Los fabricantes europeos se han empeñado en vender menos coches pero más caros. En China tienen un problema

Lo han dicho y repetido. Lanzado a los cuatro vientos por activa y por pasiva. Peromla realidad es que el mercado chino puede ser el único que frene la dinámica. Sus fabricantes pueden ser el contrapunto a una tendencia que llevamos meses viviendo en Europa: vender menos coches pero mucho más caros.

En los últimos tiempos, con la crisis de suministro rota y un aumento brutal en los costes de fabricación de los coches eléctricos derivado de una subida del precio del litio y el níquel, entre otros componentes, los fabricantes europeos y estadounidenses han tenido claro que encarecer sus productos era la única manera de sobrevivir.

Y no sólo de sobrevivir, también de alcanzar más beneficios. En 2020, Mercedes consiguió alcanzar los 6.900 millones de beneficio (antes de intereses e impuestos), 600 millones más que en 2019 pese a poner en el mercado 360.000 coches menos. En 2021, la tendencia se confirmó: 370.000 coches menos vendidos que en 2020 (730.000 unidades menos que en 2019) y un beneficio antes de intereses e impuestos de 14.000 millones de euros.

La firma germana no es la única que ha optado por este camino. BMW también ha confirmado que ha optado por esta estrategia, que recalcaba su CEO Olivier Zipse asegurando que no estaban "impulsando una estrategia de volumen". La decisión de apostarlo todo por Cupra e ir dejando morir a Seat con modelos únicamente de combustión va en la misma línea.

El movimiento de Cupra no es el único dentro del Grupo Volkswagen. "El objetivo clave no es el crecimiento (...) Estamos más enfocados en la calidad y los márgenes, en lugar del volumen y la participación de mercado". Son palabras de Arno Antlitz, director financiero del Grupo Volkswagen, a Financial Times.

Y, por si quedara alguna duda, grandes grupos que siempre han apostado por vender los mayores volúmenes posibles con sus marcas generalistas, como Stellantis, también parecen ir en la misma dirección. También avisan desde Renault de la imposibilidad de poner en el mercado (a menos a corto plazo) coches eléctricos baratos. Al mismo tiempo, Volkswagen ya ha renunciado a vender un coche eléctrico de 20.000 euros.

China, clave en el abaratamiento del coche eléctrico

Todos estos movimientos se producen dentro de un contexto europeo muy particular. La Unión Europea ha decidido que a partir de 2035 no se venderán vehículos con motores de combustión dentro de sus fronteras. Pero antes, los objetivos parciales de emisiones y Euro 7 harán muy complicado que se puedan poner en el mercado vehículos que no estén altamente electrificados.

Todos los movimientos dentro de Europa parecen destinados a encarecer el coche como producto. No sólo es que con los volúmenes de ventas actuales, producir coches eléctricos (o muy electrificados, como los híbridos enchufables) sea más caro. También las exigencias en materias de seguridad, con las ayudas ADAS obligatorias desde este año, también obligan a subir el precio con unos sistemas que antes eran opcionales.

Sin embargo, China vive su particular idilio con el coche eléctrico, sus ventas son brutales. En 2021 se vendieron tres millones de unidades y en 2022 se calcula que esta cifra se duplicará. Pero esto tiene un motivo detrás. El Gobierno chino hace ya tiempo que viene impulsando la industria, pues ha detectado que puede ser una puerta de entrada para mercados que hasta ahora se le resistían.

El Gobierno chino ha apostado por el coche eléctrico y ya está doblando las estrategias de los fabricantes europeos

A ello hay que sumar que se entregan importantes ayudas para la compra de este tipo de automóviles pero, además, los fabricantes cuentan con la inmensa mayoría de las materias primas (que tanto se han encarecido) en su propio territorio, lo que facilita enormemente las cosas a la hora de abaratar el producto.

Todo ello no sólo deriva en unas altas ventas, también está obligando a que empresas como Mercedes necesiten hacer agresivos descuentos para mantener una cuota de mercado suficiente en China y así poder seguir siendo relevantes.

Tal y como recoge Bloomberg, la marca se está reposicionando en este mercado asiático. En solo un día, el Mercedes EQE ha pasado de costar 528.000 yuanes (71.425,78) a 478.000 yuanes (64.661,98 euros). Una rebaja de casi 7.000 euros en una noche. Pero, el Mercedes EQS, su modelo estrella, ha rebajado su precio de venta de 1,19 millones de yuanes (160.978,56 euros) a 956.000 yuanes (129.323,95 euros), más de 30.000 euros de golpe.

El diario económico explica que Mercedes está buscando la manera de abrir hueco en el mercado de vehículos de más de un millón de yuanes. El contexto del país es muy específico. Los fabricantes europeos están viendo cómo sus coches quedan en segundo plano ante las marcas locales, preferidas por los clientes chinos.

Además, el uso que se hace del coche en china no es el mismo que en Europa. Clientes tan adinerados como los potenciales clientes del Mercedes EQS prefieren viajar en las plazas traseras, donde los grandes SUV juegan con ventaja frente a la berlina eléctrica germana, que justo peca de espacio en altura para mejorar su aerodinámica y consumos. El Mercedes EQS SUV podría ser una interesante alternativa, en este caso.

No es el único caso en el que un fabricante occidental está perdiendo la batalla con el mercado chino o tiene que buscar rendijas para colarse en un país tan diferente de Europa y Estados Unidos. Tesla también ha tenido que bajar sus precios, pese a que sus ventas son muy altas allí y Volkswagen ha tenido que salir en búsqueda de ingenieros chinos que desarrollen aplicaciones de software específicas para cubrir las necesidades de los clientes.

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