Alfa Romeo siempre presumió de sus orígenes. Ahora sabe que el Grana Padano es (mucho) más italiano que su último SUV eléctrico

Una ley pensada para proteger al queso italiano ha tumbado el nombre del primer SUV eléctrico de Alfa Romeo

El primer coche completamente eléctrico de Alfa Romeo ha estado rodeado de polémica desde que se hiciera oficial hace solo unos días. Hace menos de una semana que se presentó en sociedad el Alfa Romeo Milano. Un SUV eléctrico pequeño, de estética que ha causado revuelo... y que ya no se llama Milano.

Esto es todo lo que ha sucedido con el nuevo... Alfa Romeo Junior.

Menudo lío. En parte, seguro que desde dentro de la marca Alfa Romeo se esperaban que se levantara el revuelo que se ha levantado. No es para menos. Alfa Romeo, siempre caracterizada por un evidente enfoque deportivo presentaba su primer coche completamente eléctrico. El que, por entonces, se denominaba Alfa Romeo Milano.

Y la reacción entre los aficionados más cercanos a la marca no se hizo esperar. Para ellos es poco menos que una traición que Alfa Romeo ya cuente en su gama con un coche completamente eléctrico. Podríamos pensar que es cuestión de los tiempos que nos ha tocado vivir pero, además, es un SUV urbano, de estética que ha dejado muy fríos a los aficionados.

Esta no es mi Alfa. Es algo que se le viene criticando a Alfa Romeo desde hace tiempo. La marca se ha caracterizado por una clara vocación deportiva y por diseños arriesgados y muy distintivos que dejaban claro al primer golpe de vista qué marca teníamos delante de nosotros.

Pero los números son los números y los italianos han tenido que redirigir su producto a un grupo mayor de clientes potenciales. El Giulia parecía recordar a la Alfa Romeo de antaño (volvía entre otras cosas a la tracción trasera) pero algunos ya se rasgaron las vestiduras con el Alfa Romeo Stelvio, su primer SUV. Después llegaría el Alfa Romeo Tonale, que está cosechando malos números.

Perdiendo identidad. Lo explicaba bien Guillermo García Alfonsín en este vídeo de Youtube sobre el Citroën C6. Alfa Romeo es una marca como DS. Pretende posicionarse en un mercado premium para vender sus productos por encima de los generalistas. Y, sin duda, ese nicho de mercado hace tiempo que se ha reducido hasta casi desaparecer.

Con el tiempo, el cliente ha ido más valor a la marca que al vehículo en sí mismo. Para este tipo de marcas con un volumen de ventas más reducido esto ha sido un problema, con los clientes optando por el trío alemán de Audi, BMW y Mercedes.

Eso ha hecho que la rentabilidad de sus productos sea mínima. Con menos dinero, tienen que compartir más elementos con el resto de modelos de su grupo (en este caso ambos de Stellantis) para no perder dinero. Sin esas soluciones técnicas y de diseño que los hacían distintivos, el cliente tiene menos motivos para la compra y todo se agudiza en un círculo vicioso en el que ambas compañías no han dejado de perder.

Empezamos con mal pie. Con este panorama, Alfa Romeo tenía una dura misión por delante: hacer atractivo su primer coche eléctrico que, además, es un SUV urbano. Desde luego, no parece una misión fácil para una compañía que ha basado gran parte de su historia en las berlinas coupé de comportamiento y diseño diferencial.

Además, la compañía italiana tiene que compartir plataforma con un buen puñado de coches para ahorrar costes. Para hacerlo distintivo, Alfa Romeo ha optado por un diseño más agresivo que los Opel Mokka, el Peugeot 2008, el Jeep Avenger o el Fiat 600. Algo que no casa tanto con la tradición más orgánica y de formas fluidas que generalmente han gustado a los alfistas y que nos enamoraron con el Alfa Romeo Stradale. Y se ha armado.

Porque además de compartir muchos puntos duros con los modelos anteriores, algunos ven en el nuevo Milano Junior a un Renault (su diseñador Alejandro Mesonero-Romanos trabajaba hasta 2021 en la compañía francesa) y la clásica parrilla triangular central en la que se ha gravado la cruz roja (santo y seña de la ciudad de Milán) y la serpiente devorando a un hombre (del escudo de armas de la familia Visconti), que representan a la compañía, no han gustado.

"Que no soy Milano, que soy Junior". Como cuando Chiquetete proclamó en un evento con niños aquello de "que yo no soy Rey Mago, que soy un cantante que se llama Chiquetete", nos sorprendía una nota de prensa de Fiat en el correo electrónico. "¿El nombre Milano, no? ¡Junior entonces!", se titulaba la información de la compañía italiana.

En la información aportada por la marca se explicaba que el nombre de Milano hacía referencia al origen de la compañía y que había sido elegido como homenaje (por los propios seguidores) ahora que la marca da un nuevo paso hacia la electrificación. Algo así como volver a los orígenes. Pero, a falta de unas semanas, el Gobierno italiano ha confirmado a la marca que no pueden utilizar este nombre por cuestiones legales.

Alfa Romeo, que dice poder estar segura de utilizar este nombre, ha decidido cambiarlo a Junior, un nombre comercial ya utilizado en los años 60 en coches con un enfoque más juvenil.

ADN italiano. Aunque Alfa Romeo siempre presume de su sello italiano como valor de compra, lo cierto es que el Alfa Romeo (ahora) Junior se fabrica en Polonia. Y desde el Gobierno le hicieron ver a la compañía que un producto que no se fabrica en Italia no puede utilizar un nombre que dé lugar a confusión y que pueda hacer entender al cliente que se ha producido dentro de sus fronteras.

Lo que en su día dio origen a esta ley es la protección nacional de Italia hacia su queso grana paddano. Para evitar que compañías asentadas en otras naciones utilizaran el nombre del país o referencias a sus ciudades para dotar de valor a un producto que se fabricaba fuera de sus fronteras y que, por tanto, no cumplía con las reglas de las denominaciones de origen, aprobaron esta normativa.

No es el primer caso. Generalmente esta ley ha sido utilizada para impedir que productos extranjeros se vendan dentro de las fronteras italianas generando confusión sobre su verdadero origen pero incluso se han llevado acciones contra productos producidos o transformados y distribuidos fuera de sus fronteras. Es, por ejemplo, el fallo del Tribunal de Justicia de la Unión Europea contra una compañía francesa a principios de los años 2000.

Con este panorama, Alfa Romeo sí podría vender su SUV eléctrico bajo el nombre de Milano fuera de Italia y optar por el Junior exclusivamente dentro de sus fronteras. Sin embargo, esto exige un esfuerzo comercial que probablemente no compense teniendo en cuenta que, además, se espera que sea Italia donde más coches eléctricos de Alfa Romeo se vendan.

Imagen | Alfa Romeo y Wikimedia

En Xataka | Quién dijo que los familiares no son deportivos. Alfa Romeo tenía uno que rozaba los 140 km/h... hace 110 años

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