Toyota salvó a Tesla de la bancarrota a cambio de lanzar un Toyota RAV4 EV
El SUV eléctrico tenía 160 km de autonomía y una aceleración de 0 a 100 km/h en siete segundos
Europa se ha lanzado a los brazos del coche eléctrico. Aunque, finalmente, se admitirán otras propuestas en el futuro, como el uso de combustibles sintéticos o la quema de hidrógeno (siempre que ambos sean neutros en carbono), a partir de 2035, lo cierto es que los políticos europeos han ido creando unas exigencias que han llevado a que la industria se decante casi obligatoriamente por esta tecnología.
En los últimos años, hemos visto cómo los límites de emisiones han obligado a electrificar en gran medida la flota de los vehículos que se venden en Europa, a cambio de no pagar multas por contaminación. También que Euro 7 vigilará dónde estará nuestro coche o que, para 2030, se quieren reducir drásticamente los niveles de CO2 de nuestros vehículos.
Todo ello, como decimos, ha terminado por decantar la balanza hacia el coche eléctrico, con buena parte de las marcas anunciando que sólo venderán este tipo de tecnología en el futuro. Medidas de presión que centramos en Europa pero que Estados Unidos aplicó con timidez hace más de 20 años.
¿Qué? ¿Que el país de las libertades obligaba a los fabricantes a vender coches eléctricos antes de que entrara el Siglo XXI?
Sí. Y ese es el origen de nuestra historia.
El Toyota RAV4 eléctrico con corazón de Tesla
Si en algo se parecen la California de principios de los años 2000 y la actual es por su acogida hacia el coche eléctrico. Este Estado compra alrededor del 40% de los coches eléctricos que se venden en todo Estados Unidos y, desde luego, era el lugar ideal para que vislumbrara el nacimiento de Tesla.
California está considerado como uno de los Estados más progresistas del país. Además, el dinero no falta (de momento), con el lujo hollywoodense de Los Ángeles y con la meca tecnológica del país que es Sillicon Valley, junto a San Francisco. Es el caldo de cultivo perfecto para lanzar una empresa que quiere ser completamente disruptiva.
Mucho mejor si, además, el propio Estado de California empieza a poner en marcha normativas que, directa o indirectamente, van a favorecerte. Hablamos de la obligación de matricular un 2% de coches eléctricos... en 1998. Sí, antes de llegar el Siglo XXI, California a través del California Air Resources Board ya obligaba a los fabricantes a matricular una pequeña cantidad de vehículos eléctricos si querían vender en el Estado.
Las exigencias, además, iban creciendo. En 2001 era necesario matricular el 5% de sus ventas y en 2003 se elevaba la exigencia hasta el 10%. Una normativa que, finalmente, dejó de aplicarse pero que recogía la clara vocación política que existía por el desarrollo de este tipo de tecnología.
Para adaptarse a estas exigencias, Toyota ya tenía un modelo completamente eléctrico. En 1997 había lanzado el Toyota RAV4 EV, un modelo completamente eléctrico del SUV que sólo se puso en el mercado con una fórmula para empresas. Era un modelo con una batería de 26 kWh de capacidad, que hacía unos 160 kilómetros y estaba limitado a 126 km/h.
El modelo estuvo disponible hasta la primavera de 2003, cuando Toyota decidió descontinuarlo por completo. Pero no sería el único Toyota RAV4 EV que veríamos. Poco después, ambas compañías llegaron a un acuerdo. Uno que permitió a Tesla salir de una situación crítica y a Toyota seguir experimentando con la tecnología.
Al tiempo que Toyota dejaba de lado su SUV eléctrico, en Silicon Valley se daban los primeros pasos de una nueva compañía llamada Tesla. Poco después, ya en 2006, Tesla lanzó al mercado el Roadster, un coche eléctrico que sorprendía por su potencia y que rápidamente atrapó la mirada de los ricos locales. George Clooney fue uno de los primeros en hacerse con uno... aunque años después renegara del coche.
Con el paso del tiempo y de los años, el futuro parecía prometedor para Tesla... si la quiebra no llegaba antes. Elon Musk invirtió más y más dinero en la compañía, ganando acciones y poder en la empresa. Pero el riesgo de quiebra amenazaba el posible crecimiento de la compañía. Así se llegó hasta la frontera de una nueva década pero, justo antes, Daimler dio un balón de oxígeno a Tesla cuando parecía herida de muerte.
La ayuda fue suficiente para dar el siguiente paso: producir el Tesla Model S. Había llegado el momento de tener una fábrica propia y lanzar al mercado un nuevo coche eléctrico. Era un todo o nada en el que resultó clave Toyota. Los nipones invirtieron dinero en la empresa de Elon Musk a cambio de que éstos le ayudarán a sacar adelante un nuevo Toyota RAV4 EV. Tesla, además, se hacía con una fábrica de Toyota en Freemont, clave para producir sus propios vehículos. Era 2010.
Dos años después, en 2012, Toyota presentaba su nuevo SUV eléctrico. Uno en el que había sido clave el trabajo de Tesla. Los estadounidenses habían trabajado codo con codo con los nipones para ofrecer todo su conocimiento en materia de baterías.
La marca presumía de un coche que podía realizar 160 kilómetros en modo completamente eléctrico, que con su propulsor de par inmediato podía acelerar de 0 a 100 km/h en poco más de siete segundos y cuya velocidad punta era de 137 km/h. Su potencia era de 154 CV y no se especificaban tiempos de carga más allá de que la potencia máxima admitida era de 9,6 kW.
Ah, y el coeficiente aerodinámico era de nada más y nada menos que 0,30 Cx, "más bajo que cualquier otro todocamino del mundo", recalcaban en la nota de prensa dl fabricante japonés.
Pero la colaboración no terminó de convencer a ninguna de las partes. Del entusiasmo inicial con el que Toyota había invertido 50 millones de dólares en Tesla en 2010 poco quedaba siete años después. El Toyota RAV4 EV había estado en el mercado durante tres años y había vendido 2.500 unidades. Una cifra ligeramente por debajo de las 2.600 unidades que Toyota decía esperar vender en el anuncio de su lanzamiento.
Los caminos acabaron por separarse en 2017, cuando Toyota vendió lo poco que le quedaba en Tesla. En 2016, ya habían puesto en marcha su propia división para desarrollar vehículos eléctricos. Una tecnología de la que, ahora, son los mayores escépticos. Tesla, sin embargo, ha conseguido alzar al Model Y como el coche eléctrico más vendido del mundo.
En Xataka | Tesla o Tesla. Desde Mazda recuerdan por qué los japoneses siguen siendo reacios al coche eléctrico
Foto | Toyota y De Mariordo - Mario Roberto Durán Ortiz
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