El coche eléctrico chino está decidido a tomar posiciones y ser decisivo de cara al futuro. Y quiere tener todos los medios que sean necesarios para abrir brecha y convertirse en líderes. Incluida la compra de sus propios barcos si llegara a ser necesario. China tiene un objetivo y está dispuesta a conquistarlo.
Desbordados. “No había suficientes barcos, no había suficientes trenes, no había suficientes transportadores de automóviles". Así resumía Elon Musk la situación que se está viviendo en la cadena de suministro de automóviles. Palabras con las que quería suavizar el impacto del anuncio más importante que Tesla ha tenido que dar: en pleno crecimiento, no pueden completar todas las entregas esperadas.
"Nos guste o no, en realidad tenemos que suavizar la entrega de automóviles dentro del trimestre, porque simplemente no hay suficientes objetos de transporte para moverlos", remachaba el mandamás de Tesla. A la cadena de suministro, ya duramente afectada en el sector de la automoción, se suma un nuevo problema: no hay medios suficientes para su traslado.
100.000 dólares cada día. Es el sobreprecio que los fabricantes están pagando por trasladar sus automóviles. La escasez de barcos para trasladar automóviles ha provocado que los precios se hayan disparado y ya cuesten 100.000 dólares más cada día que en 2020. El precio es tan alto que se sitúa diez veces por encima que hace dos años y es el máximo registrado en lo que llevamos de milenio.
Los datos, recogidos por Bloomberg, señalan un problema evidente: el sector del automóvil sigue creciendo pero no hace lo mismo el número de barcos disponibles. Se espera que el comercio anual de coches crezca en 2022 un 4%, mientras que el número de barcos disponibles habría crecido en un 1,2%. En 2023, se espera que los números alcancen un crecimiento del 2,8% y 0,4%, respectivamente.
Pero para entender el roto que hay en la cadena de suministro hay que mirar atrás. En 2020, el comercio de la automoción se desplomó en un 20,3%, pero también cayó la flota de buques que pueden transportar coches en un 0,6%. Cuando los números empezaron a recuperar la normalidad, el número de barcos disponibles cayó un 1,6%, mientras que el comercio de automóviles crecía un 12,7%.
De China al mundo. El problema es más acusado en China. El país asiático ya es el segundo que más vehículos exporta (arrebatándole el puesto a Alemania) y el coche eléctrico se plantea como una beta de oro a explotar ahora que los fabricantes europeos están teniendo más problemas en su reconversión. Tienen las materias primas y quieren asegurar la distribución.
Por ello, empresas como SAIC o BYD están comprando sus propios barcos. No es un movimiento nuevo, pues el diario económico recoge que Toyota o Hyundai ya hicieron lo propio algunos años atrás pero sí demuestra que los fabricantes chinos están ante una oportunidad de oro para abrir brecha entre sus competidores.
Ser líderes. Encargar sus propios barcos no es algo que vaya a tener un impacto inmediato en la venta de vehículos chinos, pero sí ejemplifica la confianza que tienen los fabricantes en su expansión y la confirmación de que sus planes son ambiciosos en los próximos años, buscando una salida a un problema que se podría dar en un futuro, afrontando un posible embudo en su distribución.
De momento, los fabricantes chinos ya se ofrecen como una seria alternativa en vehículos eléctricos a muchos de las firmas europeas y cada vez es más alto el número de vehículos ofertados en un mayor número de países de Europa. Con listas de espera que se acercan (o superan) los doce meses, garantizar la entrega de un vehículo puede otorgar una importante ventaja competitiva.
A la espera de los resultados. No sólo respecto a entregas esperan ser competitivos. Contar con sus propios barcos permitirá a SAIC o BYD desligarse de los precios crecientes en el traslado marítimo de sus vehículos, lo que anticipa un ahorro de costes cuando cuenten con su propio flota para distribuir sus automóviles.
Pese a ello, algunos expertos de Bloomberg no tienen claro que este movimiento sea la decisión correcta. Antes o después los problemas en la cadena de suministro deberían solucionarse y los costes bajar, lo que pone en riesgo la ventaja competitiva de contar con barcos propios. A cambio, eso sí, ambas compañías contarán con herramientas que rentar a otros fabricantes si cuentan con espacio libre suficiente.
Foto | Kinsey
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