan vender vuelos para decenas o cientos de personas que quieran cruzar el mundo a una velocidad nunca vista. La respuesta a la segunda pregunta parece clara: clientes lo suficientemente adinerados como para poder pagarlo.
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