Ah shit, her we go again!
Podría ser cualquier aficionado a la Fórmula 1. Un seguidor de Fernando Alonso, más concretamente, cualquier mes de marzo ante una nueva temporada.
Este año, el asturiano arranca en Aston Martin. Poco y mucho ha cambiado. El aficionado sentado delante del sofá. Las promesas de luchar por otra victoria, por ver al piloto español en lo más alto. Fernando Alonso buscando, de nuevo, el imposible en un nuevo salto de espaldas con triple tirabuzón. Incombustibles hasta comprobar desilusionados, pasadas dos, tres, diez citas (los más optimistas) que nada ha cambiado.
Porque lo cierto es que mucho ha cambiado. Desde aquella primera mitad de la década de los años 2000 cuando el asturiano elevó el interés por la Fórmula 1 a niveles que nunca habíamos conocido en España. Un español que nos decían que destacaba en Minardi pese a tener el peor coche del mundial.
Un español que cogió un monoplaza azul y llenó las calles, también, de banderas azules con una cruz amarilla de la Victoria. Un español que nos convirtió a todos en ingenieros, estrategas y, por supuesto, en expertos de uno de los deportes más técnicos y complicados del mundo.
¿Qué está pasando para volver a tener la ilusión por las nubes pese a reconocer casi imposible que volvamos a vivir aquellos días?
El relato y el drama
Lo que pasa es: Fernando Alonso.
Nadie en la Fórmula 1 ha manejado el relato igual que el español en los últimos años. Si nos atenemos a los resultados puros y duros, a las frías cifras, nos dirán que Fernando Alonso lleva más de una década sin competir por un Mundial. Que en sus últimas siete temporadas en Fórmula 1, el español sólo ha sumado dos podios.
Y aquí estamos de nuevo. Después de una complicada salida de Alpine, Alonso firmó por Aston Martin. De El Plan ya no queda nada. De las buenas sensaciones en la pretemporada pasada, poco o nada quedó a lo largo del año. Y, sin embargo, volvemos a ilusionarnos. No basta con que Esteban Ocon le derrotara en el particular mano a mano entre compañeros (sólo Jarno Trulli en 2004 y Jenson Button en 2015 lo habían conseguido).
Podríamos decir que todo se resume en este tweet. En agosto, nadie podía presagiar que Aston Martin, séptimo equipo el año pasado y que no pasó del sexto puesto en ninguna carrera, pudiera ilusionar en 2023. Seis meses después, la expectación se ha disparado. Se habla de estar arriba, de ganar carreras. Y Fernando Alonso ha hecho lo (segundo) que mejor sabe hacer: crear expectación.
Ese "no lo sé" a la pregunta de si se podrá ganar una carrera a lo largo del año resume el relato que el asturiano siempre ha tratado de mantener vigente. Que se pueda, o no, ganar carreras es secundario. Lo importante es mantener la expectación. Tener a la gente enganchada. Y los medios entran al juego.
A falta de conocer si se plasma o no sobre el asfalto, las declaraciones de Fernando Alonso invitan al optimismo. Como ya sucediera en sus primeros compases con los equipos anteriores, habla del AM23 como "un coche fácil de conducir" y de Aston Martin como de un equipo "lleno de talento e ilusión". Y pese a que recalcaba que "no es realista pensar que estaremos cerca de los tres mejores, así que vamos paso a paso", la expectación está disparada.
Las declaraciones sobre el asturiano y su equipo se multiplican. "He escuchado grandes cosas de ellos", decía Charles Lecrec. "Por primera vez desde 2012 tiene un coche rápido", apuntaba Antonio Lobato, periodista siempre cercano al español. "Según nuestros cálculos, Aston Martin podría terminar en segundo lugar", anticipaba Toto Wolff en nombre de Mercedes. "Aston Martin ha dado un gran paso al frente (...) Fernando en particular me parece muy competitivo", señalaba Christian Horner, jefe de equipo de Red Bull.
Haciendo su papel
Lo cierto es que Fernando Alonso vuelve a enfrentar una temporada más como mejor sabe hacer. Es uno de los motivos por los que le fichó Aston Martin el pasado verano. Con el asturiano, el equipo gana a un veterano para desarrollar el coche, acompañar a Lance Stroll en su crecimiento en la Fórmula 1 y atraer patrocinadores y el foco de atención sobre el equipo.
Con Sebastian Vettel, tetracampeón del mundo, el intento fue parecido pero el alemán nunca ha conseguido atraer tantas miradas y levantar tanta expectación como sí ha conseguido Fernando Alonso, pese a tener peores resultados en el global de su carrera.
Con el español en sus filas, será fácil que Aston Martin gane repercusión, un equipo que no siempre ha sido visto con buenos ojos, ya que Lance Stroll, piloto de la escudería, es el hijo del dueño de la misma, Lawrence Stroll, quien compró el 16,7% de la misma.
Además, mejorar su imagen en la Fórmula 1 también puede ser un impulso para sus vehículos de calle. La compañía no atraviesa por su mejor momento y aunque ha mejorado ligeramente en bolsa, en 2022 perdió 495 millones de libras antes de impuestos, más del doble que la pérdida de 213.8 millones de libras en 2021. El propio Lawerence Stroll está ganando peso dentro del fabricante.
Con los objetivos de las cámaras apuntando al equipo, Fernando Alonso ya ha ganado su primera batalla. Le queda toda la guerra por delante. Los primeros test han sido optimistas. Estamos a unas horas de comprobar si éstos han sido lo suficientemente realistas para poder mantener la ilusión a lo largo del año. De momento, el asturiano ha vuelto a anotarse un tanto en el terreno que mejor domina.
Foto | Aston Martin
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