Hay convivencias tan provechosas como complicadas. La de los trenes y los núcleos urbanos es una de ellas. Bien lo saben en L´Hospitalet de Llobregat, donde el Gobierno se plantea acometer uno de los planes de soterramiento e integración ferroviaria más ambiciosos de España. Por dimensión, por cronograma, por coste y sobre todo por el impacto transformador al que aspira. De momento, el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana tiene ya sobre la mesa el Proyecto Básico, un informe de 21 tomos que da una idea del alcance de la iniciativa.
Su despliegue —y complejidad— es de tal magnitud que trasciende a L´Hospitalet de Llobregat o incluso la propia Cataluña e invita a prestarle atención.
¿Qué plantea el proyecto? Una transformación de calado. Básicamente, el proyecto contempla soterrar y cubrir 5,1 kilómetros de las líneas de Cercanías R-2 y R-4 a su paso por el núcleo urbano de L´Hospitalet de Llobregat. No solo eso. El plan prevé además la construcción de una estación intermodal en el barrio de La Torrassa preparada para el paso de alrededor de 45.000 viajeros diarios y una conexión articulada —rótula, en el argot ferroviario— que permitirá jugar con la configuración de las líneas e incrementar sus posibilidades de conexión.
"Ayudará a mejorar la movilidad y la calidad de vida de la ciudadanía", anota el Ministerio de Transportes sobre el futuro soterramiento ferroviario.
¿Y cuánto costará? De entrada, se habla de que la inversión del proyecto de integración urbana del ferrocarril superará los 1.000 millones de euros, si bien el propio departamento de Raquel Sánchez reconoce que la cantidad es "estimada" y aún deberá definirse con el estudio informativo. Lo que ya tiene sobre la mesa la Administración es el Proyecto Básico y constructivo del soterramiento, un diseño que se encargó de presentar en Torrassa la ministra hace un mes escaso.
Prueba de la magnitud de la iniciativa es que el estudio abarca 21 tomos y los técnicos han estado trabajando en su redacción desde marzo de 2020. Toca ahora elaborar el estudio informativo, la siguiente "parada" en el complejo camino de su tramitación administrativa, además, por supuesto, de completar una fase de obras que deberá compatibilizarse con el tráfico ferroviario. La regidora, Núria Marín, ya reconoce que como poco habrá que esperar una década para concluir el proyecto.
¿Qué define el Proyecto Básico? Las obras que deberán realizarse para soterrar y cubrir las vías por las que circulan los trenes de las líneas R-2 y R-4 a su paso por L´Hospitalet. El objetivo: una mejor integración urbana y ferroviaria, con más espacio para el uso ciudadano, mayor cohesión entre barrios y una menor huella de carbono. Como reconoce Transportes, la meta es doble.
A nivel ferroviario se busca una "mayor flexibilidad" que permita mejorar la explotación de las líneas e incorporar una nueva estación en La Torrassa, enlazada con el metro y capaz de operar como intercambiador. En el aspecto urbanístico, se espera que —al llevar el tráfico bajo tierra— la ciudad elimine la barrera que ahora representan las líneas de cercanías y gane zonas verdes. En resumen, reducir el impacto visual y arquitectónico y los ruidos y vibraciones de los trenes.
¿Cuánta superficie se gana? Al desgranar el proyecto básico, en febrero, Raquel Sánchez explicó que la obra permitirá soterrar 5,1 km de las líneas R2 y R4. No será una labor sencilla y sus responsables tendrán que afrontar retos notables, como trabajar en una zona densamente urbanizada, con tráfico, servicios y otras infraestructuras, pero permitirá un cambio radical en el municipio.
Las vías ahora —lamenta Marín— "dividen y aíslan los barrios y generan un problema de movilidad interna". Al enterrar las vías la ciudad ganará 120.000 m2, una amplia franja que el Consistorio quiere aprovechar con un “concurso de ideas”.
¿Cómo se conseguirá ese cambio? Hace semanas Transportes publicó una extensa explicación de su Proyecto Básico. El esquema se divide en dos grandes puntos: la solución ferroviaria y la urbanística. La primera se basa groso modo en un intercambiador en La Torrossa, una estación en Bellvitge y la rótula ferroviaria, una conexión articulada que "permitirá maximizar la flexibilidad y funcionalidad" del acceso a Barcelona a partir de Sants. Lo que se busca es ganar movimientos gracias al uso de nuevos trazados y un incremento del número de vías.
"El objetivo es volver a tejer y conectar barrios separados históricamente por el ferrocarril", anotan desde el Ministerio de Transportes sobre la segunda dimensión del proyecto, la urbanística, con la que se aspira a generar un nuevo parque lineal que dé continuidad al que ya existe sobre la cubierta del Calaix de Sants, aumentar las zonas verdes y mejorar de paso la "permeabilidad transversal" entre barrios.
¿Y hay un calendario? Durante su visita a L´Hospitalet de Llobregat para presentar el Proyecto Básico del soterramiento, Sánchez deslizó que el estudio informativo podría estar terminado ya a finales de año. Quedaría luego someterlo a información pública para activar la maquinaria administrativa que permita licitar y finalmente adjudicar las obras. "Ahora sí", celebró la ministra, quien, eso sí, eludió concretar cuándo podrían arrancar los trabajos in situ: "No alimentaremos la frustración de la ciudadanía dando fechas que aún no podemos conocer".
La falta de concreción, sobre todo en un año marcado por la agenda electoral, con una cita con las urnas ya en mayo y otra general que se celebrará probablemente en diciembre, generó escepticismo entre grupos políticos de la oposición e incluso los vecinos, que reclaman el desarrollo del proyecto desde hace más de dos décadas. Su petición: que el proyecto no se quede en "papel mojado".
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