Hace casi un año, Fiat presentaba el Topolino. Stellantis ahondaba en la idea del Citroën AMI con un pequeño vehículo eléctrico de menos de tres metros apra moverse en un entorno urbano y con un punto mucho más chic, cool o, sencillamente, atractivo visualmente que la opción francesa. Un vehículo que se vendió, por encima de todo, como italiano.
Ahora Italia le ha negado el acceso por no ser lo suficientemente italiano.
El Fiat Topolino. Si por algo se caracteriza Carlos Tavares es por exprimir al máximo los recursos que tiene para sacarles el máximo partido. Un buen ejemplo es el Fiat Topolino. Este vehículo eléctrico se presentó en 2023 como una nueva opción para moverse por la ciudad a un precio bajo con mucho estilo.
En realidad, este cuadriciclo ligero o pesado (según la versión escogida) es un Citroën AMI remarcado y al que se le han añadido multitud de detalles estéticos. El vehículo es el mejor ejemplo de cómo ahorrar costes en la cadena productora. La parte delantera y trasera es la misma, solo cambia el color de los faros. Y lleva la misma puerta en ambos lados, por lo que es asimétrico en su lateral, con la puerta del conductor abriéndose de manera tradicional y la del copiloto en el sentido contrario.
Un filón. Pero lo realmente interesante del Fiat Topolino para Stellantis es su capacidad camaleónica. Si algo ha aprendido la firma italiana de su Fiat 500 es la facilidad que tienen para sacar mucho dinero con pequeños detalles estéticos. Esto les permite poner en la calle el mismo coche embalado en el papel de regalo de una nueva "edición especial".
El Citroën AMI (el Fiat Topolino en este caso) es un gran ejemplo de ello. Hemos visto su versión Buggy y con el salto a Fiat se recuperó el nombre de Topolino, famoso por ser un coche muy barato en entre las décadas de 1930 y 1950. El embalaje era, en este caso, los tonos pastel, el juego de rayas en el interior y los tapacubos pintados para evocar esa Italia de los años 50 y 60.
Un detalle no tan menor. Si su estética y el ejercicio de marketing, con fotografías en un bello pueblo italiano, no fueran suficientes para recalcar la italianidad del producto, Fiat decidió incorporar una pequeña bandera italiana en la puerta del coche vehículo eléctrico.
Ese pequeño detalle estético ha servido como justificación para detener 134 unidades del modelo en la frontera. Sí, hay 134 Fiat Topolino que no pueden entrar en Italia porque "no son italianos, no pueden exponer la bandera en el flanco, violan la ley", en palabras recogidas por La Repubblica, diario que ha confirmado el caso.
Una bandera, un queso y mucho más que eso. El motivo por el que se defiende la detención de este cargamento de Fiat Topolino es la aplicación de la una ley creada para proteger la comercialización del queso Gran Padano.
A principios de los años 2000, a Italia empezaron a llegar quesos de fuera de sus fronteras que utilizaban la simbología italiana como reclamo. Según se defiende en dicha normativa, se trataba de evitar la confusión del comprador por lo que un productor que fabrique fuera de Italia no puede utilizar imágenes, nombres, banderas o cualquier otro tipo de reclamo que recuerde al país para vender sus productos.
Por lo tanto, aseguran en el diario italiano, que los agentes de aduanas se han basado en la aplicación de esta normativa para detener a más de un centenar de Fiat Topolino en la frontera. Pero, de fondo, lo que realmente hay es una batalla entre Stellantis y el Gobierno italiano. Y el Topolino no es más que la segunda víctima.
Fue Milano mientras duró. La detención del Topolino es la segunda medida de presión que el Gobierno italiano emplea contra Stellantis. Apenas unas horas después de presentarse de manera oficial el Alfa Romeo Milano, primer SUV completamente eléctrico de la marca, el gobierno italiano instó a cambiar el nombre. Ahora, el coche se llama Alfa Romeo Junior.
A pesar de que el fabricante había anunciado el nombre de su primer coche eléctrico semanas antes de presentarlo oficialmente, el Gobierno italiano esperó a que Alfa Romeo hubiera basado buena parte de su campaña de marketing en su conexión con la ciudad de Milán para obligar a la compañía de Stellantis a retirar el nombre.
De Marruecos. Lo que ha alegado el Gobierno italiano para justificar estas dos acciones es que ninguno de los dos coches se produce dentro de las fronteras italianas, así que no se pueden vender con reclamos comerciales que recuerden al país.
En el caso del Alfa Romeo Milano, el SUV eléctrico se fabrica en Polonia. El Fiat Topolino se fabrica en la misma planta que el Citroën AMI, dadas todas las sinergias que existen entre ambos modelos. En este caso llegan de Marruecos, donde se produce a un precio extraordinariamente bajo.
Una nueva batalla. No sabemos si la última o no, ya que de seguir así las firmas italianas de Stellantis tendrán que tomar todo con las máximas precauciones para no volver a vérselas con el Gobierno italiano. La guerra entre compañía y Gobierno parece ir para largo.
En los últimos meses hemos visto a Carlos Tavares presionar con miles de despidos en el país y asegurar que el único medio para fabricar los coches baratos que queremos comprar es llevarlos a países menos desarrollados, como India. Incluso está valorando que sus plantas italianas ensamblen los coches chinos de Leapmotor que, según el propio Tavares, tanto daño está haciendo a la industria europea.
Fiat, aseguran en La Repubblica, confirma que optará por la opción más sencilla: eliminar la bandera de la puerta. Desde la compañía recalcan, además, que nunca han escondido que la fabricación del coche es marroquí. Por parte del Gobierno, la victoria es menor porque cualquiera podrá pegar un pequeño adhesivo calcado al del vehículo original.
Imágenes | Fiat
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