"En el coche eléctrico también hay días malos". Me lo dijo un hombre de Plasencia (Extremadura) mientras cargaba su Tesla Model 3 en un cargador de Maqueda (Toledo). Poco antes, había comprobado todos los males de las cargas del coche eléctrico. Para no caer en los mismos errores que yo, aquí van unos consejos.
Lo primero es ponernos en antecedentes. Tenía entre manos un Nissan Ariya para analizar. Un coche que en su versión de batería pequeña tiene 63 kWh y que camino de a Extremadura arrojó unos consumos de 21 kWh/100 km, todos los kilómetros por carretera.
A la vuelta, me detuve en el supercargador de Tesla de Almaraz (abierto a todos los coches eléctricos). Por delante, 200 kilómetros exactos para llegar a Madrid. Apuro el último sorbo de café. Miro el móvil. Perfecto, 90% de batería. Escucho un "¿no cargamos por completo?" a mi espalda. De mi boca sale un terrible "con el 90% hacemos unos 270 kilómetros, muy mal se tiene que dar para no llegar a casa. A malas, siempre podemos parar por el camino".
Y los kilómetros avanzan. Y los kilómetros que bajan de la batería. Y el colchón de 70 kilómetros que mengua. Y un "paramos en Maqueda que así aseguramos", pues no tengo enchufe doméstico y tengo que salir a buscar un cargador cuando quiero hacerle más kilómetros al coche.
Historia de la ansiedad de la autonomía
Cuando uno viaja en coche eléctrico, lo primero que tiene que saber es que debe lidiar con la ansiedad de la autonomía. Cada uno como mejor pueda.
Llegamos al enchufe de Maqueda. Dos puntos de carga de Iberdrola y uno que no funciona. Intento acceder a la aplicación. Hay un error: imposible acceder. Aparece mi compañero de carga y dice que va a llamar al teléfono de averías. Mientras tanto me pregunta, "si no te importa, voy poniendo el mío, serán 10 minutos".
Cumple al dedillo: "me marca que llego a Fuenlabrada (Madrid) con un 2%, cuando marque un 5% lo desenchufo". Mientras tanto, llamamos al número de atención al cliente de Iberdrola. Nos atiende una persona que comprueba que sí, hay un error generalizado en esa zona con la aplicación. Mi pareja consigue darse de alta y podemos ir cargando en corriente alterna a 11 kW durante unos minutos.
Se retira el conductor del Tesla Model 3, nos deseamos un buen viaje y cuando vamos a cambiar de enchufe la aplicación se viene abajo de nuevo. Ni mi pareja ni yo podemos acceder a la misma. Nos subimos al coche dispuestos a llegar al siguiente punto de carga. Oigo un "espera, ya me funciona". Salimos del coche y, con la mano ya casi en la manguera, el punto de carga lanza una luz azul. Por unos segundos, alguien ha reservado el enchufe antes que nosotros.
Toca esperar o lanzarnos a por el siguiente punto de carga. Decidimos lo segundo. Esta vez, ya en Navalcarnero, podemos conectarnos al punto de carga. 15 minutos, lo suficiente para llenar la batería en casi un 30%, llegar a casa y poder utilizar el coche al día siguiente con relativa tranquilidad.
Nada es lo que parece (algunos consejos)
¿El resultado? Un viaje de dos horas y cuarto (sin paradas) acabó transformándose en una odisea de cuatro horas y cuarto. ¿La moraleja? Un 10% en un punto de carga puede marcar la diferencia entre llegar o no casa, en hora y viajando tranquilo.
¿Qué podemos hacer si nos estamos planteando la compra de un coche eléctrico y no queremos pasar por esta situación? Lo primero es no tener miedo a sufrir mi experiencia porque, en definitiva, no deja de ser un cúmulo de malas decisiones y circunstancias. Pero sí es interesante tener unas directrices básicas en el bolsillo.
Cuánto consume mi coche
Lo primero que tenemos que saber con seguridad es el consumo de nuestro coche. "Es que volviendo a Madrid, se consume mucho más", me confirmaba el dueño del Tesla Model 3. Y es algo que yo ya sabía por otras pruebas anteriores. Pero, ¿cuánto más? Aquí entra en juego nuestra experiencia personal con cada vehículo.
Tener claro cuánto consume el coche con frío, con calor, con la climatización puesta y, sobre todo, en función de la orografía es esencial para sacar la calculadora y echar cuentas. Yo sabía que el Nissa Ariya tiene en sus baterías unos 300 kilómetros circulando a 120 km/h y con terreno favorable. La vuelta, sin embargo, me confirmó que esta autonomía podía reducirse hasta poco más de 220 kilómetros recuperando la altura perdida.
Echar estas cuentas es esencial, pues de momento ningún navegador de ningún coche ha sabido darme el resultado exacto (o muy aproximado) de lo que iba a consumir por el camino. De hecho, en la ida, el sistema del Nissan Ariya me arrojaba un (nada tranquilizador) 5% a mi llegada al cargador de Tesla en Almaraz. Alcé la ceja y decidí hacerle caso pero llegué con un margen del 30%, algo que ya me imaginaba.
Y no es algo que sea achacable solo al Nissan Ariya. Me ha sucedido con todos los coches que han pasado por mis manos, con mayor o menor margen de error, pero todos se han desviado en una cantidad nada desdeñable de kilómetros si utilizaban sus propios mapas. Los que más se han acercado, los que utilizan Android Automotive. Las mejores cuentas, por tanto, las de nuestra calculadora.
Paramos en el próximo cargador
Viajar sin un plan definido en un coche eléctrico es un error salvo que no tengamos que parar por el camino. Hay unas cuantas cosas que pueden salir mal, así que, lo mejor, tener un plan A y, al menos, uno B.
Lo ideal es mirar con tiempo los cargadores que tenemos disponibles. Los coches no Tesla, por ejemplo, no contemplan los supercargadores que sí están abiertos para ellos. Y, además, pueden no tener en cuenta algunos que hayan sido abiertos hace poco. Tampoco (como es lógico) que puedan estar estropeados.
Por tanto, ante la duda, el mejor amigo es Electromaps. Así podemos saber el estado en el que se encuentra el cargador y si alguien ha reportado algún tipo de avería en los últimos días. Los usuarios también suelen acompañar sus reservas con fotos y con algunas indicaciones, como si hay un bar cercano donde tomar un café y pasar por el baño, sus horarios o si hace falta entrar (y pagar) un aparcamiento.
En mi caso, ya me ha sucedido en dos ocasiones que he ido a cargar y uno de los enchufes estaba estropeado. Por ello, lo mejor es siempre ir con red y valorar que podamos llegar al siguiente enchufe por el camino. Además, es recomendable reservar el punto de carga siempre que sea posible.
Paradas que se alargan
Por último, hay que tener en cuenta que el tiempo que tendremos que invertir en las paradas es aproximado. No siempre nuestro coche cargará a la potencia máxima por unas u otras razones.
En mi experiencia personal, los enchufes de 150 kW rara vez me han recargado la batería a esa potencia, siendo los de Tesla los más fiables. En los de la marca estadounidense tampoco he sufrido ninguna avería.
Pero en los enchufes que tengo cerca de casa, y los que me suelo encontrar en el camino, de momento no he cargado a máxima potencia ni en los de Iberdrola, ni en los de Endesa, ni en los de Wenea. Por uno u otro motivo, las paradas siempre han sido un poco más largas de lo previsto.
Lo que tenemos que tener claro es que, de ser posible con nuestro coche, lo más recomendable es preacondicionar la batería de nuestro coche antes de llegar al punto de carga. Algunos automóviles eléctricos lo hacen automáticamente si hemos marcado la parada en el navegador pero en otros debemos seleccionarlo manualmente y en otros no se puede. En estos dos últimos casos es probable que la batería esté fría o demasiado caliente y el coche no pueda rellenar la batería a la velocidad deseada.
También hay que tener en cuenta que cuantos coches están cargando en el mismo espacio y que, en aquellos puntos de carga con varios enchufes, la potencia se tendrá que repartir entre vehículos, por lo que, una vez más, las recargas se alargarán.
Además, siempre recomiendo extender un poco más las paradas de lo que nos marque el navegador (una vez más nuestra calculadora mental es esencial) pues más vale estar parado 10 o 15 minutos más y contar con un colchón de kilómetros para el camino por si se tuercen las cosas (como en mi último viaje) y acabamos perdiendo más de una hora por ser impacientes un poco antes.
En Xataka | Mi trabajo consiste en analizar coches. Esto le pido a un coche eléctrico para decantarme por él
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