“Hay una lucha encarnizada por el espacio para el tráfico. Queremos ofrecer una solución que cambie la confrontación por la coexistencia”. La reflexión es del ingeniero y economista Klaus Kirchmayr, y capta bien cómo su start-up Urb-X quiere solucionar uno de los mayores retos del urbanismo contemporáneo, sobre todo en las grandes ciudades: encajar el flujo de vehículos motorizados convencionales y el trasiego cada vez mayor de alternativas como los patinetes, segways, hoverboards o, por supuesto, las bicicletas. No es un desafío sencillo.
La convivencia no es fácil cuando a conductores y ciclistas les toca compartir calzada y tampoco cuando se opta por construir vías especiales, como carriles bici que acaban reduciendo el espacio reservado para coches, buses o motocicletas. No hay que irse muy lejos ni atrás en el tiempo para encontrar protestas de ciudadanos que se oponen a viales de este tipo, pensados para ciclistas, al considerar que están mal planificados y aumentarán la congestión y niveles de contaminación.
Ante ese escenario Kirchmayr ha optado por una máxima curiosa a la hora de plantear nuevos carriles bici: Si no puedes con tu enemigo… pues sobrevuélalo. Y hazlo además de la forma más inteligente posible. Su propuesta consiste en construir auténticas “autopistas” para ciclistas que transcurren por encima de las calles, los peatones y vehículos, sustentados por pilares.
Replantearse los carriles bici
Lo de los carriles elevados no es una idea rompedora. Llega darse un paseo por los Países Bajos para ver infraestructuras similares para ciclistas. Más que en el concepto de partida, en lo que ha innovado Urb-X es en la resolución. Su propuesta destaca por cómo plantea esas “autopistas flotantes”: con módulos y dotadas de sistemas que les permiten generar energía renovable.
Urb-X ha decidido llamar a su concepto “Bike Highways”, un tipo de vías para ciclistas formadas por varias piezas. A modo de base emplean segmentos de madera de 20 m largo, dos de ancho y 5.400 kilos de peso que se apoyan en pilares fabricados —en la versión estándar— con tubos de acero.
Sobre esa base se dispone una vía con dos carriles por sentido diseñada para acoger hasta 4.000 bicis por sentido y hora, barandillas con módulos fotovoltaicos integrados, un sistema calefactor para derretir el hielo o la nieve en invierno y farolas con señales y sensores que activan la iluminación.
El sistema está pensado para un control continuo de la vía, información que almacena en la nube y aprovecha para la gestión del tráfico. Gracias a su diseño podría así informar a los usuarios sobre posibles accidentes, la presencia de un peatón en la vía o la entrada de nuevos ciclistas.
En cuanto al presupuesto, la start-up calcula que cada kilómetro de vía cuesta entre dos y dos millones y medio de euros, inversión que no incluye los entre 300.000 y 500.000 que costaría la estructura de soporte y el gasto extra que requerirían las diferentes rampas de acceso y salida. A modo de referencia, 1E9 precisa que un kilómetro de carretera asfaltada suele exigir el desembolso de entre seis y veinte millones, suma que puede ser aún más abultada en casos excepcionales.
Al diseño de Urb-X podría añadírsele también una cubierta verde pararoteger a los ciclistas del sol y la lluvia y el hueco situado en la madera serviría para canalizar los cables de fibra óptica.
El concepto —explica a 1E9 Bálint Csontos, de la compañía— “nació en un día”, pero darle forma, perfilar sus detalles y diseñar la autopistas ciclistas de tal forma que pudieran escalarse y aplicarse en diferentes lugares exigió mucho más tiempo. Solo la fase de investigación y desarrollo para perfeccionar el modelo y los elementos prefabricados que se emplean exigió dos años.
Para avanzar en el proceso la compañía trabajaba esta misma primavera en una pista de prueba de casi 200 metros localizada en Basilea, un prototipo que, entre otras cuestiones, le permitirá valorar su capacidad para generar energía en condiciones reales. Uno de los primeros viales de URB-X podría construirse en Stuttgart, capital del estado de Baden-Württemberg, al suroeste de Alemania.
“Dependiendo de su orientación, una vía de Urb-X produce hasta 300 MWh (megavatio hora) de electricidad al año mediante módulos fotovoltaicos integrados en la barandilla. Se necesitan unos 40 MWh al año para calefacción, iluminación, señalización y tecnología de control. La vía produce entre cinco y ocho veces más electricidad de la que consume”, arrojan los cálculos trazados de partida por la compañía suiza, que plantea además que la energía pueda pasarse a la red del proveedor.
Imágenes: Urb-X
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