En los últimos días se ha corrido la voz de supuestos infractores en radares de tramo
Intentar engañarlos no tiene sentido y, además, puede generar situaciones peligrosas
Radares y DGT. Dos palabras que, por separado, soliviantan a los conductores y que, juntas, llegan a sacar lo peor de ellos. Y que, por supuesto, consiguen clicks y pinchazos. Una evidencia que se puede comprobar en la cantidad de noticias de noticias que se publican a diario. Eso cuando hablamos de noticia y no de medias verdades o, directamente bulos.
De hecho, ha sido la propia DGT la que, cansada de este tipo de prácticas, ha llegado a desmentir algunas de las múltiples informaciones en sus canales oficiales. Pese a todo, algunos medios y cuentas en redes sociales siguen buscando clicks disfrazando de noticias lo que en realidad son rumores sin base sólida que los sostengan.
Entre estas últimas informaciones encontramos aquellas que señalan el uso de radares móviles dentro de radares de tramo para "cazar" a los conductores que, supuestamente, tratan de engañar a estos últimos controladores.
Tratar de engañar a un radar de tramo es absurdo
Antes de nada, debemos comprender cómo funciona un radar de tramo. Este tipo de controladores toman una fotografía a la entrada del mismo de todas las matrículas que pasan por un primer pórtico donde están situadas las cámaras. En ella queda reflejada la hora exacta en el que el vehículos entra en el tramo vigilado.
Como la distancia del tramo es siempre la misma, el sistema es consciente de que un vehículo necesita emplear, como mínimo, un tiempo concreto (medido en minutos y segundos) para cubrir todo el tramo. La cámara del pórtico de salida realiza una segunda toma de la matrícula y coteja el tiempo que ha empleado el vehículo para superar el espacio vigilado.
Si el tiempo registrado entre ambas cámaras es inferior al mínimo que podría haber tardado el automóvil circulando al límite máximo de la vía, la denuncia es gestionada y al conductor le llegará la multa a casa.
Lo que defienden algunos medios y cuentas de Internet es que hay conductores que trampean este sistema. Según ellos, algunos conductores circulan por encima de la velocidad máxima permitida y, antes de pasar el radar frenan lo suficiente para que el tiempo transcurrido esté dentro de los límites permitidos.
Estas informaciones apuntan a que la DGT está vigilando esto poniendo a agentes con radares móviles dentro del espacio ya cubierto por un radar de tramo. Hemos preguntado a la DGT y no nos confirman que esto esté sucediendo ya que, en sus propias palabras, "el radar de tramo ya está pensado para que se mantenga una velocidad sostenida durante un tiempo determinado, no para vigilar puntos concretos de la carretera (puntos negros, por ejemplo)". Por lo tanto, sería algo así como "vigilar un tramo que ya está vigilado", según el organismo.
Es posible que esta información haya nacido en el propio listado de radares de la DGT, donde se especifica la longitud de todos los radares de tramos. En ese mismo documento también se incluyen los kilómetros donde es más probable encontrar un radar móvil y algunos de esos tramos se solapan en kilómetros con los radares de tramo.
Sin embargo, esto no quiere decir que se estén utilizando dentro de los propios radares. Deberíamos entenderlo más como un aviso de que kilómetros antes y después del controlador de tramo podemos encontrarnos con estos radares móviles.
Además, hay que tener en cuenta que las propias matemáticas nos señalan lo absurdo del asunto.
Pongamos un tramo de 10 kilómetros limitado a 100 km/h. Para cubrirlo dentro de la legalidad, un coche debe emplear más de seis minutos. Si circula a 120 km/h, empleará cuatro minutos y medio para recorrer nueve kilómetros. Eso le obligará a circular el kilómetro que le queda a un máximo de 40 km/h.
La velocidad, además, será todavía más baja cuanto más se aproxime a la salida del radar de tramo a una velocidad por encima del máximo permitido. Es decir, no sólo es que esto sería motivo de una infracción (200 euros), porque estaría circulando por debajo de la mitad del máximo permitido en la vía, también sería un auténtico peligro. Si apurara más, el conductor tendría que, prácticamente, pararse si no quiere recibir la sanción.
Foto | DGT
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