Bloodhound quiere pulverizar la plusmarca que conquistó en 1997 el ThrustSSC
De momento ya ha logrado pasar de los 1.000 km/h durante una prueba en el desierto de Kalahari
Si te gusta la Velocidad, así, con mayúscula y en grado superlativo, quizás te interese el anuncio que acaba de lanzar Bloodhound Land Speed Record (LSR), un equipo con sede en Inglaterra que aspira a desplazarse más rápido de lo que jamás lo haya hecho nadie sobre la tierra, sin llegar a levantar el vuelo. Traducido a cifras contantes y sonantes, su objetivo es zumbar a 1.290 km/h. No está nada mal si se tiene en cuenta que el récord entre los monoplazas de F1 no llega a 380 km/h y los rapidísimos ferrocarriles maglev de japón Serie L0 alcanzan los 600 km/h.
Para lograrlo tienen algo más que vocación.
Disponen de un vehículo, uno que en 2019 ya alcanzó 1.010 km/h en el desierto.
Se busca piloto… y fondos. Ese es el anuncio que acaban de lanzar los responsables de Bloodhound LSR, empeñados en lograr un nuevo récord de velocidad en tierra. El equipo ya dispone de un vehículo especial, con el que comparte nombre, y una interesante historia a sus espaldas que se remonta a 2008. Pero eso no es suficiente. Ahora busca otras dos patas igual o incluso más importantes para lograr sus ambiciosos objetivos: un piloto y fondos.
Capacitado, con ganas (y con dinero). El equipo ha decidido iniciar una gira por Reino Unido para promocionar su proyecto y captar a algún apasionado de la velocidad dispuesto a sentarse a los mandos de su vehículo supersónico. No le vale cualquier, claro. Su objetivo es atraer a conductores "apasionados", "capacitados", dispuestos a deslizarse a más de 1.290 km/h y —no menos importante— que vengan acompañadas además de patrocinios o un buen pellizco de fondos.
"Buscamos un piloto que aporte el resto de la financiación necesaria para que Bloodhound establezca un nuevo LSR. Si consideras que tienes la experiencia y habilidades adecuadas y lo que hace falta para conducir un coche a más de 800 mph, al tiempo que aportas la financiación necesaria, nos encantaría conocerte" explica Bloodhound LSR. En su web la firma va un poco más allá y asegura que batir un nuevo récord de velocidad exigirá unos 12 millones de libras.
Grandes velocidades, y algún volantazo. Detrás del proyecto está Bloodhound LSR. El equipo se lanzó en 2008 para conquistar nuevos récords de velocidad, está ligado a profesionales reconocidos y ha dejado ya exhibiciones de su tecnología, pero a lo largo de su década y media de historia también ha sufrido algún que otro volantazo. En 2018 estuvo de hecho al borde del precipicio por falta de financiación. Si logró esquivarlo fue gracias al empresario Ian Warhust, que formó una firma llamada Grafton LSR y pasó a convertirse en su matriz.
Tecnología y algún "recordman". Si hay dos nombres propios que destaquen en la historia de Bloodhound son sin embargo Richard Noble, su impulsor original, y Andy Green, piloto retirado de la Royal Air Force (RAF). Ambos saben qué es la velocidad. Noble estableció un récord de 1.019 km/h en 1983 y años después, en 1997, participó en otra aventura recoura, esta vez con Andy Green a los mandos, que dejó la plusmarca en 1.227 km/h. Semejante registro se consiguió con el automóvil de reacción ThrustSSC, dotado de motores Rolls-Royce Spey.
Objetivo: romper récords. Bloodhound se ha marcado un objetivo ambicioso. La Federación Internacional del Automóvil (FIA) explica que el récord absoluto de velocidad en tierra es de 1.227,985 km/h, la delirante marca alcanzada en octubre de 1997 por Andy Green a los mandos del ThrustSSC. Su potencia le permitió fijar el primer récord supersónico al superar la barrera del sonido a Mach 1,016. Esa es también la marca reconocida por Guinness, pero hay quien señala que la gesta del ThrustSSC llegó a ser mayor y el vehículo logró ponerse en 1.232,93 Km/h.
Demostrando su potencial. Quizás busque piloto y fondos, pero Bloodhound no parte de cero. Sus técnicos llevan años trabajando en el proyecto y disponen de un vehículo con el que ya han hecho algún que otro alarde. En 2019 lo trasladó al desierto de Kalahari, en Sudáfrica, donde alcanzó los 1.010 km/h. Quizás no fueran suficientes para fulminar el récord de 1997, pero la BBC precisa que esa marca lo ha colado entre los ocho vehículos más veloces y dejó buenas sensaciones.
Horizonte: 2025. Si la prueba de Sudáfrica dejó buen sabor de boca fue por sus características: el vehículo usó solo su motor a reacción EJ200 Eurofighter, pero se diseñó en realidad para llevar también un cohete monopropulsor. Los modelos que manejan sus dueños muestran que con ambas unidades en tándem el Bloodhound podría alcanzar marcas mayores y lograr un récord mundial. Su objetivo final es ambicioso: acabar con la barrera psicológica de los 1.000 mph, 1.600 km/h.
"La gente podría decir que los récords de velocidad en tierra no son relevantes. Sí pueden serlo", reivindica Stuart Edmondson, actual líder del equipo, quien asegura incluso que puede hacerse funcionar el EJ200 "sin una gota de combustible fósil" y usar un motor eléctrico para la bomba. "Podemos establecer el primer récord de velocidad en tierra con cero emisiones netas en 2025", celebra. Desde su gesta de 2019, el Bllodhound había estado en el Museo del Transporte de Coventry.
Imágenes: Bloodhound LSR 1 y 2
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