Luca de Meo, CEO de Renault y presidente de ACEA, ha compartido su opinión sobre el futuro de la industria europea
La Unión Europea está a punto de confirmar qué medidas temporales aplicará a los coches eléctricos chinos antes de una posible implantación definitiva de unos aranceles, que todavía están por aprobarse, el próximo mes de noviembre.
El día señalado en el calendario es el 4 de julio. Entonces, será cuando la Comisión Europea confirme si empieza a poner freno a unos coches que amenazan con poner patas arriba la industria europea tal y como la conocemos. Al menos, eso es de lo que vienen avisando algunos expertos, quienes anticipan que los planes del país es hacerse con una quinta parte del mercado al final de esta década.
Este desembarco de marcas chinas llega motivado por el salto al coche eléctrico que han propiciado los políticos europeos. Uno que ha sido criticado por algunos fabricantes, como Toyota, quienes creen que el coche híbrido seguirá siendo la mejor opción en el futuro. Otros, como Renault, apoyan en parte esta teoría.
Y de eso ha hablado Luca de Meo, CEO de Renault y presidente de ACEA (patronal europea de los fabricantes de automóviles) en una entrevista a Autocar, donde ha destacado el buen hacer del Estado chino respecto a Europa.
China como ejemplo
De Meo tiene claro dónde está el origen de los ambiciosos objetivos que se han puesto los políticos europeos en lo que a emisiones se refiere. "Hace unos 10 años, nuestra industria tuvo algunos problemas serios que nos arrinconaron. Dañó a toda la industria", apunta el CEO de Renault como referencia al Dieselgate.
Es por esto, asegura, que los políticos europeos se centraron en conseguir unos objetivos que, según el directivo, no son reales. "Los legisladores sintieron que era necesario cambiarlo todo. Fue ampliamente aceptado, pero no hubo ningún tipo de análisis del impacto que tendría", señala. Y eso, asegura, ha sido un error.
"Dije en ese momento, y el gobierno francés estuvo de acuerdo, que la fecha límite de 2035 para una implantación completa de los vehículos eléctricos era demasiado pronto: tenía que ser 2040. Pero cuando las autoridades fueron por 2035 de todos modos, tuvimos que buscar la manera de conseguirlo. Nos dijeron que nos ocupáramos de las gigafábricas y que se encargarían de la infraestructura de carga. Pero, ¿que han hecho ellos?", arremete contra los reguladores.
Y, aquí, señala que es donde está el verdadero problema de Europa. "En China, recompensan a los virtuosos. Nosotros no hacemos eso. Castigamos a todos. Los que no cumplen son multados; y los que cumplen no reciben ninguna recompensa. (...) Los reguladores europeos solo piensan en establecer un objetivo: que todos vendamos el 100 % de vehículos eléctricos para 2035. 'Aquí está el objetivo', dicen, 'y si no llegas, te vamos a multar con miles de millones. Adiós y buena suerte".
No es la primera vez que Luca de Meo pone a China como ejemplo y presiona para que los reguladores europeos flexibilicen los objetivos que deberíamos alcanzar en los próximos años.
Ya el año pasado propuso que nos olvidáramos de Euro 7 porque, según ACEA, esto permitiría a los fabricantes dedicar mayores esfuerzos en el coche eléctrico. Según sus palabras, Euro 7 nace muerta y se propone unos objetivos de emisiones a partir de 2030 que obligará a dedicar enormes esfuerzos económicos a los motores de combustión en lugar de centrarse en el coche eléctrico.
Lo que ha sostenido el directivo de Renault hasta ahora es que "China ya está con otra tecnología", haciendo referencia a que estos esfuerzos económicos pueden acabar cayendo en saco roto. Y asegura que "nuestros coches se construyen principalmente para tranquilizar a los clientes. En China existe el genio creativo".
Para poner en contexto su punto de vista, el directivo de Renault pone un ejemplo clarificador: "Conocí a un tipo cuya empresa acababa de construir su primer coche, un rival de Porsche Taycan. Admitió que comenzó el proyecto sin pasión por los coches; que había estado haciendo teléfonos móviles. Pero probó más de 70 coches para hacer bien su producto. Lo intenté y no pude encontrar un error. ¡Se estaba preparando para venderlo por 35.000 €! ¿Qué le dices a un tipo así? ¿Le dices que no lo venda? Por supuesto que no. Digo bien hecho".
La solución, según de Meo, solo tiene un camino: "los europeos deben aprender de cómo trabajan los chinos, arremangarse y trabajar. Y sentencia, "sus nuevas empresas tienen que lanzarse al vacío con otras 20 empresas que se comen entre sí. De 20 competidores, las autoridades quieren cinco y la competencia es brutal. La mayoría no sobrevivirán pero progresan mucho y utilizan mucha tecnología".
Foto | Renault
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