"Adelantarse a un futuro en el que el petróleo será residual", es según Sanam Vakil, directora del programa para Oriente Próximo y el norte de África del think tank londinense Chatham House, uno de los objetivos que se ha marcado Arabia Saudí con su Vision 2030.
Las palabras las recogen en El País, donde dedicaban un extenso artículo a un proyecto que pretende cambiar por completo la economía del país. Después de un siglo desde que se encontrara petróleo por primera vez en el país y su economía se disparara, el príncipe heredero de la familia Saud, Mohamed bin Salmán, ha emprendido el camino para transformar su dependencia del crudo.
Por el camino está llevando a cabo un lavado de imagen en todo tipo de ámbitos. Desde comprar a científicos españoles para elevar su posición en el ránking cualitativo de mejores universidades del mundo, hasta tratar de impulsar la liga de fútbol saudí comprando a las mayores estrellas posibles. Salvo Messi, pocos parecen resistirse a los petrodólares, que en algunas ocasiones llegan a cientos de millones.
Por el camino, la Fórmula 1, un campeonato de golf que ha obligado a la PGA estadounidense a plegarse a sus exigencias, The Line, una enorme ciudad de 120 kilómetros de largo y 500 metros de alto conformada por dos rascacielos, o compras millonarias de obras de arte, como el Salvator Mundi, atribuido a Leonardo Da Vinci.
Y en este camino por lavar su imagen y encontrar nuevas fuentes de negocio, Arabia Saudí ha puesto el ojo donde menos se esperaba: el coche eléctrico.
Arabia Saudí y el coche eléctrico
Aston Martin utilizará componentes de Lucid para sus futuros deportivos eléctricos. Es la última noticia que ha trascendido de la compañía, que lleva tiempo intentando revertir una situación económica complicadísima. Pero no es la única sinergia entre ambas compañías.
Arabia Saudí ha invertido más de 700 millones de euros en Aston Martin, de la que Aramco, su petrolera, es el segundo mayor accionista. En Lucid, el PIF, su fondo soberano, ya habría invertido más de 2.000 millones de dólares, según el Financial Times. El acuerdo pasa por fabricar 150.000 coches en suelo saudí. En el caso de Aston Martin, se quiere atraer la sede del equipo de Fórmula 1.
Es el último ejemplo de los intereses que Arabia Saudí ha demostrado en el coche eléctrico, pero no el único. Según Benchmark Mineral Intelligence, especialistas en la cadena de suministro de baterías para coches eléctricos, el país está dando importantes pasos para hacerse con una provisión fuerte tanto de materiales como para el procesamiento de los mismos.
Entre los movimientos, destaca un acuerdo con la australiana European Lithium. A través de Obeikan Investment Group, grupo de inversión saudí, el país contará con una mina que producirá 3.610 toneladas de litio al año en 2030. En 2021 llegó a un acuerdo con EV Metals Groups para levantar un complejo que podría producir 18.050 toneladas de hidróxido de litio para 2030, según cálculos de Benchmark Mineral Intelligence. Este mismo año, Novonix anunció un acuerdo con TAQAT Development, empresa saudí, para levantar una instalación capaz de producir 30.000 toneladas de ánodo de grafito.
Todos estos proyectos tendrán como objetivo nutrir de materiales y baterías suficientes para su próximo gran hito: producir medio millón de vehículos eléctricos en 2030. Ese mismo año aspiran a que el 30% de los vehículos que circulan por sus calles sean completamente eléctricos.
"Arabia Saudi solo quiere su parte en la cadena de valor global de las baterías: son demasiado importantes para ignorarlos, pero a pesar de todo lo que se habla de Visión 2030, Arabia Saudita será más un asignador de capital", asegura analista de referencia Mehdi en el informe de Benchmark Mineral Intelligence.
Por el camino, además de las inversiones en Lucid y Aston Martin, el país ha hecho lo propio con Human Horizons, una firma china donde se han inyectado 5.600 millones de dólares. Y ha lanzado Ceer, la primera marca del país de vehículos completamente eléctricos.
El camino para conseguir estos hitos y financiar estos proyectos pasa, como por casi todo en el país, por el petróleo. Arabia Saudí es el mayor exportador de crudo y el que lo consigue más barato, por lo que sus márgenes de beneficio son mucho mayores que los del resto de países. De momento, este mismo mes de junio ya anunció que recortaría su producción, en el último intento por mantenerlo el petróleo a un precio lo suficientemente alto como para sacar adelante un Vision 2030 que aspira a reconvertir por completo al país. Al menos, económicamente hablando.
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Foto | backer Sha