Ford quiere que conduzcamos sin manos. Ya se puede en Reino Unido y lo hemos probado

Apretar un botón, que se encienda una luz y, simplemente, levantar el pie de los pedales y las manos del volante.

Cada día más conductores están acostumbrados a que su coche pueda realizar el 75% de las acciones anteriormente descritas. El control de crucero adaptativo se ha convertido en una herramienta genial para quien no le gusta o no le apetece conducir.

“En mi coche va perfecto y yo, siempre que puedo, lo utilizo. Para mí es mágico”, menciona uno de los compañeros periodistas que me acompañan a una de las oficina de Ford en Reino Unido. La firma norteamericana tiene uno de sus asentamientos más grandes de Europa en el país y Londres acoge algunos de sus centros de desarrollo.

Hasta aquí hemos venido para conocer cómo funciona BlueCruise, el sistema de ayuda a la conducción más avanzado de la firma. Un nivel 2 de autonomía que, en Europa, solo está disponible en Reino Unido. En Estados Unidos lo utilizan casi 200.000 conductores. Con él, el coche avanza en el carril a la velocidad elegida, guardando la distancia de seguridad y girando el volante por sí mismo sin la intervención humana.

Nada nuevo, salvo por el pequeño detalle de que, en este caso, el vehículo ya no exige que mantengamos las manos en el volante. Sólo necesita que el conductor preste atención a la carretera, una obligación que el vehículo vigila con unos sensores infrarrojos que se mantienen atentos al movimiento de nuestros ojos.

Esto es así porque, en caso de llevar gafas de sol, el vehículo puede comprobar que nuestros ojos se mantienen fijos al frente y no están cerrados o mirando a cualquier otra parte.

Mira, mamá, sin manos

El (terrible) chiste se torna realidad. Al menos la primera parye porque si algo puedo decir del sistema presentado por Ford es que se siente seguro. Muy seguro.

Es sorprendente la facilidad con la que tomamos como normal que los vehículos pasen a nuestro lado y, al mirar por la ventanilla, puedan ver a un conductor de brazos cruzados. Y esto se consigue, evidentemente, por la confianza que transmiten todos los movimientos del vehículo.

“Sí, hemos refinado el sistema”, nos confiesa un ingeniero con el que viajamos de copiloto. Le digo que durante mi prueba del Ford Mustang Mach E, el control de crucero adaptativo no me pareció lo suficientemente fino. De hecho, destacaba su brusquedad en las aceleraciones, las frenadas y, sobre todo, a la hora de tomar las curvas. En esta ocasión, apenas queda rastro de aquello.

Sí, la aceleración sigue siendo un pelín agresiva en algunas ocasiones, pero no tiene nada que ver con las sensaciones transmitidas en aquella prueba. El vehículo va invariablemente por el centro del carril y aunque las curvas no son demasiado pronunciadas. Se elimina por completo esa sensación de que el coche no reacciona hasta pisar la línea. Y, sobre todo, sorprende la velocidad y la precisión con la que reconoce los límites laterales una vez hemos cambiado de carril.

Todo ello ayuda a que, cuando el coche nos avisa que podemos soltar las manos, estemos totalmente confiados en el vehículo. Para ello, es necesario circular por una carretera previamente mapeada. En Reino Unido suman 3.700 kilómetros. Con el control de crucero adaptativo activo, el vehículo resalta una luz azul en el cuadro de instrumentos y un mensaje nos avisa de que podemos retirar las manos del volante. A partir de ahora, podemos hacer con ellas lo que nos venga en gana.

Son las 11 de la mañana y en la carretera hay mucho tráfico. En el carril izquierdo (cuesta habituarse a que éste sea el carril reservado para los vehículos lentos) está lleno de camiones. En el central, las cosas avanzan más deprisa y por la derecha nos adelantan quienes superan los límites de velocidad. Y con las manos en los bolsillos comprobamos con sorpresa que el coche no duda ni un instante. No hay nada que genere una reacción inesperada.

A pesar de su tamaño, los camiones no generan pequeños frenazos fantasma. Aunque otros vehículos nos adelantan y se sitúan delante, el coche relaja la aceleración con suavidad. Cuando me doy cuenta, viajo 20 mph, unos 32 km/h más despacio del límite máximo de la vía y no sé cuándo el coche ha frenado o ha dejado de acelerar. La solución es sencilla, pulso el intermitente, inicio con una pequeña inclinación en el volante el gesto de cambiar de carril y el coche se desplaza a la derecha.

En un instante, ha detectado su nuevo espacio, ha comprobado que todo a su alrededor cumple con la seguridad necesaria para, de nuevo, mandarme le aviso de que puedo retirar las manos del volante. No miento si digo que me tiene maravillado la facilidad con la que hace todo. He probado muchos sistemas de ayuda a la conducción y, sin duda, esta versión del BlueCruise se pone muy arriba en la clasificación de los mejores.

Es la suavidad lo que más me sorprende. Es la que permite que me mantenga completamente relajado con las manos (jeje) fuera del volante. Tanto nos relajamos que una luz roja se enciende en el cuadro de instrumentos: “mantenga la atención en la carretera”. Sí, estamos tan confiados que el Ford Mustang Mach E nos recuerda que esto es un nivel de 2 autonomía y que tenemos que estar atentos a lo que sucede en nuestro entorno. Autónomo, pero no del todo.

Sus limitaciones y sus diferencias con otros sistemas

¿Entonces, esto no es completamente autónomo? No.

Como es un nivel 2 de autonomía, el coche nos exige mantener la vista al frente, en la carretera. “Mira lo que sucede si el conductor deja de prestar atención, se ha dormido o está teniendo un problema de salud”, nos avisa el ingeniero de Ford que viaja a nuestro lado.

Primero, comprueba que nadie se acerca por detrás, coloca una cartulina delante de los sensores infrarrojos y, evidentemente, las ondas pierden el contacto con nuestros ojos. Se activa el sistema de alarma.

Primero el coche manda señales visuales en la pantalla. Una luz roja quiere captar nuestra atención. Nos desentendemos de la misma y se lanza un aviso sonoro. El Ford Mustang Mach E no parece contento de que desobedezcamos sus órdenes y comienza a lanzar señales de alarma con lo que tiene a mano.

Sigue siendo necesario mantener la atención en la carretera. La tecnología lo permite pero no la regulación

Y entre sus recursos está el freno. Con pequeño frenazos, cortos pero contundentes tomamos, por fin, el control. Levantamos la cartulina y evitamos al Mach E su particular microinfarto.

“Se detendría por completo si no reaccionamos”, nos recalcan desde Ford. Y no lo dudamos, la capacidad del coche para tomar los mandos y actuar por sí mismo sorprende a cualquiera.

Es esta la diferencia entre el nivel 2 que presenta este Ford Mustang Mach E y un nivel 3 de autonomía. El que tiene Mercedes, con muchas limitaciones, disponible en Alemania. Con BlueCruise debemos permanecer atentos a lo que sucede en las carretera y, por tanto, como conductores somos los responsables últimos en un posible accidente. Aunque no llevemos las manos en el volante, tenemos que estar siempre operativos para tomar el control si es necesario.

Con un nivel 3 de autonomía, el coche tiene que reaccionar por sí mismo ante una adversidad. Si el vehículo sufre un accidente con el nivel 3 de autonomía activado, es el fabricante el que debe hacerse cargo de los daños y el que tendrá que responder con su propio seguro o los medios económicos con los que disponga.

Es una línea tan fina que se necesita de la máxima seguridad por parte de cualquier elemento ajeno al conductor. La infraestructura debe estar pensada para ello, con las líneas bien definidas. Se necesita mapear previamente la carretera por la que se circula y que la climatología garantice que la seguridad no está comprometida.

Si se desata una tormenta o aparece un banco de niebla que impide al vehículo funcionar con este nivel 2 tan avanzado, simplemente lanza el mensaje al conductor de que debe tomar los manos o, en caso de no haberse activado, no estará disponible.

Los Ford Mustang Mach E esperan "conducirnos" por la carretera

Al contrario que el control de crucero adaptativo, no es algo que el conductor pueda seleccionar por sí mismo. Necesita que el humano ponga en marcha esta ayuda a la conducción. Una vez detecta que las líneas y la distancia con otros vehículos es segura, el coche ofrece esta posibilidad. Sin estos requisitos, simplemente no lanza el mensaje.

En Inglaterra, Escocia y Gales es un sistema que está disponible en las carreteras cuyo nombre empieza por M. Son unos 3.700 kilómetros en los que se puede circular sin manos. En Estados Unidos son más de 102 millones de kilómetros repartidos por todo el país. Todas las carreteras tienen en común que están bien delimitadas y que los dos sentidos de la circulación están divididos por una barrera central.

La confianza de la marca en el sistema es total. Aseguran los cerca de 200.000 usuarios que lo tienen activo no han reportado ningún incidente y que Consumer Reports, asociación estadounidense especializada en recoger las experiencias de los clientes, ha posicionado el Blue Cruise como el mejor sistema de ayuda a la conducción.

Para disponer de este sistema en nuestro país, sería necesario que los legisladores (o los de Europa) dieran pasos para aprobar el uso de ayudas a la conducción tan avanzadas. En Europa, de momento, Mercedes puede operar bajo condiciones muy estrictas en Alemania (no pasar de 60 km/h o que el coche se encuentre en un atasco y, por tanto, esté guiado por otro vehículo). Reino Unido, sin embargo, ya está legislando para abrazar, incluso, sistemas de conducción autónoma más avanzados.

Pero, como casi cualquier gran avance de este tipo en el mercado del automóvil, el BlueCruise tiene un precio. Concretamente los 17,99 libras/mes que cuesta en Reino Unido. Con actualizaciones vía OTA, el coche tiene activas estas ayudas a la conducción o, por el contrario, el conductor necesitará llevar las manos en el volante. Además, de momento sólo está disponible para los Ford Mustang Mach E en su versión de 2023.

A su favor hay que decir que la suscripción ofrece tres meses completamente gratuitos y que, posteriormente, se puede activar y desactivar a conveniencia, sin necesidad de cumplir con un periodo de permanencia.

Puede ser especialmente interesante para quienes sólo realicen viajes especialmente largos durante sus vacaciones de verano o en fechas señaladas (Semana Santa, Navidad…) y opten por pagar dicho extra durante un mes concreto al año o jueguen a activar y desactivar el sistema.

De momento, viajar sin necesidad de tocar el volante tiene un precio y unas limitaciones pero nos bajamos del Ford Mustang Mach E con la sensación de que ponemos un pie en el presente después de haber circulado durante unos minutos por el futuro.

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Fotos | Xataka

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