La historia de la obra más chanante de Reino Unido: el imposible túnel bajo Stonehenge de casi 2.000 millones de libras

Una pelea de casi 20 años que ha enfrentado a la National Hightways británica con... prácticamente todo el mundo para la creación de una carretera bajo Stonehenge

Stonehenge tunel
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Stonehenge es uno de los monumentos de la antigüedad más visitados en la actualidad. Construido por una civilización que no dejó registros escritos, el propósito del monumento sigue estando bajo debate por parte de los investigadores. Eso sí, hay algo que estaba fuera de todo debate: la carretera A303, una de las principales vías que conectan Londres con el suroeste del país, era insostenible. Por eso, en 1995 se iniciaron los trámites para la creación de un túnel bajo el monumento.

Tras casi 20 años con el proyecto cambiando de despacho, el túnel se ha cancelado. Y ni las quejas de los activistas ni el posible riesgo a una obra milenaria o las amenazas de la ONU fueron elementos decisivos: el motivo fue… el dinero.

La A303. Hay muchos mitos alrededor de estas rocas monolíticas de más de 5.000 años y cuestiones sobre la logística, pero aunque es improbable que algún día conozcamos los motivos tras su construcción, al menos sabemos que la acústica debía ser imponente en la época.

Y algo que también sabemos es que la carretera que tiene al lado, la mencionada A303, es una pesadilla. Se trata de una autovía que, en el tramo que pasa junto a Stonehenge, se convierte en una vía de doble sentido, lo que implica congestiones brutales cada día para quienes se desplazan desde el suroeste del país hasta Londres. Y viceversa. Es por ello que, pese a que la Agencia de Autopistas pasó años buscando rutas alternativas, la solución que pareció más óptima era la de, directamente, soterrar la autovía.

Alternativa necesaria. Más allá de las congestiones, era una cuestión de seguridad. Los accidentes en la zona eran superiores a la media nacional y, a medida que Londres iba creciendo más y más, aumentó la urgencia para encontrar alternativas. El túnel se planteó ya en 1995: uno de cuatro kilómetros de largo que ya se topó con algunas preocupaciones sobre si afectaría a los restos arqueológicos de la zona. Además, había una preocupación estética si no se lograba una mejora en el paisaje.

Pasaron los años y desde Transporte fueron realizando modificaciones, como un túnel algo más corto, pero cuyo trazado iba a cortar una vía prehistórica entre el sitio arqueológico y el río cercano. Casi era peor el remedio que la enfermedad y el coste estimado de 183 millones de libras, se duplicó hasta los 470 millones para cumplir con las exigencias. El aumento de dinero y las polémicas provocaron que el Gobierno diera marcha atrás, pero la Agencia de Carreteras siguió estudiando cómo podían aliviar el tráfico en la zona.

¿Por fin? En 2005 se creó un comité gubernamental para abordar el problema y elegir una solución "asequible, realista y factible". De las cinco propuestas, había dos túneles, una rotonda que mantenía la A303 (no todo se soluciona con rotondas) y dos circunvalaciones, pero ninguna terminaba de convencer y las críticas debido a que serían perjudiciales tanto para los restos arqueológicos como para la fauna local de alcavaranes, muerciélagos y lechuzas hicieron mella en el proyecto. Además, los costes seguían subiendo y las opciones planteadas se situaban alrededor de los 540 millones de libras.

Los años pasaron, pero en 2019 parece que encontraron la opción ideal (que no distaba mucho, realmente, del plan original) y en 2020, y con unos costes que habían aumentado estratosféricamente hasta los 1.700 millones de libras, Highways England parecía que ya tendría su túnel. Ayudaría a reducir la congestión y se lanzó un guiño a los activistas afirmando que el paisaje sería mejor que antes, ya que la carretera actual sería invisible desde las piedras.

A303 Stonehenge Eastern Tunnel Entrance

El proyecto en firme. Aparte de la nueva carretera de 12 kilómetros, el plan de la National Highways incluía lo siguiente:

  • Puentes verdes que cruzarán la autopista. Estarían ajardinados para integrarse con el entorno.
  • Nueva pradera de 100 hectáreas para mejorar la biodiversidad de la zona.
  • Viaductos, cruces y desvíos con pantallas ambientales de 1,5 metros de altura para ocultar el tráfico de la vista.
  • La antigua A303 sería reconvertida en una vía pública de uso no motorizado, mejorando la accesibilidad al sitio prehistórico.
  • Y el túnel, clado, cubierto por césped, fuera de la vista de Stonehenge y con dos vías dobles.

Se preparó hasta un recorrido virtual, pero en YouTube está catalogado como privado debido a que las cosas no salieron como querían.

La amenaza de la UNESCO. A UNESCO eso del túnel bajo Stonehenge nunca le sonó del todo bien. Casi desde el principio se mostraron cautos con las propuestas y manifestaron su preocupación de cara a la integridad del sitio arqueológico. Recordemos que es Patrimonio Mundial, por lo que algo de voz y voto sí tenían en todo esto. De hecho, aparte de las dudas mostradas en el pasado, tanto en 2021 como en 2023 los representantes de la UNESCO advirtieron que Stonehenge podría perder su condición de Patrimonio Mundial.

Diferentes asociaciones como National Trust, English Heritage o el Consejo de Arqueología Británica, así como grupos de activistas locales, tampoco veían con buenos ojos el proyecto. Y más después del hallazgo de 2020.

Stonehenge era la punta del iceberg. Justo al lado del monumento prehistórico, a mediados de 2020 se encontró un conjunto de pozos. Formaban un anillo compuesto por alrededor de 20 pozos de unos cinco metros de profundidad y otros diez metros de ancho. Sus responsables los planificaron al detalle, ya que componen un anillo concéntrico con un diámetro de dos kilómetros rodeando Durrington Walls, el asentamiento cercano a Stonehenge.

Se supone que era el sitio en el que vivieron los constructores del monumento o los que se beneficiaron de algún modo de él, pero lo más importante es que ponía de manifiesto que, tras todos estos siglos, seguía habiendo restos arqueológicos sin descubrir en la zona. Esto, evidentemente, provocó que las diferentes organizaciones vieran cualquier proyecto de carreteras en la zona con mucho más recelo.

Muchas libras. Llegamos a 2024, año en el que los conservadores salen del poder. Los laboristas son los que mandan ahora y lo primero que se encontraron fue un agujero fiscal de 22.000 millones de libras. En la cámara de los Comunes, la canciller Racher Reeves afirmó a finales de julio de este 2024 que habría que hacer recortes con la contundente frase de "si no podemos permitírnoslo, no podemos hacerlo".

Dentro de ese agujero, Reeves afirmó que harían recortes y que proyectos de transporte de 1.000 millones de libras serían sometidos a una “revisión exhaustiva”. ¿Y con el ansiado, por algunos, túnel bajo Stonehenge de 1.700 millones? Reeves lo dijo claramente: el proyecto sería descartado. Al poco tiempo, National Highways actualizó la página del proyecto afirmando que buscarían nuevas vías para descongestionar la carretera, pero parece que esa alternativa no estará, ni remotamente, cerca de Stonehenge.

Imágenes | National Highways

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