Lo llaman bicicletas eléctricas "sin batería ni recarga". Lo primero es discutible, lo segundo es completamente cierto. Al menos si entendemos la recarga como enchufar la bicicleta a la luz de nuestro piso o nuestro garaje. Y sí, hay quien vende bicicletas eléctricas con estas particularidades. Y pueden ser especialmente interesantes en ciudad.
Uno de estos fabricantes es Pi-POP, una empresa francesa cuyo principal reclamo es que vende "bicicletas sin litio". El objetivo es ofrecer un vehículo con asistencia eléctrica al ciclista pero careciendo de una batería de litio al uso, mucho más contaminante y pesada.
Pero, ¿cómo funciona entonces? De una manera muy sencilla: como un coche híbrido.
La bicicleta que funciona como un híbrido
Pi-POP es una empresa que fabrica sus bicicletas eléctricas en Orleans. Asegura que su objetivo es que dependamos menos de generar energía y que, con sus bicicletas eléctricas, aspiran a reducir nuestro impacto en el medio ambiente.
En los últimos años, el uso de bicicletas eléctricas se ha disparado. Poco antes de la pandemia ya era un sector en auge. Durante la crisis de Covid-19, con la cadena de suministro rota, el precio de las bicicletas y su demanda se desbocó. Desde entonces, la compra de bicicletas eléctricas ha sido una constante.
Las facilidades para hacer ciclismo con una bicicleta eléctrica ha aumentado el público de las mismas. Personas que ya no pueden hacer tantos esfuerzos y son asistidos por una batería y un pequeño motor eléctrico para llegar más lejos o, simplemente, para desplazamientos urbanos más cómodos y en menor tiempo.
Precisamente a este público va dirigido el producto de Pi-POP. Sus bicicletas prescinden de una batería de gran tamaño pues consideran que en los desplazamientos urbanos no se necesitan autonomías de decenas de kilómetros para asistir al pedaleo.
En su propuesta, Pi-POP prefiere sustituir la batería por una pila conformada por carbono, hojas de aluminio, hojas de celulosa y polímero. Una combinación que carece del litio (más costoso y contaminante) y que tiene una vida útil, según la marca, de entre 10 y 15 años.
Esta pila, que ellos denominan como supercondensador, se recarga cuando la bicicleta frena o se desciende una cuesta. Al estilo de lo que hace un coche híbrido, que recupera parte de la energía liberada en una frenada para recargar sus baterías. En este caso, es algo así como bajar las cuestas en bicicleta "con el freno motor" echado.
Con este sistema, el ciclista puede ir recargando la batería en las bajadas para, más tarde, tener batería disponible en las subidas. De esta manera, la batería siempre se puede volver a rellenar durante un mismo trayecto.
La idea es realmente interesante para una bicicleta urbana. Hay que tener en cuenta que una bicicleta eléctrica con una gran autonomía necesita una batería que eleva sensiblemente el peso final de la misma. En ciudad, donde es habitual pasar bordillos o subir la bicicleta a casa a diario, son esfuerzos que se acumulan y minan las fuerzas poco a poco.
La bicicleta de Pi-POP ya va por su tercera versión y se puede comprar por un precio de 2.450 euros.
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Foto | Pi-POP
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